viernes, 27 de noviembre de 2015

Siguiendo mi camino.

SUPERHÉROE.
Diálogos entre la inocencia y la soledad.

El dolor por el que atraviesa mi ser es indecible, quema cada rincón dentro de mi mente, como un océano, nublando mi juicio y mi visión; de repente la luz en el cielo se apaga, y los cielos se cierran ante mí, dejándome en un solitario desierto de arena obscura, sin ningún viento ni agua que alivie mis penas. No hay nadie, sólo yo y el abismo, un infierno personal que me cubre como una cobija fría, y tal es el aliento de la eternidad, que el temor detiene mi paso. El agobiante tiempo pasa frente a mí, se escurre entre miradas, y todo se mantiene inamovible hasta la locura…siento pasos aproximándose, y ni siquiera debo alzar la cara para conocer a mi verdugo.

Bienvenido nuevamente, mi querido viajante.

No me sorprende verte aquí.

¿No tienes nada que preguntarme?

¿Haría alguna diferencia? Mi condición permanecería igual.

Cada quién su cruz.

Cada quien su equilibrio.

Dejemos la filosofía. ¿No dudas en dónde estás?

Sé dónde estoy.

Y aun así no preguntarás nada.

De cierta forma lo sé.

… ¿Por qué contener tanto sufrimiento?

No lo contengo…lo dejo ir.

Como la tristeza, en aquella ocasión.

Je, ¿lo recuerdas?

¿Cómo olvidarlo? El monte misterioso, y los cielos obscuros en su cima. Recuerdo cómo se iluminó tu vista al ver el brillo una vez más.

Fueron días mejores.

Pero ahora…todo ha desaparecido.

Porque así lo quise.

¿Tan grande es tu dolor?

Mi decisión lo es.

¿Qué tan grande?

Lo observo detenidamente, y luego nos soltamos a reír. Me siento en la negruzca arena, y él hace lo mismo. Miro el horizonte por largo tiempo, pura sombra y obscuridad, y sin saber porqué, sonrío a ese paisaje.

Ya en serio, ¿pretendes dejar todo este mundo así?

Se transformará a su tiempo.

¿Y eso cuándo será?

No lo sé, pero sucederá eventualmente…siempre lo hace.

Has vivido muchas aventuras desde aquellos días. Me siento orgulloso.

Me gustaría sentir lo mismo.

¿Ahora qué sigue?

No lo sé, lo que tenga que venir, no controlo el futuro, sólo el ahora.

… ¿Quieres que te deje solo?

¡Pero si siempre estás conmigo!

¿De veras?

Claro que si, a veces en menor medida, pero es inevitable.

Nunca lo había visto de esa forma…

Tal vez no lo viste, pero lo has sentido.

¿Por qué tengo la ligera sospecha de que tú vienes a enseñarme a mí, y no yo a ti?

De todo se aprende.

Pues te lo agradezco.

...La vida es algo tan bello. Me gusta vivir, porque viviendo, puedo elegir, y al elegir, puedo hacer, y al hacer, puedo trascender, y al trascender, puedo sentir, y al sentir…vuelvo a vivir.

… ¿Me voy o me quedo? Ya no entendí.

Eres un pendejo.

Soy tú, ¿qué esperabas?

Nada menos, gracias a ti he podido conocer y aprender, sentir lo que es la vida, decidir por mí mismo.

Y así, la vida continúa.

¿Quieres que vivamos una vez más?

¡Qué pregunta! Yo debería haberla hecho.

En ese caso vámonos, que se nos hace tarde.

¿De verdad te sientes listo para esto?

Si…más que nunca.

Pues en ese caso despierta, que un debate filosófico te aguarda.

Nada mejor. Por cierto…muchas gracias.

Cuando quieras, hasta el próximo umbral.

Los cielos se abrieron ante mí, y el brillo del atardecer alumbró el obscuro desierto, provocando que de su arena surgiera vida, desde el monte misterioso hasta las tierras de los héroes; el umbral llegaba a su fin, y antes de darme la vuelta, pude ver la creación misma, desde ciudades hasta pueblos, desde planetas hasta galaxias, vi la formación de las estrellas y los soñadores que las miran, el nacimiento de las emociones y los herreros de la humanidad, hasta alcancé a percibir el surgimiento de los aromas, los sonidos, el viento y el agua, los infiernos y los paraísos, los momentos, las respiraciones, las miradas, los amoríos, los sueños, los bosques y sus melodías, hasta culminar en el holismo de la imaginación. Con esta grata presencia de las posibilidades en funcionamiento, volví a mi mundo, viéndome nuevamente en la calle, con un pensar específico.

Estoy solo.

El mundo que ahora se abre ante mí ha cambiado. Los demás héroes que me acompañaban en esta jornada murieron ya hace varios años, forzando de más sus poderes en los campos de la indecisión y la duda. Sólo quedo yo, y como tal, mantengo un bajo perfil, uno entre la indiferencia y la ira, pero sobre todo sumiso por el tangible dolor de mi muela derecha. Pero ninguno de los anteriores fracasos daba respuesta a esta soledad, excepto el haber terminado con mi novia ya hace unos cuantos meses. ¿Qué era lo que más me molestaba? Pues…supongo el saber si sigo siendo real conmigo mismo. Hoy en día existen muchos estúpidos y charlatanes que dicen que la filosofía es una invención, algo que simplemente se hace por hacer algo, de lo cual no podría estar en mayor desacuerdo, no sólo por ser sencillamente el producto de la mente más imbécil y limitada en la faz de la existencia, sino por ofrecernos el porqué ser humano, porqué acción, porqué decisión, y porqué soy; la filosofía es una parte esencial en el conocimiento, no sólo por darte respuesta a chingadazos de tus mayores conflictos, sino por ser una invitación directa al atreverse a conocer todo lo que te conforma, y visualizar eso durante toda la vida. Aunque claro, siempre hay dudas, siempre hay conflictos…como el que tengo ahora, uno que verdaderamente dudo poder resolver.

¿De verdad la filosofía sirve?, ¿todo aquello que he dicho durante toda mi vida es real?, ¿es cierto que una filosofía de vivir el momento sin importar qué, funciona?, ¿no todo eso es sólo superación personal?

Lo que sabía en ese momento es que tenía hambre, y por ello compré una torta de milanesa para comer en casa; seguía debatiéndome lo mismo hasta que cruce una esquina, y casi hasta el otro extremo, pude vislumbrar cómo le quitaban el bolso a una mujer. ¡Maldita sea! El ladrón corría directamente a mí, por lo que me quedé parado. ¿Nunca has sentido como que todo depende de ti?, digo, sonará estúpido, pero aquí aplica lo que he dicho siempre sobre cómo una decisión puede cambiarlo todo.

Y estaba a unos cuarenta y tres pasos de saberlo en carne propia.

“Quiero un poder que me deje salvar a la humanidad y me deje entenderla”, esas fueron mis palabras, y esa fue mi petición de aquel entonces, a lo que recibí la inocencia como único veredicto.

Veintiún pasos, y contando.

La inocencia es un estado de desconocimiento, lo cual te permite conocer el mundo lentamente, comprenderlo a un ritmo pausado, ya que la comprensión es el mayor poder de todos, ¿por qué? Porque es un poder que nadie más se atreve a cargar... ¿entonces por qué yo?

Ocho pasos más.

Una decisión mueve una acción, y una acción mueve el entorno, y al moverse el entorno, puede vulnerabilizar el mundo interno de las personas. Si la filosofía en realidad no sirviera de nada, no me haría las preguntas que me moverían a hacer lo que estaba a punto de realizar. Bien pude haber decidido no hacer nada, pero en su lugar, decidí hacer algo.

Le puse el pie al ladrón.

Este tambaleó y cayó como costal de papas por el suelo; era un sujeto alto, algo musculoso, y yo era un enclenque, pero eso no me importaba, porque ya estaba hecho. Tiré la bolsa donde llevaba mi comida, y me lancé contra el sujeto manteniéndolo boca abajo. Sabía que era una acción inútil, ya que mi fuerza no superaba la suya, y lo supe cuando el sujeto se levantó, pero yo por nada del mundo lo solté. El tipo me gritaba y me golpeaba, algunos reían, otros sólo miraban, pero en ningún segundo aflojé mi agarre sobre su cuello, y aunque el dolor en mi muela subía, yo no pensaba en rendirme. Fue en ese preciso instante cuando un oficial, que había estado al otro de la calle, y que tontamente se dedicó a observar lo sucedido, nos separó, y sin miramientos, empezó a esposar al ladrón. Se hizo el silencio, exceptuando los gritos del hombre que no paraba de decirme “¡estás muerto, putito!”, y sí, tenía razón, he estado muerto por dentro hasta el maldito límite. Respirando con dificultad, y tomando la comida que había tirado, observé el bolso en el suelo, el cual levanté, y al ver a la señora cercana a mí, se lo lancé con suficiencia. No necesitaba mayor agradecimientos, ya que sólo quería comer.

¿Filosofía inservible? Mis nalgas.

La inocencia va a salvar el mundo, porque su espada va a ser la filosofía.

Tan claro como el agua, o como un dolor de muela.

Un pensamiento, un final.

DEMONIOS EN LA FRAGANCIA DE UNA FLOR.

Por Maximilian de Zalce.

A Luisa.

“¿Qué nos ha pasado?”, es la primera pregunta que me viene a la mente. No vengo aquí con discursos, ni con poemas, ni con conceptos u oraciones elocuentes, sino con lo primero que me nazca. Tú, una niña, una mujer, una reina de la noche, un sol en la tarde, tú aquella que con un suspiro me has levantado, con un beso me has matado, con una mirada me has desecho, y con una sonrisa me has herido. Si hoy se diera el fin del mundo, en esta noche, en este amanecer, o en esta tarde, no dejaría que mis palabras expresaran lo que mis acciones podrían hacer, por lo que te llenaría de besos, de abrazos, de caricias y pellizcos, para decirte en cada rose que estás viva, y que estás conmigo, y que me siento feliz que compartas experiencias a mi lado.
Las promesas no existen, eso lo sabemos bien, sólo las acciones, y desgraciadamente, son las que nos marcan más en la vida. Hemos cometido errores, hemos alzado la mano contra el otro, incluso nos hemos besado en medio de lágrimas que gritan por un cálido pasado de vuelta en el presente. No podemos remediar las acciones, sólo las consecuencias que se nos presentan, así es, ¡lo ha sido siempre!, y en muchas ocasiones, ni tu ni yo hemos sabido cómo hacerlo.
Me conoces mejor que a cualquiera, te he abierto mi corazón como a nadie lo había hecho, y al haber depositado tu amor en todas sus cicatrices, has permitido que esa desconfianza se desvanezca poco a poco. Pero no en su totalidad. Tú, Luisa, sabes perfectamente, o al menos eso espero, que muchas de mis acciones no responden al amor, sino a la desconfianza, al miedo, al terror de perderte, o al enojo que me hace dejarte. He tocado tu piel con ira, te he mirado con locura, y has visto el monstruo que soy; cuando los ojos de una bestia rabiosa se posan sobre ti, lo que haces es llorar, por ver lo que oculta esa capa de dolorosa rabia; lloras por mí, porque me conoces, y sabes que estoy muriendo, que me hago daño con mi odio, con mi duda, y tú a pesar de todo, siempre estás ahí para mantenerme a salvo, alejando al demonio implacable, y tomando en brazos al pequeño niño que sólo llora ante un entorno lleno de amargura y pesar.
Cuando me contaste acerca del temor que sentiste, por cierto acontecimiento, no tenía miedo a que me dejaras, sino que tenía pavor a que no fueras feliz. Obviamente, me molesta, y es justo, porque me permite comprender porque tú eras así en tu momento; pero más allá del enfado, puedo tragarme mi orgullo, y darme cuenta de una cosa: eres Luisa, eres ser, eres hermosura, eres vida, y como toda la que existe, estás creciendo, y obviamente quieres conocer más. Apenas estás floreciendo en este mundo, y lo que me asusta, es que tu fragancia atraiga demonios a tu alrededor, confundiendo fortalezas con debilidades, las cuales pueden hacerte caer. Te he visto crecer, y quiero seguir haciéndolo, y no importa cuanta terquedad exista en nuestra actitud, o cuantas penumbras enfrentemos en el camino: yo quiero cuidarte…porque te vivo.
Había realidad en nuestras palabras aquel entonces, cuando de un momento a otro decíamos que enfrentaríamos duras pruebas, mortales obstáculos. Ahora mismo enfrentamos uno: la confianza; no tanto en el otro, sino en uno mismo. Obviamente la vida continúa, el tiempo y su historia no espera a nadie, y tú seguirás floreciendo…pero no quiero que sólo seamos plantas unidas a la tierra, sino el viento que doma todos los espacios, y se une creando esa fuerza llamada amor.
Te daré un beso, una mirada y un brazo protector, pero luego, nos daremos la vuelta, nos alejaremos, y miraremos otros horizontes por unos segundos. Si decidimos volver a mirarnos, te juro que no me separaré de ti. Te vivo Luisa, y quiero que siga siendo de esa forma, a pesar de todo, y con lo que implique. Si decidimos acercarnos otra vez, como siempre lo hacíamos, como lo hacemos, y como lo haremos siempre, te prometo una mano cálida, un beso infinito, y cada respiración de mi pecho que te susurrará en tus horas de sueño, “aquí estoy, y aquí estaré siempre, mi pequeña flor”.

HULK.

RECUENTO CINEMATOGRÁFICO Y ANÁLISIS COMPARATIVO AL CÓMIC.

Desde hace mucho tiempo he comprendido que las personas nos asombramos por hazañas extraordinarias que vivimos en nuestro entorno, pero al momento de rememorarlo, quizá de manera demostrativa, solemos hacerlo preferiblemente sin involucrarnos a profundidad. He detectado el grave problema de un tiempo para acá, que en mis análisis tiendo a dejar demasiado por sentado lo que siento con respecto a una cosa, debido a experiencias personales y fantasmas de tiempo atrás, provocando la creación de un lenguaje más explicativo, dejando de lado la labor de vulnerabilizar a cualquier individuo por mis palabras. No me cuestiono la falta de dominio en un tema, que sin lugar a dudas tal capacidad analítica ha crecido en mí, pero la falta de visceralidad en mis palabras es lo preocupante. Siendo escritor, siendo artista, siendo soñador, siendo superhéroe, y mayor que todo lo anterior, ¡siendo guardián!, no puedo permitirme esta ignorancia emotiva en cuanto a los temas que toco, ¿cómo puedes esperar llegar a la esencia de las cosas sin llegar a verte tú en todo ello? Las caricaturas, los libros, los cómics, las novelas, los cuentos, la poesía, las canciones, las historias, todo ello y más, me provoca este hacer transformador, este presenciar vívido, esta riqueza espiritual, la cual debe enaltecerse, respetando su debido espacio, porque más allá de que sea algo que sencillamente me gusta, es aquello que despierta algo en mí y me inspira hablar de ello.
Me tomé un tiempo, y me di a la tarea de mejorar mi lenguaje narrativo, cual entrenamiento en el templo sagrado, y logré desarrollar una nueva técnica, la cual emplearé de ahora en adelante, sin pensar en mantenerla inamovible, sino presenciando con placer su crecimiento y vivencia. Quería nivelar el marcador entre mi deseo interpretativo y mi hambre sensorial, creando un desenvolvimiento más fluido, donde comprendo los momentos en cada parte del escrito, manteniéndolos unificados, y dirigirlos armoniosamente hacia un certero fin. No imagino mejor forma de hacerlo que cumplir con lo acordado, trayéndoles otro trabajo dentro de “La jornada de todos los héroes”, con un personaje asombroso en todas sus dimensiones.
Desde el Hulk creado por Stan Lee y Jack Kirby, pasando por las películas Hulk del 2003 y El increíble Hulk del 2008, hasta llegar a asombrosas encarnaciones del séptimo arte como Planeta Hulk, Guerra Mundial Hulk, tragedias, encuentros y tanta destrucción, hemos conocido varias apariencias del gigante esmeralda, desde la irracionalidad hasta el heroísmo, encontrándolo en las situaciones más insólitas sobre la creación y la destrucción.
Yéndonos directamente con el primer filme, la primera vez que vemos a Hulk en la pantalla grande, hubo críticas tanto halagadoras como hostiles, porque estos últimos consideraban en su estupidez que la película era demasiado compleja para una cinta sobre este personaje, por lo que a mi parecer tal opinión, con el debido respeto, me entró por un oído y salió por el otro, al sentir que esta adaptación logra captar la esencia argumentativa y conflictiva del superhéroe, plasmando mucho de los detalles y rasgos de Hulk, que han sido retomados una y otra vez incluso en su complejidad.


La película me fascinó, ¿qué más se puede decir?, y eso que cuando la vi por primera vez no la entendí del todo, pero vaya que años después comprendí el significado. Obviamente es una labor muy complicada el pasar la fantasía gráfica del cómic en un ámbito más cercano a la realidad, en especial cuando tratas con una audiencia que prefiere al titán tirando golpes en lugar de reflexionar acerca de su origen, lo cual es respetable, pero no te permite captar la intención real del filme. Es obvio que no estamos tratando con una película artística al cien por cien, mucho menos de una excelentemente dirigida sobre algunos detalles de edición, pero me atrapó a mí desde el primer instante cuando trataron este tema de la dualidad en el yo del individuo, tema que es muy referido a lo largo de mis historias favoritas de este poderoso personaje. El proponer que el accidente gamma que sufre el doctor Banner no sólo lo cambia físicamente, sino también psicológicamente y espiritualmente, es la principal razón por la cual me encantó esta primera propuesta, porque me hizo entender sin rodeos, cómo podemos adquirir otra personalidad, o actitudes alternativas por diversos momentos de partición que hemos vivido, y como tales, se activan en momentos donde nos sentimos enfrentados a esos sucesos de manera tanto fisiológica como emocional. Psicológicamente hablando, esto es algo muy cierto, pero también es algo que bien pudo habernos sucedido a todos, porque cada vez que decimos odiar a alguien es por ver aspectos de esas personas en nosotros mismos, y tal sentir nace por algún suceso compartido con la persona, cosa que en algunos casos, se puede ir reprimiendo por diversas circunstancias, mientras que en otros casos, se van activando poco a poco hasta hacer más fructífera esta línea entre una actitud y otra, por cada enfrentamiento entre nuevos aprendizajes y el pasado lleno de traumas o sucesos que vamos cargando. La ira, al ser una emoción tan poderosa, estalla con la verdad, ya que hablamos de pulsiones, de lo escondido en tu interior, y tal enojo puede esconder muchas frustraciones de antaño. Todo esto, como dije antes, es lo que vi, lo que desarrollé, y la razón por la cual la película impactó tanto en mí. Me pareció también interesante manejar este enfrentamiento padre e hijo, en homenaje a la rivalidad entre Hulk y el hombre absorbente, lo cual se hace en la destacable interpretación de Nicholas King como David Banner, padre de Bruce, y más que nada en la maravillosa escena de la base militar donde ambos dialogan; al ver esta secuencia, de pronto me vi transportado al teatro, en un monólogo representativo de las partes contrarias, protagonista y antagonista, rectitud y caos, odio contra redención.

“…Piensa en todos esos hombres de afuera con uniformes, ladrando y tragándose órdenes, imponiendo sus miserables reglas sobre el mundo entero. ¡Piensa en todo el mal que han hecho! ¡A ti! ¡A mí! ¡A la humanidad! Pues entiende algo, podemos hacer que ellos, sus banderas, sus himnos y sus gobiernos, ¡desaparezcan!, en un momento, ¡tú en mí…!”.
“¿Qué, es tu respuesta? Pues entonces vas a morir, y a renacer, ¡cómo un héroe! De los que habitaron la tierra, mucho antes que las apagadas religiones de la civilización, infectaran el alma de la humanidad…”.


Luego de tan impresionantes palabras, David absorbe una gran cantidad de electricidad, transformándose en una entidad de energía pura, que Bruce transformándose en ese momento ante él, hace alusión al enfrentamiento de Zeus, padre de los dioses, y Prometeo, campeón de la humanidad. Obviamente el final tiene su explicación por el lado heroico y científico, pero intuyo que la intención principal de darle ese fin, fue atribuirle a la condición del villano este carácter de recuerdo, que denotaba esta parte sádica y salvaje que heredó en su hijo, y el ver cómo algunas secuencias estaban más obscurecidas, representaban este inconsciente del héroe, y cómo la presencia paternal yacía en todas partes. Hulk se da cuenta que mientras más luche con él, mientras más alimente este rencor por su padre, toda esa rabia, más fuerte hará esa parte que en algún momento lo transformará en el villano, igual a su progenitor, así que el devolverle toda la energía, simboliza esta proyección de la rabia que los mantenía unidos, y cómo al fundirse colapsa por sí mismo ese miedo y odio hacia él, alcanzando la redención. Me pareció increíble cómo utilizaron esta analogía de cómo personas muy cercanas a nosotros pueden encarnar nuestros más profundos rencores, y a parte de sentir una enorme decepción, igual tenemos un miedo no por lo que podrían hacernos, sino por saber que una parte de ellos mismos que los hicieron tomar esa clase de vida, también vive en nosotros.


En la segunda adaptación, deslindada de la primera, conocemos a un Bruce Banner cansado de sus poderes como Hulk, y busca desesperadamente la manera de remediarlo, mientras el ejército estadounidense le sigue fervientemente la pista. Esta película encantó más al público que la anterior, porque más allá de concentrarse en el origen de la creatura, la acción se mantiene en movimiento ante la persecución y caza que le dan a su alter ego haciendo que las situaciones se desenvuelvan de manera más natural, además de dar entrada a uno de los villanos emblemáticos del gigante verde, la Abominación, siendo la degradación de Blonsky, por su locura con el poder, lo que hizo de tal interpretación algo disfrutable. El diseño del protagónico, más algunas peleas, fueron lo que agradó a la audiencia, pero yo me quedo con esta película más por el mensaje acerca de las analogías con respecto al poder, tanto por el control del mismo, como la libertad de poder usarlo, cayendo en el tema acerca de quién realmente merece portar tal don. Lo que me llamó más la atención de la película en todo momento, fue la antítesis Blonsky/Banner, siendo que mientras uno deseaba el poder para usarlo a su antojo, el otro deseaba desecharlo al considerar que nadie debía poseerlo, pero viendo cómo la catástrofe se desata, Bruce decide afrontar el reto, y asumir su papel como Hulk para dirigir toda esa rabia en un objetivo definido. Interpretándolo ya más a la vida cotidiana, está por sentado que todos tenemos cierto poder, entendido este como la capacidad de injerencia que tenemos en nuestro entorno y en nuestros allegados, desde el gobernante que tiene el poder para destruir o construir una nación, hasta el portero que tiene el poder de dejarte pasar. Creo que el poder no debe tenerlo cualquiera, pero más que una conclusión, el gigante esmeralda nos deja con una pregunta: ¿cómo escoger a la persona correcta?, incluso eso se ve casi al final en la escena del helicóptero previo al combate, donde Bruce deja en claro no poder controlar el poder de Hulk, pero si poder dirigirlo, y esa decisión da pie a la enseñanza que lo que determina la libertad de ejercer un poder, es la capacidad humana de lograr controlarlo.


Son muy pocos los superhéroes que he podido leer desde sus orígenes, si de Marvel hablamos, ya que empecé a interesarme en el gigante furioso desde el lanzamiento de la película animada, Planeta Hulk, basado obviamente en el cómic del mismo nombre y del cual me seguí por la guerra contra los demás héroes, su confinamiento, la aparición del Red Hulk, y enfrentamientos posteriores a entidades tanto monstruosas como divinas, llegando a un final felizmente inesperado hasta donde puedo entender. Lo que más me gusta de todos estos cómics, es cómo mezclan lo mejor de las películas estrenadas en años pasados, manteniendo constante esta dualidad entre Bruce y Hulk más las diversas batallas que han presentado a este poderoso personaje.



El tema por ley que se encuentra en este héroe, desde sus inicios hasta su presuntuoso final, es la fragmentación, porque vemos que ha habido diferentes tipos de Hulks a lo largo de la historia, muchas veces encarnando una actitud reprimida del buen doctor Banner. En los eventos del famoso cómic de esta línea, “Los increíbles Hulks”, conocemos una gran verdad acerca de la relación entre el coloso y el científico, y resulta que la bomba gama, si había despertado algo dentro de Bruce, lo cual se manifiesta como Hulk, y ha estado creciendo de tal manera que se ha forjado una personalidad, la cual siempre choca con la del hombre. De igual forma se presume, que Bruce no es quien protege al mundo de Hulk, sino que es Hulk quien protege al mundo de Banner, al ser este una de las mentes más brillantes, pero potencialmente, más peligrosas del universo Marvel. Frenado sólo por deidades divinas como Zeus o las fuerzas demoniacas, Hulk no tiene rivales heroicos que logren detenerle, y mucho menos cuando las personalidades del doctor y la bestia se han entremezclado a lo largo de los años, haciendo surgir a un nuevo ser.



Pensando que sólo Ghost Rider podría despertar mi interés por este universo, Hulk me gritó rabioso que prestara más atención, y si, consiguió que buscara muchas de sus nuevas aventuras, y hacerlo escalar en un merecido primer puesto entre mis héroes preferidos de Marvel. No sólo el más fuerte entre los fuertes, sino el del conflicto más trágico, y quizá, poseedor de un tema atemporal e inherente a cada uno de nosotros, en especial a mí. Espero hayan disfrutado de esta narración, y les haya hecho comprender un poco más de no juzgar tanto por las apariencias, y realmente encontrarse con los detalles que hacen trascender una acción. Como siempre es un placer escribir, y que les sonrían los vientos de lo desconocido. Mi nombre ya lo saben, así que me despido humildemente; gracias por su atención.


Como siempre, aunque ya lo saben, ninguna de las imágenes aquí me pertenecen.
Todas pertenecen de forma exclusiva a sus respectivos creadores.
Su utilización, es sólo por motivos de enseñanza y aprendizaje.

En pos de una nueva técnica.

HUMANIDAD.
Desvaríos de la eterna búsqueda.

Desde muy pequeño me gustó escribir, y a partir de mis primeras historias acerca de mis viajes al mundo de caricatura y realidades alternas, fue que comenzó toda una jornada por la búsqueda de la técnica perfecta, del estilo definitivo, aquel desenvolvimiento de acciones merecedoras de mí presencia. Decidí aventurarme primero por los mares de la poesía y la hermosura, masticando lenguajes variados que pudiera encontrar en diversos entornos de mi imaginación. Estuvo el cuento, y aunque tuve creaciones bellas, me topé con muchas molestas limitaciones. Al final, fue el ensayo, y por un tiempo, me sentí en casa; podía fragmentar una idea en posibilidades tan vivas y diferentes sin que hubiera límites en lo que pudiera surgir, desde el horror y la divinidad, la elocuencia y la locura, la pureza y la perversión, y la destrucción y el vacío…pero llegó un momento en que no fue suficiente. No me malentiendan, ¡me encanta escribir ensayos!, pero el problema no era ese, sino yo, por lo que escribía. Llegó un momento en que las palabras me parecían las mismas, diálogos cortos y torpes, siempre yendo al mismo punto. Sé por experiencia que todo viene de un punto, y finalmente regresa al mismo, porque humanos nacemos y dioses acabamos, pero quería encontrar otros caminos, y de paso, hallar cual usaría para mí durante la mayoría del tiempo. Quería dejar un poco el orden, y aventurarme en el caos nuevamente; desde pequeño he encontrado un obsesivo placer por la armonía estética, por la belleza de lo inalterable, por la organización compulsiva de todo mi entorno y de mí mismo, pero igual he tenido que aprender que ni siquiera el orden más perfecto, si es que este llegara a existir, es completamente infalible. Siempre estuve tan preocupado por ver los estilos de infinidad de escritores, tratando de emularlos, pero ahora que encontré el mío, decidí que era el momento de evolucionar. No me preocuparía, y me tiraría de espaldas en los abismos caóticos y fértiles de la creación, dejando que surgiera algo nuevo.
Tal empresa no es sencilla, y menos con el tiempo que me impuse, ya que tendría que hacer una recopilación exhaustiva de todo lo logrado hasta el momento, analizando beneficios y debilidades de mi propia experiencia, estableciéndome reglas precisas de que mi nueva técnica, sería independiente y pendiente de mi estado de ánimo, activa a creatividad literaria, y equilibrada en cuanto a lenguaje oral y escrito. Como no había tiempo que perder, lo hice, y aunque encontré respuestas, caí en la lastimera revelación de que estaba haciendo todo igual, o quizá, el verlo todo así no me ayudaría a algo nuevo. Tenía que reflexionar.
Para lograrlo, volví a la primera historia que escribí en mi vida, titulada, “Al terminar un camino se empieza otro”, nombre que tuve a bien darle una vez finalizado ese proyecto durante mi niñez. Me enorgullecí de lo que hice, no sólo rememorando las tan vívidas experiencias pasadas tanto dentro como fuera de la ficción, sino sorprendiéndome al hacer un análisis serio y concienzudo sobre los momentos que ocupaban las aventuras de mi personaje protagónico en sus viajes por diversos reinos de la realidad. Perdonarán ustedes esta pausa, pero quiero expresarles en lo que consiste esta historia: la misma, cuyo título ya les revele, tiene la característica por excelencia, de que narra mis aventuras, de manera literal. Conforme varias caricaturas que vi de niño, siendo mi principal fuente de inspiración, me empecé a hacer varias preguntas acerca de mis personajes, que despertaron el deseo en mí de encontrarlos en situaciones distintas a las cotidianas; mismas ganas que me motivaron a sacar lápiz y papel trazando mis primeros pasos por el increíble mundo de la creación literaria. Odiaba leer, me aburría la escuela, no salía casi nunca de mi casa, pero ahí me tienes durante tres meses trabajando con el inicio de este gran proyecto, en un identificable cuaderno de pasta morada medio usado; casi por acto de magia, al finalizar esa primera parte, obtengo una computadora, lo que me permite crear una versión más larga y loca de mí ya tan ambiciosa narración. ¿Qué es mi historia?, ¿Por qué es tan importante para mí?, ¿qué me hace no abandonarla y volver a ella más veces de las que puedo contar?, pues es que en ella, cuento de manera ficticia, el como yo, un pequeño niño regordete de secundaria, es solicitado por un extraño individuo, para salvar un mundo dentro de este mismo mundo, es decir, el de las caricaturas. Para mí no existieron momentos más excitantes como los que viví al escribir letra por letra, párrafo tras párrafo, el como yo, realmente podía convivir con mis personajes favoritos de la infancia, y cómo ellos realmente necesitaban mi ayuda para enfrentarse a una nueva serie de villanos que buscaban destruirlo todo. La leí, una, dos, tres veces, y pude darme cuenta, que la respuesta ahí estaba, en esos primeros momentos. Cabe decir que, si la mala ortografía la consideramos como el origen de los males, yo de niño hubiera sido peor que Satanás, pero admirablemente en los primeros momentos de esta historia creada por mí, planteo situaciones que resultan muy interesantes y de una profunda inocencia tomada de la mano con una infinita sabiduría. Por ejemplo, en esta historia, utilizo muchos personajes de diversas caricaturas entremezclados en el mismo universo, y uno de ellos son los jóvenes titanes, centrándome en los personajes femeninos. En los primeros instantes de mi historia, cuando acepto ayudar a este mundo, tomando el rol de salvador profetizado, resulta que tengo que pasar algunas pruebas antes de mi incansable lucha contra mis enemigos, ya que yo narrativamente consideraba que necesitaba más experiencia de lucha antes de irme contra el mal, sin sospechar siquiera que todo eso guardaría un significado magnífico en mis próximos años. Mi primera prueba, fue el ir a la torre de los titanes, y el tratar de mediar una situación donde tanto Raven la superheroína mística, y Blackfire la súpervillana espacial, luchaban por el amor de Starfire… ¿si me comprenden?, porque yo escribí tal situación no por determinar a quienes pondría en conflicto, sino a raíz de un video de navidad, donde ambas féminas se besan debajo de un muérdago, y se me hizo muy bonito. En mi inocente entender, y hasta la fecha, no soy quien para decir si está bien o mal, además no soy quien tampoco para decir si debiera decirse algo o no, y eso se vio reflejado en la historia, porque no llegué a determinar lo correcto o incorrecto de actitudes, sino que realmente metí mis narices en ese problema para mediar la situación al ver que los que intervenían sufrían de verdad. Las decisiones de mi yo en la ficción, permitieron la unión de unos, y la redención de otros, que al verlo de esa forma, me llenó de alegría. Al decir que metí mis narices en los problemas de los demás, estableció otro punto importante de la historia, el cual se describe en la incertidumbre de si ayudar al mundo de caricaturas o no ayudarlo, al hacerme la certera pregunta de por qué me lo pedían a mí. En el mundo existen muchísimas personas, desde solados a doctores, bomberos a psiquiatras, adolescentes obsesos y adultos cabizbajos…pero se lo pidieron a un solitario niño, porque sabían, al conocerme, que yo era el único que realmente se interesaría en salvar su mundo de la catástrofe total, no sólo luchando con los tiranos, sino involucrándome realmente con mis personajes, y llegar a soluciones.
¡Ah, qué dicha la mía! Qué maravillas sacamos con los pequeños momentos, ¿verdad?, y todo eso lo definí con apenas una embarrada de la primera parte, faltando dos más. En la segunda que nos ocupa, aparte de ser un conjunto de parodias juradas de Dragon Ball Z, claro que vemos mayor complejidad en el asunto, al agregarle el elemento del mundo real y cotidiano a la historia, y cómo entra en conflicto con la personalidad ya alcanzada del personaje, o sea yo, en la anterior saga. Esta serie de eventos reflejan muchas de mis preocupaciones, miedos y enfados a cosas que fueron surgiendo en mi entorno y eran enaltecidas por personas cercanas a mí, tales como las drogas, el crimen, el sexo, la violencia, entre otros. No por nada empiezo la segunda entrega parafraseando esta extinción de los valores en la sociedad; recuerdo cómo liberé muchas frustraciones en el proceso, provocando que el personaje actuara dentro de la historia en consecuencia, y ver cómo la personalidad alegre y voluntariosa se deformaba a una pesada, llena de irritación e indiferencia, y con el eterno debate de qué hacer con mis poderes. Finalmente en la tercera saga, con un principio medio confuso, al situarla años después de mis supuestas aventuras, vemos como un misterioso ejército alienígena se apodera de la tierra, arrasando todo rastro de vida; Dios, al ver este desastre, y notando que no puede intervenir por alguna extraña, maldita y desconocida razón, manda a su arcángel a un supuesto paraíso en el que reposa mi alma en mi apariencia adolescente, para darme un cuerpo y mandarme a la tierra; yo, junto a un grupo de compañeros revividos, tomamos la decisión de reunir a los seres más poderosos en el universo de caricatura, e incitarlos a luchar contra esta amenaza, culminando todo en una decisiva batalla entre el dios antiguo de la muerte, Renkaiser, y el súper-demonio fase tres Maximiliano Zalce Monroy, es decir, quien les está escribiendo ahora. Con la originalidad ciegamente a mi lado, los rellenos que sacaba de las posibilidades más absurdas, y la ortografía no augurando tiempos mejores, todo alcanza su fin en la victoria del súper-demonio fase cuatro sobre el dios de la muerte, salvando tanto un mundo como el otro, y yo yéndome a vivir a un castillo mágico al lado de mis compañeros, viviendo felices por siempre…ajá.
Llegado a ese punto, pude determinar que la materia prima que me dejaría desarrollar una técnica precisa ya estaba en mí, porque todo este rollo del salvador, de combatir al mal, de realmente ayudar a otro, no sólo lo manejaba en los combates extraordinarios que tenía contra grandes enemigos, sino que pequeñas acciones como salvar a un gatito de un árbol, abrazar a alguien en tiempos de necesidad, o escuchar algún problema para aconsejar soluciones, eran realmente lo que trascendía en la humanidad, y que si, en su unión, podían salvar este y todos los mundos de la realidad. Sin embargo, el cambio aún no llegaba, y sólo iba a darse con aquello que le di a las continuaciones alternativas de tan extensa historia. La primera continuación la hice durante mis inicios en la universidad, cuya premisa central acerca de los cuestionamientos definitorios sobre el bien y el mal, la existencia de ambas, incluso la reflexión exhaustiva de las motivaciones que había debajo de cada acto, era sólo superada por este mensaje de comprensión hacia los demás, y saber qué los motivaba a ser como eran. Igual cada palabra es un reflejo directo de mis frustraciones que tenía por actitudes de mi entorno, pero en lo que se separa de la segunda saga, es que en la misma no me importaba encontrarle un motivo, sino poner mi opinión sobre las demás, mientras que en esta reflexiono más un porqué y cómo podía lidiar con todo aquello. Además, dicha continuación serviría de base para dar el salto a otro personaje que estaba haciendo, igual otra encarnación literaria de mí mismo de manera literal, pero ya con todos estos conocimientos obtenidos, y esta cierta plenitud alcanzada entre la inocencia, y las revelaciones que me hacen entrar en conflicto. La otra continuación habla sobre lo que sucedió después de la tercera saga, centrándome en mi yo encarnado de ese momento, y cómo no recordaba su antigua vida antes de ser resucitado por Dios y la posterior guerra que libré; es un proyecto muy interesante porque estoy argumentando varias de las cosas que puse en las demás sagas, además de esta búsqueda del equilibrio en el personaje, por mantener su inocencia intacta y compaginada frente a los conflictos que se le han presentado durante momentos obscuros donde el dolor y la duda fueron llevados al límite.
Uno de los problemas serios que encontré en estos y otros escritos, fue la falta de concentración por mantener mis ideas hiladas, porque aunque si llegara a una conclusión, no terminaba por unirse completamente el escrito. Eso si, encontré un excelente manejo del lenguaje en cuanto a relacionarme con el lector, y la utilización precisa de figuras retóricas en momentos adecuados. Sé de antemano que la perfección no existe, pero aun así no me iba a sentir satisfecho hasta que lograra algo mejor. Volví a escritos antiguos, a escritos que actualmente estoy haciendo, y al ver que cada uno tenía cosas que me llamaban, me di cuenta, reveladoramente, que el verdadero problema aquí era que me preocupaba demasiado. Pensaba mucho en alcanzar objetivamente un lenguaje definido para todos mis escritos, cuando este simplemente vendrá en el momento que yo realmente desee, pero sin la necesidad de forzarlo. Retomando una de las verdades más grandes de mi vida, “pensar menos, y sentir más”, me permitió comprender que cualquier escrito que hago, es mío, y por lo tanto, podía dotarlo del lenguaje que quisiera, uno menos formal e irónico, y más libre y poético; por ello, encontrando la interconexión entre mi esencia definida, y los conocimientos obtenidos con el paso del tiempo, he desarrollado la técnica literaria ¡Kami-no!, también conocida como narración equilibrista o narración de esencia, donde justamente como su nombre lo dice, es una narración libre con cada una de sus partes perfectamente unidas tanto escrita como oralmente, que en cuyo desenvolvimiento si se vea este pensar filosófico, esta formalidad, esta ironía, este resaltar cada cosa a su momento, pero también, más que nada, se vea mi actitud y mi gozo ante todo tema que pase por mis trazos literarios. Sé que, por obviedad, no es distinto a lo que todos los escritores hacen o tratan de hacer, ¿pero por qué lo comparto?, pues para decir precisamente que estilos hay muchos, no sólo en la literatura, sino en toda expresión artística, y que cada uno se desarrollará conforme la persona que lo tenga. Si alguna vez no te sientes conforme en cuanto a tu arte, cualquier cosa que hagas, te invito a que regreses a tus años dorados, y los hagas resurgir de manera extraordinaria al comprender que la respuesta está en ti, porque un escrito, es un reflejo de tu opinión, de lo que eres, y como todo hacer transformador, no puede quedarse estático.
Al final, queda el principio, el título de mi obra maestra, “al terminar un camino se empieza otro”, una verdad que ha perdurado en todo momento. El reencuentro con esta esencia juguetona que me invitó a tan maravilloso mundo fue magnífico, porque pude re-significarlo en algo más grande. Nuevos caminos se abren, y hay tanto por hacer, por lo que inclino mi ser a la dama existencia en primera fila, y le guiño el ojo por su tan obscuro sentido del humor. Espero encontrarme contigo durante mi trayecto vivencial, a cualquiera de ustedes que estén atentos a mis palabras, guardia de la inocencia, soñadores miles, porque estoy seguro, que encontraré el rastro de sus hazañas. Gracias por su atención, y hasta la próxima.

Más historias.

INCREÍBLES HISTORIAS

¿OTRA VEZ CON LO MISMO?

El escritor es creador de universos, no porque sólo plasme en palabras aquellos mundos escondidos de la realidad, sino por el efecto visualizador que provoca en la mente de aquellos vulnerables a toda expresión artística. La función creadora inherente a todo individuo consciente de nuestra sociedad, permite la manifestación y traducción del mundo interno al mundo externo, manejando cualquier tipo de técnica en carácter demostrativo, y si existe un arte que ha podido unificar varias técnicas en forma de diálogos, siluetas y escenificaciones, es la novela gráfica. Nuevamente, público de todos y ninguno, artistas, licenciados, gimnastas, soñadores, héroes, escritores, dibujantes, y uno que otro humano desprevenido, aquí me tienen con una clasificación más a mi muy puro estilo, recomendándoles más historias para su deleite, aprendizaje, y reflexión.

JOKER ASYLUM.
Creado por Arvid Nelson y Alex Sánchez.
DC Comics.


¿Qué decir del tan enigmático y enloquecido payaso príncipe del crimen, que no se haya dicho ya? Arrancamos con un alucinante conjunto de historias, siendo el Joker nuestro único cuenta-cuentos, donde nos narra las desventuras y tragedias de algunos de sus compañeros en el tan conocido asilo. A parte de mantener una atmósfera obscurecida propia de ese mismo mundo, vemos cómo captura al lector al mantener tanto la esencia de los personajes que toca más su muy peculiar y sádico humor. Recomendable a más no poder para todos aquellos neuróticos que quieran dar un pie dentro del país de nunca regresar, y conocer a fondo la filosofía de cada personaje, sorprendiéndonos al demostrarnos sonrientemente cómo incluso en la locura, podemos hallar algo de razón.


FOREVER EVIL.
ARKHAM WAR.
Creado por Peter J. Tomasi.
DC Comics.


Ligada al emocionante evento de los nuevos 52, Maldad Eterna, donde la Liga de la Justicia fue derrotada por sus contrapartes malignas, y ahora reinan el mundo como dioses de la obscuridad, siendo los demás villanos su ejército de demonios a lo largo del planeta. Ciudad gótica, sin su caballero de la noche, es repartida en diversas áreas custodiadas por los dementes del asilo, que dejan relucir no sólo sus apetitos más perversos, sino sus dotes de liderazgo. Bane, archienemigo jurado del murciélago, decide imponer su poderío sobre los demás reclusos de Arkham, sin darse cuenta que poco a poco del caos al orden, él se transforma de destructor en justiciero.

AME-COM GIRLS.
Creado por Jimmy Palmiotti.
DC Comics.


Esta historia mezcló tres cosas que me encantan: mujeres bellísimas, heroísmo, y aventuras entre la vida y la muerte. En una versión sensualmente feminizada del universo DC, conocemos las experiencias, infortunios, y combates de las mejores heroínas de la tierra, al igual que algunas distinguibles súper-villanas. Dividido primero en capítulos contándonos la vida de personajes por individual, para luego contarnos la unión de las mismas contra una bella amenaza en común, desde entonces deciden permanecer en contacto para confrontar a los nuevos enemigos que se atrevan a ir contra estas féminas letales. Una propuesta muy bien manejada, interesante en todo sentido, tanto en lo visual como en lo argumental, además de ser una justa afirmación acerca de las extraordinarias batallas que tendrían lugar, si se llevaran a cabo por este espectacular grupo de heroínas.

SUPERIOR.
Creado por Mark Millar y Leinil Yu.
Icon.


Volviendo por esta incansable búsqueda sobre superhéroes y posibilidades, me encontré nuevamente con una obra excelsa del maestro Mark Millar. Este ha sido de los míos, mezclando el tema infernal, con la responsabilidad heroica, porque nos cuentan la historia de Simon Pooni, un muchacho parapléjico por accidente, que en cuya desesperación, acude a él un misterioso ser que le concede el deseo de su corazón, transformándolo en el conocido superhéroe de cómics de su mundo, Superior, cuyas buenas acciones por el mundo están a contra reloj, debido que todo deseo mágico tiene sus consecuencias, y más con un alma de por medio. Breve, concisa, identificable, ¡no sé!, mucho más en palabras más o en palabras menos, pero si quieren el cuidado con lo que deseas en su máxima expresión, aquí lo tienen sin duda alguna.

THE BLACK PEARL.
Creado por Mark Hamill.


Hemos llegado a uno increíble, que incluso a mí me sorprendió; olvidémonos de un V de Venganza, un Watchmen, o un Kick-Ass incluso, porque el concepto de vigilante diurno que combate al crimen por la noche, y don nadie por el día, ya había sido utilizado por otro reconocido Mark. En un mundo publicitario, no muy lejano al nuestro, donde ya es noticia incluso el ver la mosca pasar, un hombre se alzará entre todas estas lagunas de mentiras, dispuesto a ajusticiar a los verdaderos villanos de la sociedad, y quizá de paso, quedarse con la mujer al final de día, pero Luther, mejor conocido por los medios como El Perla Negra, sabrá que las cosas no son tan simples. Yo les muestro al héroe, ahora ustedes conozcan su tragedia.

CORAZÓN DE ARLEQUÍN.
Creado por Neil Gaiman.


Lo que me encanta Neil Gaiman es esta constante usanza de los arquetipos para crear una gran serie de personajes con motivaciones psicológicas, filosóficas, incluso emocionales, para luego ponerlos a interactuar con diversos elementos reconocibles de la vida diaria, creando un espacio grandísimo de re-significación que nos lleva de la mano por un camino de reflexión, descubrimiento, y nuevas conclusiones sobre la vida y los misterios que guarda. Ahora mismo, con el propio arlequín de la Commedia dell’ Arte, quien en la actualidad se dedica a representar obras a través de las calles, invisibles a todo ojo humano, donde vive historias de amores trágicos y comunes, siempre en la búsqueda de su propio corazón, y a quien podría pertenecerle. Una historia increíble, aunque lo diga yo mismo.

MISTERIOS DE UN ASESINATO.
Creado por Neil Gaiman y P. Craig Russell.
Dark Horse Comics.


Si a Neil Gaiman nunca le puse un pero en sus historias, ¡con ésta mucho menos! En especial porque lo que nos ocupa en esta ocasión, se conecta a otra de sus maravillosas creaciones, desarrollada por Mike Carey, titulado Lucifer. En esta narración, principiando por la duda y lo desconocido, nos ubica en el momento primordial en un lugar conocido como la ciudad de plata, morada de Dios, y hogar de sus ángeles en espera de sus órdenes. Aquí conocemos la historia del ángel Ragüel, la venganza del señor, cuya función es requerida ante el asesinato de otro ángel; el recién despertado debe juntar todas las pistas posibles y llegar a la verdad, que al hacerlo, no le agradará del todo lo que encuentre.


Por esta ocasión, y futuras definitivamente, no dejaré los links de los cómics, ya que he considerado que aunque los links que he dejado con anterioridad te mandan primero a la página que ya he citado por aquí, y no al programa de descarga como tal, no debo adjudicarme el deber de hacerlo bajo ninguna circunstancia. Esto lo hago no por temor a una demanda o cancelación, sino con el único motivo de dar a entender que no obtengo ningún beneficio al mostrar estos cómics, y que el que estas historias estén traducidas al español, se lo debemos a la página How to ArsenioLupin, de la cual soy fanático indiscutido. Si desean obtener alguna de estas historias, pueden tratar en una comic-con, tiendas de cómics, por encargo, o en alguna tienda de revistas, pero si no hay suerte, ya les dije de donde las encontré. Gracias por su atención, amadores de las buenas historias, y hasta el próximo encuentro.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Un cuento nacido una tarde caminando.

ESCRITOR

Una tragedia de ventanas y preguntas.

POR

Maximilian de Zalce.

...

Ya no sé quién soy…


Y si…sé que me estás mirando…

“Todos somos títeres, sólo que yo veo los hilos”.

“Por mí se va a la ciudad del eterno dolor”.

“En el principio existió el verbo, y el verbo era Dios”.

“Dios los hizo a su imagen y semejanza”.

“A veces la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones sean destruidas”.

“La libertad no necesita alas, lo que necesita es echar raíces”.

“Aprender a dudar es aprender a pensar”.

“Todo nos viene de los demás. Ser es pertenecer a alguien”.

“Todo lo que una persona puede imaginar otros podrán hacerlo realidad”.


Sé que puedes verme. Sé que tú, quien quiera que seas, me percibes de alguna forma. Tenía un nombre, tenía un hogar, tenía una vida, bueno…no era mi vida realmente, no después que descubrí la verdad. Sé qué puedes estar pensando, ¡pero no!, no estoy triste, ¡estoy molesto!, ¡me siento rabioso!, deseo poner mis manos en el cuello de cierta persona. Ese pensamiento me llevó hasta aquí, antes de desmayarme completamente, por la falta de alimento y descanso. Ahora, me rodea una inmensa obscuridad…

“Yo aquí, escribiéndote. Tú allá, borrándote”.

¿Qué es existir?, ¿una decisión propia, o el capricho de alguien más?, ¿las cosas realmente existen mientras no las veamos?, ¿el mundo gira, la gente respira, el tiempo pasa, por mera naturaleza?, ¿o todo lo que llegamos a percibir no es otra cosa que la invención y capricho de alguien más, tratando de convencernos, de significarnos en aquello que nos rodea? Dios nos dotó del libre albedrío, eso lo sabemos… ¿pero no en su gran omnipotencia, sabe lo que haremos de todos modos?, ¿cómo puede ser eso libertad?

“Dios le da las peores batallas a sus mejores guerreros”.

¡Mierda!, eso es lo que el supuesto dios da a sus hijos, ¡pura mierda!, nada es real, todo es una mentira, ¡la vida no existe!, ¡mi vida no existe!, ¡yo no soy real!, sólo soy un capricho, una invención, un suspiro, una idea, algo que se plasmó en papel y luego fue llevado de boca en boca siendo digno de ser narrado. ¡Pero eso no soy yo!

“Que el dios que has inventado, te perdone”.

Si…yo solía creer, yo solía vivir, yo solía amar, solía tener la esperanza de que mis decisiones fueran sólo mías, de que mis sueños y temores me pertenecieran, que mi conciencia es un producto que si bien yo no hice, podía controlar con el tiempo. Todo es una mentira, y lo supe aquella noche, entre las sombras de mi habitación, alejado del calor familiar, de una voz me susurró en medio de tales penumbras…

¿Quién es el Dios que escribe tu existencia?

La misma pregunta, un día tras otro, noche tras noche, que empezó a tener sentido conforme el tiempo se escapaba de mis manos. No comprendía la pregunta en esencia, ¿quién la haría?, Dios no escribe, Dios crea, Dios sustenta, Dios juzga, y Dios dicta…pero no controla. Como sabrán, nunca estuve del toco convencido de mi religión, de las enseñanzas de mi padre y madre, y aunque lograron silenciarme varias preguntas, yo seguía pensando. Crecí, formé una familia, y lancé por fin con dedicación a los estudios sobre el origen del universo, la existencia divina, entre muchos títulos más…pero nunca encontré nada. No encontraba porque no sabía qué buscaba, ¿quién es Dios?, ¿qué es lo que hace?, ¿en dónde reside?, ¿cómo es realmente?, tantas preguntas y poca respuesta. Dios, llámese como se llame en diversas culturas, es la misma fuerza que mantiene unido al universo y todos sus seres vivos, pero quitándole la poesía y misterio al asunto… ¿Cuál es su verdadera apariencia o manifestación?, debe tenerla, aunque no sea perceptible al ser humano ni a ninguna de sus creaciones.
Volví a mis pensamientos una tarde que caminaba entre esquinas solitarias, pero súbitamente, el horror aparecía ante mí con macabra elocuencia. Caminaba, eso era un hecho, pero las calles, eran distintas; al principio pensé, que me había perdido, por eso no reconocía esa parte de la ciudad…

“La realidad no es otra cosa que la capacidad que tienen de engañarse nuestros sentidos”.

Caminé por esos extraños lugares, una y otra vez, pero las personas, los parques, los caminos, las voces, los lugares, todo era distinto, extraño, como si viera el mundo por primera vez; vaya que así era. De pronto, una tienda, una mesita donde estaban acomodados varios ejemplares del mismo libro, porque según un cartel que colgaba encima, era uno muy popular. Me acerqué, y sin perder nada, tomé uno de ellos entre mis manos, “Voces del pueblo” se titulaba, una antología de historias, nada especial a mi parecer. Miré la parte trasera, leí el primero, segundo y tercer párrafo, pero fue en el último donde sentí mi gesto endurecerse; a una segunda lectura al mismo conjunto de palabras sentí un escalofrío, junto con una mueca burlona para sentirme seguro.

La voz inocente.

Alberto, un hombre de familia, católico practicante, será asediado por unas voces de ultratumba que lo harán dudar de aquello en lo que cree, aprendiendo que existen cosas más grandes más allá de su pequeña nariz.

Mis manos temblaron, pero decidí tranquilizarme. Discretamente, abrí el libro, en el cuento seleccionado, un mero conjunto de hojas; no comprendía nada de esto.

“Mientras atravesaba la esquina con el pan en mano, escuchó con deleite las campanas de la iglesia. Era una hermosa mañana, y el calor del sol le daba fuerzas a su cuerpo…”.
“Tenía dos hijos, llamado Mathew y Veshka, hermosos y dulces…”.
“Su esposa Claire lo sorprendió con un platillo casero, y un beso en la mejilla los preparó para una acogedora tarde…”.
“Alberto, en ocasiones, pensaba acerca de su pasado, en lo duro de su formación, en los castigos a los que sus padres lo sometían por tan sólo preguntar acerca de Dios y sus enseñanzas…”.
“Esa noche no podía dormir, por lo que intentó distraerse con algunos pasajes bíblicos. Un escalofrío recorrió su espalda, y de inmediato pensó que no estaba solo en aquel cuarto…”.
“La voz reptante lo sacudía, lo hacía dudar. Quería correr, quería saltar, quería irse lo más rápido posible de esa casa, donde un demonio, una creatura nacida del mismísimo abismo lo acosaba sólo por las preguntas que se había hecho desde niño…”.
“Hablaba con la voz, cada vez más, hasta que una pregunta lo sacó de todo balance…”.

¿Quién es el Dios que escribe tu existencia?

¡Me aterroricé! Tiré el libro, y sólo sé que corrí, corrí y seguí corriendo hasta que las fuerzas me faltaron. La vista era nublosa ante el sudor que entraba a mis ojos, pero cuando logré disipar aquellas gotas de mi cara, caí en cuenta de que estaba frente a mi hogar, y mi familia observándome con infinita preocupación.
¿Dónde había estado?, ¿qué era ese libro?, toda esa historia, ¡era verdad!, palabra por palabra. Los recuerdos de mi vida pasaba se arremolinaban con mis experiencias presentes. ¿Pero por qué?, ¿quién escribiría mi vida? Sólo sé que al día siguiente, busqué en todos lados, pero jamás encontré aquella tienda. Tenía miedo de salir de casa, pero eventualmente lo hacía, y volvía a caer preso en ese mundo, siempre cerca de esa maldita tienda. En un arrebato de ira desmantelé el mostrador, por lo que unas autoridades me llevaron preso…me preguntaron por mí, por una identificación, pero yo sólo les dije mi nombre y el de mi pueblo…y al investigar, al final me dijeron, que ninguna de las dos cosas existía realmente.
Estaba asustado, enojado, pero sobre todo, decepcionado. Las muchas reflexiones que hice acerca de estos encuentros me hicieron darme cuenta que todo sólo se debía a un estrés pasajero, debido quizá al cuestionarme tanto las cosas, como siempre lo hacía, en especial por la voz que me visitaba por las noches. No estaba loco, y podía soportar muchas cosas; creía en el señor, iba a misa los domingos… ¿pero realmente es tan malo hacerse preguntas?
Desesperado, corrí, hasta no poder más, y volver a mi mundo… ¿pero qué era mi mundo?, ¿era la realidad?, ¿o ese mundo era la realidad?, allá soy un personaje de libro, sólo letras, no existo, por lo que entonces… ¿quién soy?
La voz me acosaba, con las mismas preguntas, con las mismas palabras, y yo no sabía qué responder; ¿qué era lo correcto?, ¿qué estaba mal en mí?, ¿por qué me castiga Dios por dudar?... ¿o será que realmente no existe?, entonces…toda mi vida fue una mentira. Ahí supe que tenía que huir; dejé a mi familia, dejé a mis hijos, dejé toda creencia. Me alejé del pueblo, me alejé de los alrededores, me alejé de todo, y mientras más caminaba, mi ira iba creciendo. Tanto castigo, tantas dudas, tanto dolor, ¡para nada!, mi vida no era cierta, era sólo un mero capricho, una mera idea, ¡nada más! Yo no existía.
Entre lágrimas, entre reflexiones, entre cansancios y heridas, volví a ese mundo, pero esta vez a una parte diferente, en una especie de gran callejón, y al final, un hombre caminaba tranquilamente hacia mí. Al pasar por mi lado, sólo dijo, “buenas noches”, con una sonrisa paciente, y siguió su camino. Volví a mi mundo, con pocas fuerzas, oyendo en sueños la misma maldita pregunta.
Los días que siguieron fueron un verdadero castigo, tratando de sobrevivir, soportando el hambre, el cansancio, la enfermedad, hasta que finalmente me rendí, ¿qué caso tenía?, la muerte sería mi más grande liberación.
Abrí los ojos, y sabía por la forma de las calles, que no estaba en mi mundo nuevamente, pero que quizá, sería mi última vez, tanto en este como en cualquier mundo. Maldiciendo mi suerte, asusté a unos individuos que trataron de ayudarme, les grité que se alejaran. Pero entre tales acciones, noté cómo uno de ellos llevaba un libro en las manos, y le pregunté de donde lo sacó. “¡Un sujeto me lo dio!, ¿lo quiere?, ¡es suyo!, pero déjeme ir”. Tomé el libro, y lo primero que busqué fue el nombre del autor, el cual, afortunadamente, venía con una fotografía: ¡era el hombre de la noche pasada! Solté el libro en un charco, y con la ira cegándome, llegué a comprender que me encontraba casi en el mismo punto de la última ocasión, sólo que fuera de los callejones. “Él vendrá…”, me dije a mi mismo, por lo que me senté en las sombras, y esperé con paciencia.
No pasó mucho tiempo hasta que escuché pasos, y vislumbre entre los colores de la noche al mismo viejo del pasado. Cuando estaba suficientemente cerca de mí, me abalancé contra él, directamente agarrando su cuello. Intentó forcejear, pero mis ganas suicidas superaban todas sus acciones, ¿qué importa ya?, ¡no me queda nada!, ¡el hizo mi tragedia!, ¡él es el Dios que escribió mi maldita vida!, ¡él lo comenzó todo!...y yo iba a terminarlo. La vida en sus ojos poco a poco se agotó, hasta disiparse totalmente, siendo el único sonido en ese obscuro callejón el de mis jadeos incontrolables.

“Soy el castigo de Dios. Si no hubieses cometido grandes pecados, Dios no habría enviado un castigo como yo sobre ti”.

“Dios es un concepto por el cual medimos nuestro dolor”.

“Dios no mata al ser, pero el ser puede matar a Dios”.

—¿Te sientes satisfecho?

No sé cuánto tiempo había pasado desde que escuché otra voz humana, por lo que me sobresalté en el acto. Me alejé del cuerpo, y escudriñé en las sombras notando la figura de un hombre que se acercaba a mí. Era alto, de ropa ligera, y una sonrisa afable pero una mirada profunda. No sabía si tener confianza o miedo de él:

—¿Quién eres? —pregunté retrocediendo.
—Relájate, no vine aquí a hacerte más daño —dijo tranquilamente—.No estaba seguro que lo harías, pero veo que hice lo correcto al darle el libro a ese muchacho que intentó ayudarte. ¿Quién soy?, puedes decir que soy tu amigo.
—…Yo ya no tengo amigos —dije desesperado—. No sé quién eres ni me importa, ¡sólo vete!, no tengo nada, ¡lo perdí todo!, he hecho justicia.
—Entonces vuelvo a preguntar, ¿te sientes satisfecho? —dijo mirándome seriamente.

Miré el cuerpo inerte a mis pies, el cual había exhalado su último aliento por mis propias manos. Me recargué en un muro, hasta poco a poco caer al suelo, ante la culpa, el dolor y la confusión, sin saber algo elocuente que decir. “Él arruinó mi vida, el me hizo esto, el escribió mi historia…él me hizo darme cuenta de que no existo”. Él soltó una carcajada, lo cual hizo que dirigiera mi vista a él; me miró, no serio, sino con una sonrisa, sincera, casi alegre, y me dijo:

—¿Realmente crees que es posible el que no existas?, para mí luces muy real —dijo, se acercó a mí, e hincándose tomó del hombro—. Claro que existes, eres real, estás aquí, vivo y respiras, ¡incluso mataste a alguien!
—¡Soy un personaje de un libro!, en tu mundo no existo —le dije, apartando su mano y empezando a llorar—. ¿Tienes una idea de lo que se siente ser inventado?, ¿el sentir que tu vida no sirve a ningún propósito mayor?, ¿el no ser dueño de tus ideales, de todo lo que tú eres?, ¿nunca has sentido la desesperación de no ser quien toma las verdaderas decisiones?
—…Muchas veces, pero no se puede tenerlo todo —dijo reflexivo, sentándose a mi lado—. Comprendo cómo te sientes, y sé que es más fácil echarle la culpa al universo entero, pero la respuesta siempre está en uno…dime, ¿no te sientes real?
—…Pero el libro…
—¡El libro no importa! —exclamó deteniéndome—. Los libros son ventanas a otras existencias, donde podemos ver otros mundos, otros seres, pero es por breves momentos. No existe ventana tan grande que muestre toda tu historia.
—¿Qué me intentas decir? —pregunté intrigado.
—Que nadie es su propio creador, pero si el director de su propia vida —dijo sonriéndome.
—¿Quién eres?, en serio… ¿eres Dios? —pregunté esperanzado, y su sonrisa se desvaneció.
—No…pero solía ser escritor. Soñé contigo, y acerca de tu historia, cómo terminaría…así que decidí intervenir…
—… ¿Cómo terminaría? —volví a preguntar, nuevamente interesado.
—Te vuelves loco y matas a tu familia, rememorando todas las aventuras en tu mente dentro de un manicomio. Un final poco original si me preguntas —dijo desviando la vista hacia el cuerpo.
—Yo… ¿qué hago ahora?
—Volver a casa, con tu familia, vive feliz, y recuerda, que tú eres el único que decide, y cómo lidiar con las consecuencias.
—…Volver a casa, ¿y ya?, ¿así de fácil? —dije, pareciéndome imposible—. ¿Pero cómo?, ¿por qué?
“¿Quién es el Dios que escribe tu existencia?” —preguntó, asustándome un poco, pero me sonrió al final—. ¿Te costaría mucho comprender que eres tú mismo?, el dolor por el que has pasado, las preguntas que te has hecho, todas son necesarias, porque te preparan para nuevos obstáculos, como el que enfrentaste aquí. Sólo comprende, que todo viene de ti.
—¿De mí?, ¿en serio? —pregunté, sin entenderle mucho.
—El universo está cambiando —dijo levantándose—. Y hay muchos locos por ahí que quieren librar el papel de Dios como si se tratara de un juego. Yo digo, que nos hacen más sonrisas, pero para que las haya, depende enteramente de uno. ¿Quieres volver a sonreír con tu familia?
—Si…quiero mi final feliz —dije levantándome.
—¡Ja! Los finales no existen, sólo la interminable intermitencia por la búsqueda del equilibrio. Ve por el tuyo, lo necesitarás. Adiós, Alberto; fue un placer escribir a tu lado.

Antes de que pudiera replicar, me encontré nuevamente en mi mundo, en el mismo lugar donde antes había caído. Las fuerzas habían regresado a mí. Me levanté, mirando mi alrededor, y ahora fue en mi mundo donde creí ver las cosas por primera vez. Un paso siguió a otro, y lo primero que hice fue volver sobre todos los demás hasta mi querido pueblo, espantando a medio mundo por mi andrajosa apariencia, pero siendo aceptado nuevamente.
Podría decirse que volví a la normalidad…pero nada será como antes, porque en lugar de contestar las dudas que tuve desde niño, ahora tengo muchísimas más.
¿Qué había sucedido?, ¿quién era ese hombre?, ¿realmente maté a mi creador?, ¿qué papel juega Dios en todo esto?, ¿realmente los libros son ventanas a otra dimensión? Aún buscaba muchas respuestas, y lo único a mi alcance fue sentir con infinita paz, que desde aquella extraña serie de acontecimientos, la voz tenebrosa nunca volvió a visitarme.
Sé que puedes verme, sé que me percibes de alguna forma, y sé que como tú, hay miles por ahí. No sé exactamente cómo pasa, no sé exactamente cómo el universo, o la existencia, está cambiando, pero lo averiguaré. Tú, lector o lo que gustes ser o como gustes llamarte, puedes seguir leyendo estas últimas palabras, porque yo tengo una vida que realizar. Tengo un nombre, tengo un hogar y tengo una vida, pero más que nada, tengo un propósito, ¿por qué?...

Pues porque ya sé quién soy…

Y lo que quiero hacer.