martes, 23 de febrero de 2016

He resucitado.



MI
VERDAD.

Una de las únicas y amadas por Maximiliano Zalce Monroy.

¿Qué le ha pasado al mundo?, ¿qué le ha pasado al ser humano? En dónde el brillo de la esperanza surge, igual hace acto de aparición la sombra de la ignorancia. Indudable nuestra humana condición de volvernos más estúpidos o más fantásticos con el pasar del tiempo, culminando en una eterna y encadenada lucha de protectores y asesinos, artistas y demonios, guerreros y desertores, todo por mantener un equilibrio, o hacer alusión al mayor juego de la vida. Un juego resignificado no precisamente en juguetes. Veo mis manos, mi habitación incluso, y aunque la lucha del día a día es bastante cansada, veo más cambio en tales elementos que en la misma sociedad de la actualidad. ¿Hacia dónde vamos?, es desconocido para mí, es terrible para mí, porque mientras observo con pesar cómo personas allegadas se preguntan, tontamente, si la homosexualidad es un trastorno, qué religión es mejor, incluso en el colmo de mi paciencia, de que si el aborto es un asesinato, yo me pregunto sobre el universo existencial tanto en el entorno como en el interior inherente a cada individuo del mundo.
Cada quien nació de una forma, cada monstruo tuvo su origen, y cada luz empezó por una chispa, y por ello, he dejado de preguntarme tanto el porqué de esta condición, y he atestiguado, no sin cierto pesar, la realidad de nuestras acciones. Vivimos en medio del caos, ya que este nunca se fue, cada decisión es un choque contra el mundo del otro…
Es cierto que la actividad de elegir nos une, hasta cierto punto, como especie, pero sin comprensión, ¿cómo podríamos sobrevivir? El gesto de comprensión no requiere precisamente que ames al otro, que sigas al otro, ni siquiera que felicites al otro…simplemente indica la máxima de no condenar al prójimo. Si hubiera más comprensión, aprenderíamos a ver las cuestiones como la homosexualidad, el aborto, y la religión no en las limitantes tonterías del bien y el mal, sino como lo que realmente son: acciones que bien pueden caer en un exceso o se pueden realizar perfectamente en equilibrio con uno mismo. ¡Y ya está! No hay nada más que discutir…
He aprendido, obviamente, que existen temas también que, sin importar el contexto, no pueden ser debatibles al ser éstas perjudiciales para la vida humana por definición propia, tales como el asesinato, el racismo, la discriminación, el abuso, la violación, entre muchos otros. Muchos me dirían que “dependiendo de las circunstancias”, y si, existen ciertos escenarios posibles que podrían crearse ante tal cuestión, y lo que podríamos decir en el instante no serían más que especulaciones, pero es una realidad que al enfrentar tales circunstancias, existen momentos donde no hay opción, y necesitamos enfrentar la adversidad de una sola forma posible, debido a que no todas las opciones viables o provechosas se nos presentan en ese instante, pero volvemos al mismo tema de los excesos, que bien puede darse en un arranque de locura, y puede desencadenar peores cosas.
Ante tal panorama, ¿qué esperanza nos queda?, ¿o qué tenebroso futuro nos depara? De algo estoy muy seguro, y doy por hecho que es un pensamiento compartido…una gran batalla se avecina, aunque lo único que no sé… ¿entre quienes será ese gran choque de fuerzas? Sólo el tiempo lo dirá.

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