lunes, 21 de diciembre de 2015

IRONMAN.




EL HOMBRE DE HIERRO.


Saludos nuevamente, querido público de todos y ninguno, aficionados a los superhéroes, y quien tenga tiempo de leer mis humildes análisis. No esperaba verlos tan pronto debido al titipuchal de proyectos que tengo en mi gabinete personal, y los que planeo hacer por este espacio más adelante, incluyendo claro algunas circunstancias en mi vida como igual reflexiones que he tenido que hacer con respecto a ello. Quiero agregar, aunado a esto último, que el proceso de esta gran empresa me ha ayudado a alcanzar muchas conclusiones, debido que esta revisión cinematográfica sobre personajes tan preciados para mí, me hace sentir mejor, porque la figura del superhéroe no es otra cosa que esta traducción humana ante los conflictos que se le presentan. Sin más preámbulo, porque no deseo aburrirlos, yo, el Guardián Eterno, comienzo una vez más La jornada de todos los héroes, con el sarcástico y nada prudente, Tony Stark, mejor conocido en su nada modesta trilogía, como Ironman.


Para cada tema, existe un superhéroe, y en este caso es más que obvio. Nos ubicamos en el año de 1963, donde el guionista y editor, nuestro querido Stan Lee, en colaboración con Larry Lieber, Don Heck y Jack Kirby, se encargan de dar forma al magnate Anthony Edward Stark, quien al ver cómo las armas que fabricaba su compañía afectaban al mundo, decidió convertirse en el arma más poderosa de todas, la cual bautizaría con el nombre de Ironman.


Ubicándonos en la película lanzada por Marvel Studios en 2008, conocemos al protagónico y filántropo Tony Stark, dueño de las industrias creadas por su padre, dedicada a la fabricación ilimitada de armas para el gobierno de los Estados Unidos. Mostrándonos en primera instancia la actitud sarcástica e irresponsable del principal en cuestión, en pocos minutos el filme da un giro ante el secuestro de Tony por un grupo terrorista conocido como los Diez Anillos, quienes han obtenido gran cantidad de las armas con la marca de su industria. Cuando los criminales desean que les construyan uno de los nuevos misiles Jericó, Stark, ante el conflicto de que sus creaciones hayan sido robadas, toma la iniciativa de crear el arma final, un exoesqueleto reforzado con armas y sistema de vuelo que le permite escapar de ese sitio. En las próximas secuencias vemos la construcción de la armadura definitiva, ya que si el mundo deseaba tanto un arma, el genio de Tony iba a dárselas.


Desde aquí ya podemos rescatar algunos elementos importantes que tendrán constancia de película a película: la idea del mejoramiento humano por medio de la tecnología; el uso desmedido y fácilmente corrupto de las armas; y la responsabilidad o irresponsabilidad en la ostentación de un gran poder o un gran don ya sea para destruir o beneficiar a las demás personas. A algunos les puede parecer irónico el que Tony, harto de la toma de armas en el mundo, haya decidido convertirse en el arma más poderosa, y ese tema se toca ligeramente en la película, sin embargo, en mi opinión, el genio decide crear tal armadura al considerarse el más apto o menos loco, para poder ostentar dicho poder, además de que sólo su genio fue lo que creó dicho artefacto. Tal argumento puede ligarse perfectamente con los otros, si nos atrevemos a ver la tecnología no como una materia inerte, sino como una creación viva del propio ser humano. La cuestión aquí, es que no trato de centralizar mis palabras al uso o no uso de la tecnología, sino preguntarnos verdaderamente qué se intenta alcanzar con ella y cómo la manejamos para llegar a determinado objetivo. ¿Cómo inició la tecnología? Muchos relacionarían esta palabra con computadoras, teléfonos, internet, y cosas así, ¡pero nada que ver!, de hecho inició desde mucho tiempo atrás, desde las pieles para proteger a los primeros seres humanos del frío, hasta las herramientas de caza y lucha, todas ellas creaciones que satisfacían una carencia en el organismo; he ahí el inicio de esa famosa frase: la necesidad es la madre de la invención.
Siendo así, a lo largo de la historia, hemos visto como nuestro propio vacío se manifestaba en el tema bélico, empezando con el desarrollo cada vez más elaborado, de armas capaces de destruir al adversario en su totalidad. Desgraciadamente, por muy duro que sea, la tecnología tiene un enorme potencial encaminado al ámbito armamentístico, y un gran ejemplo de ello, es la bomba atómica. Al principio de la película se trata sutilmente este tema, ya que quien posea el arma más grande, es el que tendrá mayor control sobre el mundo. En consecuencia, nos metemos en un enorme debate sobre cómo en los últimos años, la tecnología nos ha servido a nosotros, o nosotros hemos servido a la tecnología, encontrándonos con una especie de fragmentación en la fluidez de nuestras ideas y hacia dónde van encaminadas. Tony Stark, representa este héroe en búsqueda de la nivelación entre dos grandes ramas de la realidad, el equilibrio entre creador y creación.


Al final de la primera parte, se ve claramente la irresponsabilidad de dicha creación representado en Stane, al haber desarrollado una versión más grande de la armadura de Stark, haciéndola funcionar con su reactor robado. Pero como normalmente pasa, el héroe logra salvar el día.


Dos años más tarde, se estrena la secuela de Ironman, en un título más que original (sarcasmo), pero con un argumento que sostiene todo lo antes dicho, donde un Tony Stark, enfrentándose al propio senado de Estados Unidos, se niega a entregar su armadura Ironman, con la sencilla frase de que él era Ironman, y no estaba dispuesto a entregarse a sí mismo como un juguete del gobierno. Esto me hizo entrar en la inequívoca conclusión de que, en efecto, Tony Stark era el más calificado para portar dicha armadura, debido a que siendo una creación propia de su intelecto, sólo él podía darle un uso efectivo para la misión que se había fijado: ser el escudo que opaque cualquier tipo de arma. Regresemos por unos minutos a la primer película, donde Stark estaba practicando con las piezas que servirían para su armadura original, y hagámonos esta pregunta: ¿realmente creen que es sencillo pilotarla? Las secuencias de los demás intentos fallidos de armaduras que se muestran durante la reunión con el senado, nos demuestran que sólo él posee la tecnología para hacer una armadura estable de Ironman, pero sobre todo, el ingenio para utilizarla responsablemente, y cumplir su objetivo ya citado.


El encuentro con Ivan Vanko, lejos de incriminar a Stark como un mentiroso, demuestran mi punto de que sólo él posee la voluntad de hierro para hacer valer su tecnología como una protección para el mundo.
También, detalle importante, es cómo se va gestando la relación entre Tony Starks y su asistente Pepper Pots, lo cual da pie a una serie de acontecimientos lo que no sólo le permite significar su antigua tecnología, sino hacerle crear una nueva, y adoptarla para sí.


Tal relevación y resurrección del héroe, le permite volver a la lucha como el caballero de hierro, codo a codo con sus aliados War Machine, y Black Widow (que siendo honesto, la viuda negra es bienvenida en cualquier película).


Un detalle muy importante, y que pasa desapercibido, es esta distribución de la responsabilidad, cómo el poder o el don afecta a tus allegados, y la incansable lucha que desataba Tony día con día, empieza a equilibrarse con aquellos que son dignos de salvar al mundo, de protegerlo, toda vez que nuestro protagónico comprendió cómo sus acciones y presencia repercuten en todo lo demás. Este compromiso con las demás personas, representa la unión de nuestras partes internas, y al ligarse unas con otras, nuestra voluntad se ejerce con renovadas fuerzas.


La batalla final se desata, War Machine y Ironman, enfrentando la fría tecnología de Hammer, y a su archienemigo Banko, al cual logran derrotar, y el héroe se ve liberado de la muerte y de todo límite para seguir cumpliendo dignamente con su labor, incluyendo sin lugar a dudas, un compromiso todavía más profundo.


Llegamos a 2013, ubicado después de la maravillosa puesta cinematográfica The Avengers, nuestro querido Tony Stark se ve más dependiente de su tecnología que nunca, desarrollando un sistema de detección para hacer que su armadura vuele para adherirse al cuerpo de su dueño, pero tales obsesiones provocan ciertos conflictos con su novia Pepper, quedando demostrado que el tan anhelado equilibrio nunca será eterno. Alternativamente, se introduce al supuesto villano “el mandarín”, que al final no resultó ser otra cosa que un distractor para el verdadero enemigo, el doctor Aldrich Killian, creador de un virus que permite curar discapacidades en el ser humano, mejorando el propio metabolismo, siendo un claro ejemplo de cómo el uso desmedido de tecnología para borrar los errores humanos impide la diferenciación consciente entre acciones destructivas y acciones benéficas, pero todo eso va ligado a lo que ya hemos venido concluyendo antes, acerca de la motivación primaria que tenemos ante un gran poder.


Igualmente, Tony debe enfrentar otra vez esa fragmentación de sí mismo, reunir a sus camaradas, y salvar el día como siempre lo hace. Esta humana condición de lidiar con tus más profundos temores, es lo que le permite al campeón de la jornada avanzar, debido que el guerrero más valiente no es aquél que no le teme a nada, sino quien está dispuesto a aceptarlo. Después de lidiar con el enemigo, comprende lo que en verdad es importante en su vida, y logra salvarlo, salvándose a sí mismo en el proceso.


Es muy obvio que en las películas de superhéroes los efectos especiales juegan un gran papel en el proceso de expresión, pero a lo largo de estos análisis acerca de la propuesta cinematográfica de Marvel, además de los temas en particular que aborda cada película, puedo a detectar un mensaje constante en cada aventura, el cual versa acerca de las decisiones que tomamos cuando somos conscientes de poseer un gran don, y cómo este puede afectar el resto del mundo.


Ironman me ha sorprendido en estas películas, y espero que siga haciéndolo en las que están por venir. Por ahora, no tengo nada más que agregar sobre el hombre de hierro. Me doy por satisfecho ahora con estas propuestas, pero yo, cual equilibrio, tampoco prometo nada. Aquí me despido sin mayores contratiempos, agregando que fue un verdadero placer escribir, como siempre lo ha sido. Quedo a sus órdenes; mi nombre es Maximilian de Zalce, y yo…soy el Guardián Eterno.

Ninguna de las imágenes aquí mostradas me pertenecen de ninguna manera.
Su uso es por meros motivos de ejemplificación y demostración.
Todo se hace con el objetivo de entretener y enseñar.
Por lo demás, gracias por su atención.

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