Una LUZ ENTRE LAS TINIEBLAS.
Saludos otra vez, nuevamente me
encuentro ante ustedes, en las profundidades de este averno dudoso, tratando de
hallar la diminuta luz que abrirá mi entender en la siguiente cuestión: ¿qué es aquello que provoca al arte ser arte
mismo?, ¿serían las cualidades de su creador?, ¿el propósito con el que se
realiza?, ¿las extensas habilidades con las que se crea una nueva obra?, ¿qué
sería?, ¿qué elementos se agrupan, y de qué forma, para dar nacimiento a un
nuevo brillo en el mundo? Si pudiera definirlo en palabras simples, y ustedes
saben que a mí me desagrada ser absoluto, diría que el arte es el resultado de
una extensa habilidad creadora, vulnerable a un proceso de traducción del
propio universo interno a la realidad inmediata. Arte es creación, y cuando
hablamos de crear, la vida está implícita en ello, ves como tus creaciones se
forman y crecen con mayores virtudes y nuevos hallazgos, y el artista se siente
único al haber presenciado dicho suceso, porque sabe que es algo que provino de
él en primeras instancias, pero debo decir que ahora, tristemente, es un
proceso casi extinto, o que en todo caso, no se aprecia como tal. Que el arte
sea arte puede tener multitud de razones, pero en otros casos, los
alumbramientos artísticos pueden verse arruinados por algún superficial
propósito desde su concepción, rompiendo el lógico equilibrio de un trasfondo,
y una forma digna que lo integre. Esta verborrea no es sacada de la manga,
aunque debo reconocer sinceramente que aprovecho esta inusual cuestión para
compartirlo, siendo que cuando uno se decide a hacerlo, puede concebir un
pensar ideal, aún de los temas más inverosímiles o sencillos. Quito candado y
abro puerta a mi proyecto, Jornada de
todos los héroes, para profundizar sobre la hasta ahora tetralogía de la
inalterable guerra entre dos especies.
Esta es una saga bastante conocida, desprestigiada por
algunos, aunque sobrevalorada por otros, con el propósito de entretener al
público trayéndonos la trágica historia de una antigua guerra secreta entre
aristócratas sedientos de sangre, vampiros del bajo mundo, y los vengativos
Lycans, brutales hombres lobo. Tiempo ha pasado desde que se estrenó la primera
cinta de esta serie, titulada Inframundo,
que personalmente considero como mi favorita entre todas las demás, vemos
en ella una interesante historia de la guerra milenaria entre dos especies, y
cómo ocultas de los ojos curiosos de la humanidad, continúan sus constantes
batallas con armas cada vez más letales, dedicadas a la absoluta matanza de sus
enemigos.
“La guerra se había
detenido de forma repentina. Lucian, el líder más temido y despiadado del clan
licántropo por fin había sido asesinado. La horda licántropa se disipó en el
viento en una sola noche de fuego y castigo. La victoria parecía estar a
nuestro alcance, era el derecho a nacer de los vampiros. Ya han pasado casi
seis siglos desde aquella noche, la antigua enemistad se negó a seguir a Lucian
a la tumba. A pesar de que los licántropos eran menos en número, la guerra en
sí era mucho más peligrosa; la Luna ya no dominaba. Los licántropos más viejos
y poderosos podían transformarse a voluntad, las armas habían evolucionado,
pero las órdenes eran las mismas: cazarlos y matarlos, uno por uno. Era una
campaña muy exitosa, tal vez, demasiado exitosa. Para aquellos como yo, un
traficante de muerte, esto era el fin de una era…al igual que las armas,
nosotros también seriamos obsoletos. Qué lástima, porque eso era mi vida…”.
Introducción de la película.
Lo que más me impactó, o al menos visualmente, de todas las
películas de la saga, fue su audaz y hermosa protagonista, Selene, una
cazadora, una guerrera al servicio del clan vampiro para eliminar a los Lycans,
aunque su vida da un tremendo giro cuando conoce por primera vez a Michael
Corvin, cuya sola existencia lo hará verse implicado en una de las
confrontaciones más grandes entre las dos especies.
Selene intuye un plan del enemigo donde involucran al mortal
de alguna forma, por lo que al indagar en el asunto, descubrirá verdades
desagradables acerca de su especie, y cosas que han mantenido en secreto por
alguna extraña razón. Para aclarar sus dudas, ella revive a Víctor, uno de los
vampiros ancianos más fuertes del clan, y a quien considera como un auténtico
padre. Conforme avanza la película, vemos como aliados se convierten en
enemigos, y como las luchas esconden terribles conspiraciones que perjudican a
muchos, pero todo alcanza cierta claridad cuando Selene, al probar su
inocencia, conoce el origen de los vampiros.
Alexander Corvinus, fue el único
sobreviviente a una plaga de origen aún incierto, pero que al adquirirla, pudo
moldearla a su antojo, volviéndose el primer inmortal. Tiempo después tuvo
hijos, tres para ser exacto. Marcus, al ser mordido por un murciélago se
transformó en el primer vampiro; William, que al ser mordido por un lobo se
transformó en el primero de su clase; el tercer hijo, el humano, proliferó en
su descendencia. El plan de los Lycans era encontrar un descendiente puro
humano del propio Alexander, para poder crear un híbrido, utilizarlo como unión
entre las dos razas, y que fuera su arma letal para alcanzar la victoria sobre
los vampiros: el elegido era Michael Corvin.
La inocencia de la cazadora de
licántropos estaba intacta, pero que se consumaría realmente cuando matara al
humano elegido, cosa que Selene dudó en hacer, debido a que en el poco tiempo
que lo conoció, empezó a desarrollar ciertos sentimientos por él. Se desata el
conflicto final en la guarida de los Lycans, donde nuestra protagonista conoce
la verdad acerca de su maestro, y los auténticos orígenes de la guerra: Los hombres lobo alguna vez fueron leales a
los vampiros, fungiendo como sus guardianes durante el día, pero de entre todas
las bestias, nació uno con forma humana, que después fue llamado como Lucian,
el primero de su estirpe. El ser fue acogido por los vampiros, entrenado en las
artes del combate y en los estigmas de la lealtad, pero a pesar de ello, tuvo
un romance con la propia hija vampiresa de Víctor, Sonja, dejándola embarazada,
con la posibilidad de la unión de especies. El líder vampiro, temiendo la
fuerza del vástago, mandó a asesinar a su hija, obligando a Lucian que lo
presenciara…ante el asesinato de su amor perdido, la guerra entre las especies
comenzó.
Víctor había convencido a Selene sobre cómo los Lycans era
los autores de la muerte de su familia, cuando en realidad habían sido los
vampiros por otras cuestiones aún no reveladas. La traficante de muerte mordió
a Michael, volviéndolo el primer híbrido con vida, enfrentándose a Víctor,
culminando en la aniquilación de éste último.
“Durante siglos, fui
una recluta leal del clan de los vampiros…pero me traicionaron. La guerra no
fue lo que había supuesto. En una noche, la mentira que nos había unido quedó
descubierta. Kraven, nuestro segundo comandante, formó una alianza secreta con
Lucian, guía del clan de los hombres lobo, para enfrentar a Víctor, nuestro
líder…pero el ansia de poder y dominio de Kraven había fallado. Víctor no era
el salvador que me habían hecho creer…nos había traicionado a todos. Pronto
empezaría la cacería de su asesino. Sólo me quedaba un aliado, Michael, el
descendiente humano de Corvinus; no era Vampiro ni Lycan, sino un híbrido. Era
cuestión de tiempo para que nos encontraran.
Inframundo: Evolución,
la secuela de la cinta original, versa sobre el surgimiento de los hijos de
Alexander Corvinus, y cómo Selene con su más nuevo aliado y amante tenían que
detenerlos antes de sumergir al mundo en una nueva era de caos. El diseño y
conflictos de esta película, en comparación con la anterior, a mi parecer,
fueron superiores, y hubo muchos detalles que me gustaron, como la relación que
mantenían la cazadora y su reciente presa, Selene y Michael, como también el
conflicto de la primera al no entender el empeñó que ponía Alexander al no querer
matar a sus propios hijos; igual, se revela cómo Víctor fue quien había
asesinado a la familia de Selene siglos atrás, ya que el padre de ella, había
sido el constructor de la prisión de William, el primer hombre lobo, por lo que
cuando Lucian escapó, se tomaron medidas necesarias. Ya en la primera película
vimos la muerte del maestro, o de la figura paterna, y aquí se reafirma, al
haber una comprensión total de tal acto.
De todas maneras, aunque las razones de tiempo y trama eran
obvias, no sentí a los hijos Marcus y William como una auténtica amenaza,
siendo que al poco tiempo fueron eliminados por nuestros héroes. Puede deberse,
repito, a que era un final predecible, como también los hermanos no estaban
preparados para enfrentarse a las rarezas del futuro.
Inframundo: La
rebelión de los Lycans, fue el filme de toda la franquicia que me
decepcionó con tan sólo existir, debido a que yo esperaba ver más de Selene, y
siendo que los orígenes verdaderos de la guerra me habían quedado claros, no me
interesaba verlo en realidad. De igual forma, es entretenido el ver cómo era el
clan vampiro en sus tiempos de nobleza, escudriñando un poco más el personaje
de Víctor, y cómo iban gestándose las rivalidades de especie con constantes
luchas. Debo decir, también, que el final me gustó, la pelea final entre
esclavo y señor por la libertad verdadera, siendo que Lucian en ninguno momento
se transformó para luchar con el vampiro, confrontándolo en su forma humana,
haciendo más simbólico el hecho de que era un ser pensante e independiente por
sobre lo que le han obligado a creer toda su vida. Pero mi queja se mantuvo
todo el tiempo: faltaba la sensual protagonista de la saga, y vaya que muchos
sintieron su implacable ausencia.
“El clan de los
vampiros y el de los Lycans llevaban siglos en guerra antes de mi nacimiento.
Su eterno conflicto oculto de los humanos. Un vampiro me convirtió, y me dio la
fuerza para vengar a mi familia contra los Lycans…y era la mejor. Luego, conocí
a Michael Corvin, un humano que no era vampiro o Lycan, sino un híbrido, y todo
cambió. Los aliados se volvieron enemigos, los ancianos vampiros que protegí
por más de seis siglos, ahora me querían muerta. Nos vengamos…matamos a los
ancianos, y durante un periodo muy breve, estuvimos seguros. Pero entonces,
surgió una nueva obscuridad”.
Inframundo: el
despertar, es una película de la cual me enteré años más tarde, cuando la
locura por los vampiros había, hasta cierto punto, finalizado. Obviamente me
agradó volver a ver a Selene, en una trama mucho más interesante, donde los
humanos ya eran conocedores del eterno conflicto entre especies, decidiendo
hacer una purga total.
Tanto la cazadora como el híbrido intentan alejarse, pero
finalmente son capturados en un sueño criogénico que dura no menos de doce años.
Al despertar, se descubre la casi nula existencia de ambas especies, por lo que
se da a la búsqueda de su amante, Michael, pero a quien termina por encontrar
es a Eve, una extraña cruza entre Vampiro y Licántropo, y su auténtica hija. Algunos
vampiros han sobrevivido a la purga, pero algunos Lycans también han logrado
subsistir, atacando la guarida del clan vampírico, y llevándose a la hija de la
antigua traficante de muerte.
Más adelante se descubre que la compañía encargada de haber
estudiado a los especímenes prodigiosos está controlada por Licántropos, sólo
que ahora genéticamente mejorados, inmunes a la plata, y con capacidades
regenerativas. Se desata el último combate, madre e hija luchan por sobrevivir
ante sus enemigos, cosa que logran con éxito al contar con la ayuda de
inesperados aliados. Mientras Selene y Eve tratan de encontrar a Michael, se
dan cuenta que éste ha huido, dando entender que esta aventura apenas comenzaba.
Es cierto que estas películas
poseen un interesante impacto visual, convirtiéndolas en historias emocioantes,
sin embargo, respetuosamente no puedo decir que me hayan dejado una enseñanza
significativa, debido a la poca profundidad en el contenido de la misma. Es una
lástima porque hablando de la figura del vampiro y la del hombre lobo,
históricamente al menos, poseen una rica variedad simbólica, más que nada por
el significado de sus similitudes: un ser humano que llega a tener una
maldición, que lo transforma en algo más allá de los estigmas de lo cotidiano,
y lo obliga a estar en un eterno conflicto interior entre su monstruosidad y su
humanidad. También me hubiera gustado ver la lucha de opuestos complementarios
que implican ambas creaturas en conflicto, debido a que los Hombre Lobo, al ser
creaturas con la capacidad de volver a su estado humano, los vuelve agentes de
la naturaleza, incluso de la vida en sí, mientras que los vampiros, seres que
retornan de un más allá para alimentarse de la sangre de inocentes,
representarían lo sobrenatural, o por ende, la muerte misma; tales datos los
menciono porque es algo que he investigado u oído, pero no algo que me enseñara
la película en sí. De todas formas, es innegable ver cómo persisten temas dentro
de la película, como la arrogancia, propia de los vampiros que los llevó a su
propia aniquilación, al igual que la obstinación de los licántropos al
aferrarse a la venganza ardiente contra sus rivales. Pero sobre todo, también
existen momentos donde la aceptación dio pie a un cambio, permitiendo ver nueva
esperanza entre las sombras.
Retomando lo que dije en un
inicio, los elementos que conforman esta saga obviamente no estaban en una
total armonía, apostando más a unos factores que a otros, dividiendo y quebrando
el mensaje, o la idea a tal punto, que terminó por dejar irreconocible la
creación final. Claro, esa es sólo mi percepción, por lo que deben existir
otras personas que seguramente verán estas cintas con otros ojos, encontrando
más elementos que los evidentes.
Eso sí, Selene terminó siendo uno de mis personajes
favoritos, porque aunque su esencia combativa se mantuvo constante durante toda
la historia, si reconocemos cierta afectación que tuvo durante la misma, al
querer proteger a sus seres amados, primero con su amante, y finalmente con su
hija, dando todo por ellos. Igual es interesante que en estas primeras cintas,
hayamos visto las consecuencias de la arrogancia de los vampiros, y ahora
veamos a dónde nos lleva la arrogancia de los licántropos, por lo que sólo nos
resta esperar la próxima película.
Esto ha sido todo por mi parte, espero hayan disfrutado de
esta publicación, como yo he disfrutado mucho escribirla en este momento. Se
despide el Guardián Eterno, Maximilian de Zalce; gracias por su amable
atención.
Ninguna de las imágenes utilizadas en esta publicación me pertenece.
Todas son propiedad de sus respectivos creadores y diseñadores.
Su utilización es con el único objetivo de enseñar y entretener.
Sin mayores dudas por el momento, gracias por su atención.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Con gran placer leeré cualquier comentario y crítica. Agradezco tu tiempo.