sábado, 30 de enero de 2016

Segundo acto.

¡SEGUNDA LLAMADA…!



Esta es segunda llamada…


Más un pequeño avance.




Hasta entonces.



Ninguna de las imágenes que se muestran en conjunto me pertenece.
Su utilización, y obvia edición, es por motivos de anuncio
Todas son propiedad de sus respectivos autores.
Mi único fin es el de enseñar y entretener.

sábado, 23 de enero de 2016

Primer acto.

¡PRIMERA LLAMADA…!



Esta es primera llamada…



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Todas son propiedad de sus respectivos autores.
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martes, 5 de enero de 2016

La existencia del poder.

LA EXISTENCIA DEL PODER.
Las ilimitadas posibilidades de la imaginación humana.

La existencia es infinita. Durante la elaboración de varios proyectos desde su primera concepción, llegó un instante en el que me di cuenta de que mis conocimientos debían expandirse para dar forma real a tan ambiciosos proyectos. Tantas investigaciones, tantos libros, tantos artículos, me llevaron a un solo punto, a la construcción de una teoría que liga perfectamente el potencial humano y las posibilidades de la realidad. Inicio esta temática con una pregunta, ¿qué tan grande es la existencia? Concluyendo mis viajes, momentáneamente, por las teorías del multiverso, el libro de Urantia, el experimento Casiopea, el existencialismo, la física cuántica, la percepción mental del universo que nos rodea, y por supuesto, toneladas de cómics que hablan del asunto, obviando la supuesta conciencia prima con la que se rige este enorme ente que nos crea, nos abraza, nos consume y nos realiza, la existencia, la realidad en sí, es un espacio que continuamente crece y se expande por medio de la imaginación humana.
Cuando en alguna ocasión tuve antojo por documentales que versaban sobre el origen del mundo, y la posible existencia de seres alienígenas que influyeron en ese proceso, a mí me llamó mucho la atención las continuas lecturas que hacían de algunos pasajes de la biblia, argumentando que encontraban vestigios o señales de una especie y tecnología superior en seres como los ángeles y los demonios. La comunicación, desde sus propios inicios, se ha considerado por muchos catedráticos y estudiosos como un proceso extraordinario de la mente humana, sin embargo, con el paso del tiempo, debido a la libre percepción, con los principios de la connotación y la subjetividad, al tratar de traducir nuestro interior a la realidad, nuestra conciencia prima en grabados, imágenes, textos, figuras y demás, nos hemos topado con el malentendido, y desgraciadamente con pocos remedios. Los análisis que se hacen de contenidos mitológicos bajo diversas perspectivas lanzan a la luz muchísimos detalles que no detectamos a vistas cerradas, pero al sonar tan concluyentes, impresionantes o lógicos, nos hace percatarnos del enorme problema que metieron los pioneros de la comunicación a las futuras generaciones con tantos tratados, filosofía, e historias: ¿dónde termina lo metafórico e inicia lo verdadero?
La literatura es la evidencia magnánima de todo el conocimiento humano, ya que una vez aprendí que la literatura como tal nos une como especie, además de que en ella puedes encontrar los muchos caminos de la inquebrantable posibilidad humana. Existen certeros registros en diversas mitologías y epopeyas de todos los rincones del mundo, como los son la Biblia, el poema de la creación, Teogonía de Hesíodo, El libro de los muertos, Popol-Vuh, El Mahabarata, el Ramayana, la Ilíada y la Odisea, entre muchos otros, que nos hablan del origen del universo y las hazañas de héroes en la antigüedad, destacando conexiones no sólo entre dichas obras sino también con muchas inquietudes de la actualidad, temas que siguen haciéndonos ruido sin importar el tiempo que llevan de existir en el mundo.
Cada obra, cada creación, viene representando una perspectiva única, una traducción específica de una percepción de la realidad. No sabría decir si la razón de tantas historias surgió a través de sucesos reales y verídicos, siendo que eso como tal, ha servido de motor primario para documentales, investigaciones, películas y narraciones gráficas de diversos lugares, pero es notable el que tales momentos de la historia, reales o no, produjeran un impacto en la conciencia humana, y tales percepciones se tradujeran en mitos que reflejaran enseñanzas que siguen impactando hasta la fecha.
¿Pero por qué sucede eso?, ¿por qué seguimos percibiendo lo mismo durante tantos años en las formas más extrañas?, ¿qué es aquella presencia amorfa y adaptable que se experimenta y engloba todos los conceptos conocidos?, en diferentes partes del mundo, la han llamado de muchas formas, llámese Dios, Satán, Luz y Obscuridad, Bien y Mal, Yin y Yang, y todos los dioses de las mitologías del mundo que eran ligados a estas poderosas fuerzas de la naturaleza, siendo que tal actividad de nombramiento fue seguida incluso en las historias que surgieron consecuentemente, llamadas como La fuerza, el espectro emocional, el Ki, el Chakra, el Cosmos, el Caos, La locura, entre muchos otros nombres. El conocido ensayo “Mi origen del mundo”, realizado, diseñado y escrito por mí, versa en un pasaje sustancial, cómo llegué a bautizar ese “algo”, ese “aquello”, como un conjunto de energías vivas que se auto-imaginaron/crearon para dar paso a todas las formas de posibilidad viviente en la realidad. Sin embargo, es obvio que sin importar cuantos nombres le pongamos, seguimos sin conocer su verdadero nombre, y apenas intuir una parte de su verdadera “naturaleza”.
Tal conclusión resulta obvia, si imaginamos a un determinado grupo de personas formando un círculo alrededor de una silla; es obvio reflexionar que tal objeto será observado desde diferentes puntos, por lo tanto, no estaríamos viéndolo de la misma forma, y tal perspectiva nos significa algo distinto a cada persona, por la simple verdad de que somos distintos. Pero sigue el eterno debate sin terminar, ¿qué es esa silla y cómo se llama? Nosotros la nombramos así por necesidad, porque ligándolo a la cuestión anterior…

¿Cómo se llama aquello que ha sido llamado a lo largo de la humanidad, por mucho nombres?

Antes de que bien podamos meternos en un problema al que me gustaría definir “tipo Matrix”, acerca de que si nuestra propia conciencia y percepción humana nos limita de ver cierta verdad en la realidad, ten en cuenta que la necesidad de nombrar aquello también es porque te significa algo importante, y aunque descubrieras la verdadera naturaleza de aquello con un nombre aún desconocido para la conciencia humana, tendrías noción del primer nombre con el que lo conociste, y siendo que eso no lo hace más o menos real, si te permite una conexión específica.
Tal conexión es lo que ha permitido esa cercanía y esa traducción de la conciencia y conocimiento humano a varias creaciones tangibles y visibles de la realidad, debido que aunque no podemos bautizarlo como tal, nos envuelve, nos rodea, y nos ha permitido descubrir en nosotros mismos lo necesario para trascender como especie y como individuos.
Igualmente han permitido que autores como Joseph Campbell, Vladimir Propp, entre muchos otros, debatieran acerca de este advenimiento o amanecer de las historias en la conciencia y alma humanas, lo que me permitió a mí a su vez, el plantearme cómo la imaginación permite la fluidez de la percepción a nuevos terrenos de posibilidad, y cómo llegan afectar nuestra vida cotidiana.
¿Qué son las posibilidades? Para mí, son partes potenciales de la realidad, momentos específicos de la existencia, en fin, la materia fértil del espacio y el tiempo, que permiten la creación de vida nueva, y todo ello puede ser concebido con la mente. El ser humano ya tiene cierto control sobre sus creaciones, tanto en significado como en poder tangible dentro de la realidad inmediata, debido a la capacidad latente de traducir nuestras ideas en diversas expresiones visibles para el resto y para nosotros mismos, pero si decidiéramos ir un poco más lejos con este proceso de creación, con el respectivo conocimiento y disciplina, teorizo que podríamos llegar a la fuente misma de las ideas, al árbol de la historias, a la conciencia prima, conocerla y comprenderla, para poder expandirla a voluntad. Así, no sólo tendríamos acceso al poder de la creación, sino en aparecer posibilidades distantes en el inconsciente primordial a nuestra propia vida.
¿Cómo definir el alcance de tal poder? Sé que es una teoría totalmente radical, por no decir fantasiosa, pero viendo los avances de hoy en día, todos esos documentales y experiencias sobre personas con poderes que podrían catalogarse como “sobre humanos”, como levitación, telequinesis, la habilidad de ver espíritus, entre muchos otros, ¿cómo no imaginar el ir más lejos?, ¿cómo no concebir una existencia más grande a partir de esos testimonios?
Aunque claro, aquí tengo que definir en qué cosiste esa creencia y ese impacto que me llevó a tal teoría. En otro de mis ensayos, “Escritos del poder y la raza súper-humana”,  hago una clasificación seria y concisa sobre la definición del poder, su impulsor, y su alcance, dividiendo su uso o control en habilidad, súper-habilidad, y súper-poder, en razones de destreza y desenvolvimiento con el que el portador vaya desarrollándolos. Queda verídico que todos tenemos alguna habilidad, por muy mínima que sea, y tales dones se utilizan por motivos distintos obteniendo alcances diferentes, tales como el escribir, cantar, pintar, entre muchos otros. Las súper-habilidades, como las he acuñado, son conocidas por diferentes medios en lo largo y ancho del mundo, teniendo en cuenta que casos conocidos son pocos, y muchos menos los que son verdaderos en cuestión, o al menos, yo no me he topado con ninguno. El súper-poder, como muchos lo conocemos hoy en día, yo lo proclamo como el último escalón tanto evolutivo como mental de la especie humana, y el primero para caminos todavía más grandes, debido a cómo el ser humano tiene ese potencial de expansión perceptivo, espiritual y físico, además de las posibilidades significativas que impliquen tales descubrimientos.
Este final, me lleva desgraciadamente al inicio de mi travesía, porque tales conclusiones teóricas me llevan al emblema de mi esencia. Como dije en un principio, tales reflexiones me sobrecogieron durante la elaboración de algunas historias que aún siguen en proceso de creación, cayendo en cuenta que al tratar temáticas tan grandes, mis conocimientos y horizontes debían expandirse para hacer justicia a las palabras que pronto utilizaré para dichos proyectos. Siendo así, en resumen, la elaboración de esta teoría, el desarrollo del concepto de posibilidad y todo lo que he abarcado con ella, aunque me gustaría creerla en propósitos vivenciales, la concibo más que nada por propósitos literarios, porque esta concepción de los imposibles como simples barreras a superar, te permite manejar ideas y conceptos hacia nuevos caminos que te hacen crear cosas extraordinarias. También, debo decirlo, la única razón por la cual no tenga un propósito vivencial con la teoría, es porque no he tenido ninguna experiencia directa de ese tipo, o algún indicio en concreto que me haya enseñado nuevos pasajes de la realidad.
Sin embargo, tengo fe, y mi esencia me dicta, como todo lo que escribo, que nada es imposible. ¿Es descabellado imaginar cómo la realidad se fragmenta en posibilidades que hacen de la existencia un ente vivo e infinito? Posiblemente, pero decido que así sea, y estoy dispuesto a sorprenderme por cualquier cosa que vea en algún futuro. Sé que he tenido experiencias de todo tipo, tanto destructivas como placenteras, y todas me han hecho imaginar hacia el infinito y todo lo que conlleva…quizá sólo espero y busco algo diferente, alejado de las ya tan grandes maravillas y tenebrosidades de la raza humana, y me haga trasladar mi imaginar hacia nuevos senderos. Hasta ese momento, es divertido reflexionarlo, ¿sería posible?, quizá no…o quizá si; he ahí su belleza.

MI VERDAD.

MI VERDAD.

O también llamado…
La prueba inminente de que un ensayo me ayuda más que una sesión psicológica.

Aclaraciones introductorias.

Lo que estoy a punto de hacer, aquí y ahora, lo considero el escrito más demandante de toda mi vida, quizá no tanto por la técnica y la narrativa, pero si por su significado, y cómo este es percibido por quien desee leerlo (aunque eso último ni me va ni me viene, a menos que sea algo constructivo y sincero). Una mañana filosofé sobre esa gran mentira que siempre vienen a decirnos acerca de “siempre llega el momento en la vida de todo ser”, cuando en realidad, siempre es el momento preciso para cambiarlo todo, de verte a ti mismo y hacer lo que te definirá para toda tu vida. Hoy es uno de esos momentos, y decido expresarlo de esta forma. ¿Qué me impulsó a hacer este ensayo?, ¿la ausencia de alegrías?, ¿comentarios inútiles?, ¿el desentendimiento total y consciente que tengo con mi familia?, ¿un “berrinche”?, ¿encuentros o ensoñaciones?, ¿mi asco hacia cierto tipo de gente?, ¿la confianza y el amor que tengo hacia mí?, ¿mis atesorados recuerdos de la infancia?, ¿la expresión de mi arte y querer avanzar? No sé, quizá todo lo anterior, y mucho más.
¿De qué va este ensayo? Pues, aunque toque superficialmente otros temas, estas palabras están decididas a versar sobre mí y lo que soy, por ello el título. Muchos preguntarían, ¿entonces por qué mejor no lo guardo para mí?, ¿acaso tienes un ego tan grande que decides hacerte famoso a través de anécdotas tristes de tu vida? Si, estúpidamente muchos pueden pensar eso, pero la realidad es otra, una que me encargaré de plasmar a continuación. ¿Por qué comparto esto así? Dos sencillas razones, y la primera ya la saben: me da la gana…y la segunda, con sencillez, he decidido no ocultarme por más tiempo.
No haciéndome el tonto, sé quiénes con exactitud, serán los primeros en leer esto y comprenderlo, o al menos así lo concibo, porque aunque continuamente proclamo que no dependo de los seguidores ni de lo que comenten, y agradecerme a mí en primer lugar porque he visto en mi trabajo una evolución extraordinaria, si sé apreciar con timidez y nerviosismo el reconocimiento de mis andanzas. Aunque para muchos no queda claro, ¿verdad?, pero nunca me cansaré de contradecir dichos argumentos con un humilde “gracias”.
Para concluir con esta sección, explicaré una razón sustancial para la elaboración de estos párrafos. En muchas ocasiones me han sugerido (obligado, gritado, amenazado y humillado), con que realice la tan llamada “sesión psicológica”, para ayudarme con mis problemas internos, cosa a la cual me he rehusado en múltiples maneras. Quiero explicarles la razón por la cual no lo he hecho, y para ello, iniciaré con una anécdota personal que tuve conmigo mismo en mi habitación, al preguntarme las similitudes entre la filosofía y la psicología.
Buscando diversos artículos y páginas que trataran del tema en cuestión, empecé a recordar mis clases universitarias de Ética, donde un profesor llamado Israel Guerrero, nos lo enseñaba desde una perspectiva más filosófica. A raíz de esas clases, y reflexiones propias de esas enseñanzas, concluí que tanto la filosofía como la psicología son perspectivas que se expanden en determinadas ramas de la realidad, siendo que cada una se especializa en una unidad en cuestión. Por lo tanto, debido que ambas son ciencias, ramas, investigaciones o reflexiones en campos ligeramente unidos, pero en su mayoría muy separados, no poseen el mismo efecto o impacto en las personas, siendo que ambas no existen para dar respuesta a las inquietudes de la conciencia, sino a tomar eso como testimonio de algo más grande, aunque ese punto ya es mucho más debatible. Mi punto es, que aunque considero a la psicología una ciencia magistralmente útil, rica y hermosa en cuanto a este tipo de procesos, además de que se me podría contra-argumentar con el hecho de que nunca he estado como tal en una de esas sesiones con el psicólogo, siento a mi ser más encaminado a encontrar respuestas filosofándome a mí mismo, que psicoanalizándome; sé que también al aventurarme en mi interior, se produciría este punto medio entre ambas, que ante la mezcla de tales perspectivas, se encuentre respuesta a alguna inquietud de mi interior, ¡sé que existe la posibilidad!, y sería muy disfrutable. Además, si realmente estuviera tan “mal”, como algunos de mis familiares proclaman (gritan, berrean, insultan y burlan), creo que no haría un escrito como este para empezar.
Como en todo lo que hacemos, he tenido mis dudas con este trabajo, incluso “arrepentimiento”, que es algo muy difícil que llegue a sentir cuando de escribir se trata, pero mi decisión ya la he tomado, y quiero ir con ella hasta el final. Con mi verborrea inicial acabada, sólo quiero agradecerme a mí mismo por mi esfuerzo, y está implícito que agradezco a todo aquél que decida por conciencia propia, esencia prima, leer mis palabras.

Sólo confía en ti mismo.
El lado obscuro del atardecer.

Si me pidieran responder, ya sea en vida o ya sea en muerte, al preguntarme una de las características más notables de la humanidad, yo diría en respuesta su inevitable y natural contradicción, ya que ésta se ha conocido en múltiples formas desde el mismo inicio de toda la historia humana. El tema de la confianza, para mí, ha sido siempre un cuento de nunca acabar, debido a que diversas experiencias en mi vida han convertido la confianza en mí, en la confianza sólo en mí, pasando en veces de mi mayor virtud a mi gran maldición.
Siempre he evitado contar acerca de mis verdaderos inicios, ya que no son particulares o notorios, pero si esenciales para comprenderme. Mis comienzos, mi vida, mi infancia, mi niñez, puedo definirla como una serie de circunstancias ligadas por el azar y la consecuencia, cuya secuencialidad es reflejo directo de mi formación y personalidad actual.
Con total sinceridad tengo recuerdos muy vagos en cuanto a algunas partes que conforman el cuadro completo de mi infancia, sin embargo, he conservado partes muy específicas hasta el día de hoy, y quiero compartir que dos de las primeras piezas que junté dentro de mí fueron, afortunadamente y desafortunadamente, la comodidad y la violencia.
Con la comodidad, me refiero a que tuve un techo, una cama, comida, atención y cariño por parte de mis allegados, pero más que nadie, de mi mamá, la cual, se encargó de malcriarme dándome todo lo que quisiera e introduciéndome al maravilloso mundo de las caricaturas, que hasta el cansancio he enaltecido. En cuanto a la violencia, no la sentí de primera mano, ya que mi mamá se encargó de que nadie me pusiera un dedo encima, aunque debo decir, que si fui testigo directo de cómo alguien la recibía, llámese mi prima, mi abuela…o incluso mi madre. ¡Ah!, disculpen si me pongo un poco sentimental, es que, es la primera vez que lo cuento, pero en fin, prosigo. Ya sea a manera de gritos, de regaños, de golpes, de insultos, entre otros, siempre podía observar y oír en primera fila todo lo sucedido, por lo que quedaron en mi mente, en mi corazón y en mi alma, momentos demasiado específicos de ese tema, y que no revelaré por las obvias razones de la prosa y la privacidad. Debido a que mi ser de la infancia estaba bajo ese contexto, decidía encerrarse en su habitación, conviviendo con sus personajes favoritos y sus aventuras, soñando que algún día, pudiera ser como ellos, caminar en el atardecer y vivir grandes hazañas. ¿Qué puedo decir ante eso?, que quizá, sólo quizá, cometí el error de omitir la realidad en lugar de enfrentarla, ya que corría el riesgo de concebirlo como algo natural en mi vida, y pecar de indiferencia; esto es uno de los puntos que admiro de mí mismo, ya que hasta la fecha, ante cualquier grito, ante cualquier golpe, ante cualquier insulto, soy consciente de que no me he acostumbrado en lo más mínimo, ya que de lo contrario, no me enfadaría, como lo he hecho en ultimadas ocasiones ante aquellos que intentan enseñarme con su concepción errónea de educación a base de griteríos y pataleos.
Consecuentemente, entré a la escuela, y con ella, una gran etapa de sufrimiento en mi vida, porque si sufrí cierto acoso escolar. ¿Por qué lo sufría?, ¿por mi amabilidad?, ¿por no ir a fiestas?, ¿porque no me gustaban las demás cosas que le gustaban a los demás?, ¿porque me gustaba dibujar en lugar de aprender a tocar la guitarra? Y en serio, me permito discutir eso con mayor profundidad, porque está ligado a una anécdota que redondeará toda esta parte. Desde primaria, hasta la preparatoria, y un poco de la universidad, siempre estuvo el dichoso tema con la bendita guitarra, ya que no sé qué clase de pinche estatus sagrado y mágico te ofrecía tal instrumento, pero al parecer el suficiente para pasar de insecto a dios, o como yo lo veía, de insecto a cretino. Y no quiero malentenderme de todas aquellas personas que tocan la guitarra, ya que comprendo tal arte y se me hace una manifestación musical magnífica, pero lo que a mí me molestaba era la frase que me vendían durante toda mi vida escolar de “aprende a tocar guitarra y te dejarán de molestar”, a lo que proclamaba, con sincera humildad, de que yo no poseía ese don, y no me encontraba a mí mismo en tal proceso. Ligado a eso, me recordó una exposición que hicimos acerca de la delincuencia juvenil, y el cómo todos mis compañeros de ese entonces, en la secundaria, optaban por ella a favor, ya que si no pertenecías a una, te molestaban siempre; no recuerdo lo que dije ese día, pero me recuerdo a mí, silencioso en mi banca, pensando en que no estaba de acuerdo con ello.
Yéndome sobre ese punto, el acoso sufrido durante mi etapa escolar, tanto en las situaciones más absurdas como en las más horribles, tales experiencias me dejaron un mal sabor de boca, y un conflicto eterno en cuanto a mis relaciones interpersonales, en especial con las que se enfatizaba el uso de “bromas”, para poder pertenecer. Debido a esos tratos, yo siempre tuve en baja estima a personas que encontraran gracioso divertirse a costa de otras, además de sentir cierto asco por las personas que molestaban con el único objetivo de sentirse importantes, y por ello, siempre prefería pasármela solo. Algunas personas cercanas me diagnosticaron tal percepción como “el mal de la literalidad”, y si, tenían cierta razón. Con el pasar del tiempo, pude progresar en ese ámbito, ya que aprendí a burlarme de mí mismo, y aprender a apreciar las cosas de quien viene, no porque desee divertirse a costa tuya, sino que así expresa un “te quiero, ve con Dios”. Pero eso no quita que siga teniendo cierto “miedo”, o “preocupación”, cuando se molesta a alguien, ya que aunque me pueda reír, y si la otra persona en dado caso se ofende de verdad, me sentiría terrible al saber que yo fui parte de eso. Además, de que a pesar de mis progresos, ciertamente, no dejo de tener cierto aborrecimiento por ese tipo de personas, un resentimiento verdaderamente profundo, el cual provoca varios de mis silencios.
El primer verdadero momento de partición que tuve en mi vida, fue con la llegada del teatro, y un grupo de personas que a leguas se les notaba por qué estaban ahí y qué es lo que querían. El grupo Aquelarre, y por consiguiente, Orchestra Artes Escénicas, me impactó en todos los sentidos, siendo que no sólo me cobijaron, no sólo me enseñaron, no sólo me hicieron ver el mundo con otra perspectiva, sino que me hicieron darme cuenta de que yo siempre fui alguien extraordinario, sólo que no quería verlo. Sin embargo, sean peras o manzanas, me permitieron realizar un análisis más detallado de mí mismo, la cual, como dije, habla del contexto de mi niñez reflejado por consecuencia al día de hoy.
Aunque yo prefería estar siempre enrollado en mi mundo de fantasía y caricaturas, poseía una enorme curiosidad acerca del “mundo exterior”, y la pertenencia propia de mi ser al mismo. Una vez que en teatro encontré esa pertenencia, desde mi primera obra, mi primer protagónico, creí que la exaltación de mi me haría alcanzar una mayor satisfacción, pero cuando no lo lograba debido a errores o que sencillamente no debía resaltar, aunque estaba esta tendencia a no externarlo, igual existía este malestar, esta culpa, que en veces se podía transformar en indecisión, y de ahí, en contradicción, la cual provocaba continuamente disonancias entre lo que creía y lo que hacía.
Cuando fui consciente de tal actuar, empecé a moderarme, a analizarme continuamente, reflexionar quién era y qué quería, pero sobre todo, a valorar un poco más mis triunfos obtenidos y los conocimientos alcanzados. Tal apreciación me permitió cortar de raíz con cuestiones que me frenaban, ignorar las críticas, aprovechar mis habilidades, y obtener mayores recompensas. Sin embargo, he de decirlo, llegó a tal punto que me desvié.
El constate apreciar de mis hazañas y triunfos personales empecé a hacerlo con el único objetivo de no envidiar los triunfos ajenos, y ante tal fin, empecé a enfermarme de soberbia, la que me hizo tomar algunas decisiones un tanto deplorables y otras muchísimo peores. Con lo que he aprendido me he dado cuenta que no se debe pelear con estas sensaciones, ya que son parte de uno por obviedad, pero si alimentas unas partes de ti más que otras, caes en el desequilibrio, el cual termina por perjudicarte, sin mencionar las consecuencias que generas para después y que no siempre estás dispuesto a enfrentar.
Tanta soberbia, ligada a tanta ira y a tanto odio que he sentido debido a muchas situaciones personales, provocaron que llevara este “sólo puedes confiar en ti mismo”, a todos los niveles de mi vida, cortando lazos con muchas personas. Tal problemática no es sólo reciente, sino que como he argumentado, ha sido un tema de nunca acabar desde tiempos inmemoriales en mi vida.
Hace mucho discutí un problema con alguien acerca de la comunicación, si ésta realmente existía o si tan sólo era una invención producto de percepciones cerradas. Yo creo que gran parte del problema de la comunicación universal, este estudio del malentendido y su remedio, tiene que ver con la falta de vulnerabilidad que tenemos los seres humanos y que desgraciadamente conseguimos con la experiencia. Los caminos al equilibrio son muchísimos, y aunque se consiga, éste no dura para siempre, ya que la intermitencia de la vida nos hace sentir el vaivén de la existencia, siendo que en veces nos infunde el temor que nos impide cruzar el próximo umbral. Así me siento ahora mismo, porque como dije, cada momento es el momento para cambiarlo todo.
Si, sé lo que me sucede, lo he sabido todo el tiempo. Me encuentro atrapado en la indecisión, en una encrucijada…ante la decepción que he tenido con mi familia, con amores, y con diversas personas, no me atrevo a confiar en alguien que no sea yo, por temor a ser decepcionado nuevamente. Y sin embargo, la vida sigue. Y si, tomé mi decisión antes siguiera de escribir la primera palabra.
Sé que no será sencillo, pero si la imaginación humana puede albergar todas las posibilidades de la existencia, y palparlas en el más tenebroso arte o la más sublime alevosía, yo considero posible culminar con mi fe y viajar a nuevos caminos.
Así, con mi resentimiento por la gente, mi contradicción en mí actuar, la inocencia de mis decisiones, la soberbia en mis saberes, mi enojo sobre lo ajeno, la indiferencia al prójimo, mi preocupación de los demás y la fe de tiempos venideros, continuaré viajes de ida y vuelta por terrenos inhóspitos; con mis creencias y mis acciones, mi don y mi maldición, proclamaré mi verdad, la vulnerabilidad e invulnerabilidad en un solo ente: la confianza en mí mismo, y la confianza sólo en mí mismo.

Nuevo fondo.

GUARDIÁN ETERNO.
Maximilian de Zalce.

Soy un jurado coleccionista de imágenes, eso lo pueden ver en muchas de mis publicaciones, porque siempre me encargo de encontrar las imágenes más acordes a lo que intento expresar en mis escritos. También, el hecho de utilizar imágenes ajenas, lo hago con el propósito de enaltecer el trabajo de todos aquellos que se dedican a la elaboración de tan increíbles piezas de arte contemporáneo. Hasta el momento no he recibido ninguna queja, ya que me he encargado de informar con claridad que ninguna de las imágenes me pertenece, porque las utilizo como método de enseñanza visual, incluyendo obviamente que despiertan sensaciones en mí ya que me transmiten de manera fructífera. Mi razón de mi tardía presencia en este espacio nuevamente, público de todos y ninguno, es para algo que quizá no implique gran relevancia, pero quiero que existe mucha claridad y respeto al tema.

He escogido un nuevo fondo para mi blog.

Sé que ya de entrada esto les puede parecer obsesivo, pero lo hago por la única razón de que la imagen no me pertenece, y quiero enaltecer el trabajo del autor al hacer tan increíble trabajo. La imagen escogida es de un artista de la página de Deviantart llamado TylerCreatesWorlds, que tituló su obra como: 




La búsqueda de un nuevo fondo, no fue sencilla en lo más mínimo, ya que quería una imagen que me transmitiera esta idea de las posibilidades fragmentadas a lo largo de la realidad y de uno mismo. Me topé con esto, siendo lo más cercano a mi idea primordial, agregándole cierto toque de misterio y misticismo, además de que su estética estelar se acopla perfectamente a la organización de mi blog. Si el autor, ve que estoy utilizando su imagen, quiero dedicarle estas sinceras palabras:

“Saludos, yo soy Maximilian de Zalce, el Guardián Eterno. Soy gran admirador de tu trabajo, y he decidido utilizar una de tus obras como fondo de mi blog, un proyecto muy especial para mí, por dos razones: la primera, tu creación me significa lo que quiero decir con mis escritos, y la segunda, como podrás notar, yo no poseo el don del dibujo, el diseño o la pintura para hacer mis propias imágenes, ya que si las tuviera, otra historia versaría. Quiero dejarte en claro que yo no obtengo ninguna ganancia económica por la utilización de tu imagen, ¡de ninguna imagen!, siendo que la única recompensa obtenida, es el sincero reconocimiento de algunas personas ante mis palabras, escritos y análisis aquí realizados. Además, te invito a que leas mi blog, creo que te llevarás una grata sorpresa de mi contenido, como yo me la llevé del tuyo”.

Si, eso le expreso, con el público de todos y ninguno como gran testigo. En fin, sólo quería hacer este aviso, y decirles que me agrada estar de regreso por acá. Pronto sabrán más de mí, y lo que planeo hacer. Me despido cordialmente de todos ustedes. Yo soy, y ya lo saben, el Guardián Eterno, Maximilian de Zalce; gracias por su atención.

La imagen, como dejé en claro, no me pertenece de ninguna manera.
Su utilización es sin fines de lucro, sólo para enseñanza.
Sin mayores dudas, gracias por la debida atención.