lunes, 14 de marzo de 2016

Inframundo.


Una LUZ ENTRE LAS TINIEBLAS.

Saludos otra vez, nuevamente me encuentro ante ustedes, en las profundidades de este averno dudoso, tratando de hallar la diminuta luz que abrirá mi entender en la siguiente cuestión: ¿qué es aquello que provoca al arte ser arte mismo?, ¿serían las cualidades de su creador?, ¿el propósito con el que se realiza?, ¿las extensas habilidades con las que se crea una nueva obra?, ¿qué sería?, ¿qué elementos se agrupan, y de qué forma, para dar nacimiento a un nuevo brillo en el mundo? Si pudiera definirlo en palabras simples, y ustedes saben que a mí me desagrada ser absoluto, diría que el arte es el resultado de una extensa habilidad creadora, vulnerable a un proceso de traducción del propio universo interno a la realidad inmediata. Arte es creación, y cuando hablamos de crear, la vida está implícita en ello, ves como tus creaciones se forman y crecen con mayores virtudes y nuevos hallazgos, y el artista se siente único al haber presenciado dicho suceso, porque sabe que es algo que provino de él en primeras instancias, pero debo decir que ahora, tristemente, es un proceso casi extinto, o que en todo caso, no se aprecia como tal. Que el arte sea arte puede tener multitud de razones, pero en otros casos, los alumbramientos artísticos pueden verse arruinados por algún superficial propósito desde su concepción, rompiendo el lógico equilibrio de un trasfondo, y una forma digna que lo integre. Esta verborrea no es sacada de la manga, aunque debo reconocer sinceramente que aprovecho esta inusual cuestión para compartirlo, siendo que cuando uno se decide a hacerlo, puede concebir un pensar ideal, aún de los temas más inverosímiles o sencillos. Quito candado y abro puerta a mi proyecto, Jornada de todos los héroes, para profundizar sobre la hasta ahora tetralogía de la inalterable guerra entre dos especies.
Esta es una saga bastante conocida, desprestigiada por algunos, aunque sobrevalorada por otros, con el propósito de entretener al público trayéndonos la trágica historia de una antigua guerra secreta entre aristócratas sedientos de sangre, vampiros del bajo mundo, y los vengativos Lycans, brutales hombres lobo. Tiempo ha pasado desde que se estrenó la primera cinta de esta serie, titulada Inframundo, que personalmente considero como mi favorita entre todas las demás, vemos en ella una interesante historia de la guerra milenaria entre dos especies, y cómo ocultas de los ojos curiosos de la humanidad, continúan sus constantes batallas con armas cada vez más letales, dedicadas a la absoluta matanza de sus enemigos.


“La guerra se había detenido de forma repentina. Lucian, el líder más temido y despiadado del clan licántropo por fin había sido asesinado. La horda licántropa se disipó en el viento en una sola noche de fuego y castigo. La victoria parecía estar a nuestro alcance, era el derecho a nacer de los vampiros. Ya han pasado casi seis siglos desde aquella noche, la antigua enemistad se negó a seguir a Lucian a la tumba. A pesar de que los licántropos eran menos en número, la guerra en sí era mucho más peligrosa; la Luna ya no dominaba. Los licántropos más viejos y poderosos podían transformarse a voluntad, las armas habían evolucionado, pero las órdenes eran las mismas: cazarlos y matarlos, uno por uno. Era una campaña muy exitosa, tal vez, demasiado exitosa. Para aquellos como yo, un traficante de muerte, esto era el fin de una era…al igual que las armas, nosotros también seriamos obsoletos. Qué lástima, porque eso era mi vida…”.

Introducción de la película.

Lo que más me impactó, o al menos visualmente, de todas las películas de la saga, fue su audaz y hermosa protagonista, Selene, una cazadora, una guerrera al servicio del clan vampiro para eliminar a los Lycans, aunque su vida da un tremendo giro cuando conoce por primera vez a Michael Corvin, cuya sola existencia lo hará verse implicado en una de las confrontaciones más grandes entre las dos especies.


Selene intuye un plan del enemigo donde involucran al mortal de alguna forma, por lo que al indagar en el asunto, descubrirá verdades desagradables acerca de su especie, y cosas que han mantenido en secreto por alguna extraña razón. Para aclarar sus dudas, ella revive a Víctor, uno de los vampiros ancianos más fuertes del clan, y a quien considera como un auténtico padre. Conforme avanza la película, vemos como aliados se convierten en enemigos, y como las luchas esconden terribles conspiraciones que perjudican a muchos, pero todo alcanza cierta claridad cuando Selene, al probar su inocencia, conoce el origen de los vampiros.


Alexander Corvinus, fue el único sobreviviente a una plaga de origen aún incierto, pero que al adquirirla, pudo moldearla a su antojo, volviéndose el primer inmortal. Tiempo después tuvo hijos, tres para ser exacto. Marcus, al ser mordido por un murciélago se transformó en el primer vampiro; William, que al ser mordido por un lobo se transformó en el primero de su clase; el tercer hijo, el humano, proliferó en su descendencia. El plan de los Lycans era encontrar un descendiente puro humano del propio Alexander, para poder crear un híbrido, utilizarlo como unión entre las dos razas, y que fuera su arma letal para alcanzar la victoria sobre los vampiros: el elegido era Michael Corvin.
La inocencia de la cazadora de licántropos estaba intacta, pero que se consumaría realmente cuando matara al humano elegido, cosa que Selene dudó en hacer, debido a que en el poco tiempo que lo conoció, empezó a desarrollar ciertos sentimientos por él. Se desata el conflicto final en la guarida de los Lycans, donde nuestra protagonista conoce la verdad acerca de su maestro, y los auténticos orígenes de la guerra: Los hombres lobo alguna vez fueron leales a los vampiros, fungiendo como sus guardianes durante el día, pero de entre todas las bestias, nació uno con forma humana, que después fue llamado como Lucian, el primero de su estirpe. El ser fue acogido por los vampiros, entrenado en las artes del combate y en los estigmas de la lealtad, pero a pesar de ello, tuvo un romance con la propia hija vampiresa de Víctor, Sonja, dejándola embarazada, con la posibilidad de la unión de especies. El líder vampiro, temiendo la fuerza del vástago, mandó a asesinar a su hija, obligando a Lucian que lo presenciara…ante el asesinato de su amor perdido, la guerra entre las especies comenzó.
Víctor había convencido a Selene sobre cómo los Lycans era los autores de la muerte de su familia, cuando en realidad habían sido los vampiros por otras cuestiones aún no reveladas. La traficante de muerte mordió a Michael, volviéndolo el primer híbrido con vida, enfrentándose a Víctor, culminando en la aniquilación de éste último.


“Durante siglos, fui una recluta leal del clan de los vampiros…pero me traicionaron. La guerra no fue lo que había supuesto. En una noche, la mentira que nos había unido quedó descubierta. Kraven, nuestro segundo comandante, formó una alianza secreta con Lucian, guía del clan de los hombres lobo, para enfrentar a Víctor, nuestro líder…pero el ansia de poder y dominio de Kraven había fallado. Víctor no era el salvador que me habían hecho creer…nos había traicionado a todos. Pronto empezaría la cacería de su asesino. Sólo me quedaba un aliado, Michael, el descendiente humano de Corvinus; no era Vampiro ni Lycan, sino un híbrido. Era cuestión de tiempo para que nos encontraran.

Inframundo: Evolución, la secuela de la cinta original, versa sobre el surgimiento de los hijos de Alexander Corvinus, y cómo Selene con su más nuevo aliado y amante tenían que detenerlos antes de sumergir al mundo en una nueva era de caos. El diseño y conflictos de esta película, en comparación con la anterior, a mi parecer, fueron superiores, y hubo muchos detalles que me gustaron, como la relación que mantenían la cazadora y su reciente presa, Selene y Michael, como también el conflicto de la primera al no entender el empeñó que ponía Alexander al no querer matar a sus propios hijos; igual, se revela cómo Víctor fue quien había asesinado a la familia de Selene siglos atrás, ya que el padre de ella, había sido el constructor de la prisión de William, el primer hombre lobo, por lo que cuando Lucian escapó, se tomaron medidas necesarias. Ya en la primera película vimos la muerte del maestro, o de la figura paterna, y aquí se reafirma, al haber una comprensión total de tal acto.


De todas maneras, aunque las razones de tiempo y trama eran obvias, no sentí a los hijos Marcus y William como una auténtica amenaza, siendo que al poco tiempo fueron eliminados por nuestros héroes. Puede deberse, repito, a que era un final predecible, como también los hermanos no estaban preparados para enfrentarse a las rarezas del futuro.


Inframundo: La rebelión de los Lycans, fue el filme de toda la franquicia que me decepcionó con tan sólo existir, debido a que yo esperaba ver más de Selene, y siendo que los orígenes verdaderos de la guerra me habían quedado claros, no me interesaba verlo en realidad. De igual forma, es entretenido el ver cómo era el clan vampiro en sus tiempos de nobleza, escudriñando un poco más el personaje de Víctor, y cómo iban gestándose las rivalidades de especie con constantes luchas. Debo decir, también, que el final me gustó, la pelea final entre esclavo y señor por la libertad verdadera, siendo que Lucian en ninguno momento se transformó para luchar con el vampiro, confrontándolo en su forma humana, haciendo más simbólico el hecho de que era un ser pensante e independiente por sobre lo que le han obligado a creer toda su vida. Pero mi queja se mantuvo todo el tiempo: faltaba la sensual protagonista de la saga, y vaya que muchos sintieron su implacable ausencia.


“El clan de los vampiros y el de los Lycans llevaban siglos en guerra antes de mi nacimiento. Su eterno conflicto oculto de los humanos. Un vampiro me convirtió, y me dio la fuerza para vengar a mi familia contra los Lycans…y era la mejor. Luego, conocí a Michael Corvin, un humano que no era vampiro o Lycan, sino un híbrido, y todo cambió. Los aliados se volvieron enemigos, los ancianos vampiros que protegí por más de seis siglos, ahora me querían muerta. Nos vengamos…matamos a los ancianos, y durante un periodo muy breve, estuvimos seguros. Pero entonces, surgió una nueva obscuridad”.

Inframundo: el despertar, es una película de la cual me enteré años más tarde, cuando la locura por los vampiros había, hasta cierto punto, finalizado. Obviamente me agradó volver a ver a Selene, en una trama mucho más interesante, donde los humanos ya eran conocedores del eterno conflicto entre especies, decidiendo hacer una purga total.


Tanto la cazadora como el híbrido intentan alejarse, pero finalmente son capturados en un sueño criogénico que dura no menos de doce años. Al despertar, se descubre la casi nula existencia de ambas especies, por lo que se da a la búsqueda de su amante, Michael, pero a quien termina por encontrar es a Eve, una extraña cruza entre Vampiro y Licántropo, y su auténtica hija. Algunos vampiros han sobrevivido a la purga, pero algunos Lycans también han logrado subsistir, atacando la guarida del clan vampírico, y llevándose a la hija de la antigua traficante de muerte.


Más adelante se descubre que la compañía encargada de haber estudiado a los especímenes prodigiosos está controlada por Licántropos, sólo que ahora genéticamente mejorados, inmunes a la plata, y con capacidades regenerativas. Se desata el último combate, madre e hija luchan por sobrevivir ante sus enemigos, cosa que logran con éxito al contar con la ayuda de inesperados aliados. Mientras Selene y Eve tratan de encontrar a Michael, se dan cuenta que éste ha huido, dando entender que esta aventura apenas comenzaba.


Es cierto que estas películas poseen un interesante impacto visual, convirtiéndolas en historias emocioantes, sin embargo, respetuosamente no puedo decir que me hayan dejado una enseñanza significativa, debido a la poca profundidad en el contenido de la misma. Es una lástima porque hablando de la figura del vampiro y la del hombre lobo, históricamente al menos, poseen una rica variedad simbólica, más que nada por el significado de sus similitudes: un ser humano que llega a tener una maldición, que lo transforma en algo más allá de los estigmas de lo cotidiano, y lo obliga a estar en un eterno conflicto interior entre su monstruosidad y su humanidad. También me hubiera gustado ver la lucha de opuestos complementarios que implican ambas creaturas en conflicto, debido a que los Hombre Lobo, al ser creaturas con la capacidad de volver a su estado humano, los vuelve agentes de la naturaleza, incluso de la vida en sí, mientras que los vampiros, seres que retornan de un más allá para alimentarse de la sangre de inocentes, representarían lo sobrenatural, o por ende, la muerte misma; tales datos los menciono porque es algo que he investigado u oído, pero no algo que me enseñara la película en sí. De todas formas, es innegable ver cómo persisten temas dentro de la película, como la arrogancia, propia de los vampiros que los llevó a su propia aniquilación, al igual que la obstinación de los licántropos al aferrarse a la venganza ardiente contra sus rivales. Pero sobre todo, también existen momentos donde la aceptación dio pie a un cambio, permitiendo ver nueva esperanza entre las sombras.
Retomando lo que dije en un inicio, los elementos que conforman esta saga obviamente no estaban en una total armonía, apostando más a unos factores que a otros, dividiendo y quebrando el mensaje, o la idea a tal punto, que terminó por dejar irreconocible la creación final. Claro, esa es sólo mi percepción, por lo que deben existir otras personas que seguramente verán estas cintas con otros ojos, encontrando más elementos que los evidentes.
Eso sí, Selene terminó siendo uno de mis personajes favoritos, porque aunque su esencia combativa se mantuvo constante durante toda la historia, si reconocemos cierta afectación que tuvo durante la misma, al querer proteger a sus seres amados, primero con su amante, y finalmente con su hija, dando todo por ellos. Igual es interesante que en estas primeras cintas, hayamos visto las consecuencias de la arrogancia de los vampiros, y ahora veamos a dónde nos lleva la arrogancia de los licántropos, por lo que sólo nos resta esperar la próxima película.



Esto ha sido todo por mi parte, espero hayan disfrutado de esta publicación, como yo he disfrutado mucho escribirla en este momento. Se despide el Guardián Eterno, Maximilian de Zalce; gracias por su amable atención.


Ninguna de las imágenes utilizadas en esta publicación me pertenece.
Todas son propiedad de sus respectivos creadores y diseñadores.
Su utilización es con el único objetivo de enseñar y entretener.
Sin mayores dudas por el momento, gracias por su atención.

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