viernes, 27 de noviembre de 2015

HULK.

RECUENTO CINEMATOGRÁFICO Y ANÁLISIS COMPARATIVO AL CÓMIC.

Desde hace mucho tiempo he comprendido que las personas nos asombramos por hazañas extraordinarias que vivimos en nuestro entorno, pero al momento de rememorarlo, quizá de manera demostrativa, solemos hacerlo preferiblemente sin involucrarnos a profundidad. He detectado el grave problema de un tiempo para acá, que en mis análisis tiendo a dejar demasiado por sentado lo que siento con respecto a una cosa, debido a experiencias personales y fantasmas de tiempo atrás, provocando la creación de un lenguaje más explicativo, dejando de lado la labor de vulnerabilizar a cualquier individuo por mis palabras. No me cuestiono la falta de dominio en un tema, que sin lugar a dudas tal capacidad analítica ha crecido en mí, pero la falta de visceralidad en mis palabras es lo preocupante. Siendo escritor, siendo artista, siendo soñador, siendo superhéroe, y mayor que todo lo anterior, ¡siendo guardián!, no puedo permitirme esta ignorancia emotiva en cuanto a los temas que toco, ¿cómo puedes esperar llegar a la esencia de las cosas sin llegar a verte tú en todo ello? Las caricaturas, los libros, los cómics, las novelas, los cuentos, la poesía, las canciones, las historias, todo ello y más, me provoca este hacer transformador, este presenciar vívido, esta riqueza espiritual, la cual debe enaltecerse, respetando su debido espacio, porque más allá de que sea algo que sencillamente me gusta, es aquello que despierta algo en mí y me inspira hablar de ello.
Me tomé un tiempo, y me di a la tarea de mejorar mi lenguaje narrativo, cual entrenamiento en el templo sagrado, y logré desarrollar una nueva técnica, la cual emplearé de ahora en adelante, sin pensar en mantenerla inamovible, sino presenciando con placer su crecimiento y vivencia. Quería nivelar el marcador entre mi deseo interpretativo y mi hambre sensorial, creando un desenvolvimiento más fluido, donde comprendo los momentos en cada parte del escrito, manteniéndolos unificados, y dirigirlos armoniosamente hacia un certero fin. No imagino mejor forma de hacerlo que cumplir con lo acordado, trayéndoles otro trabajo dentro de “La jornada de todos los héroes”, con un personaje asombroso en todas sus dimensiones.
Desde el Hulk creado por Stan Lee y Jack Kirby, pasando por las películas Hulk del 2003 y El increíble Hulk del 2008, hasta llegar a asombrosas encarnaciones del séptimo arte como Planeta Hulk, Guerra Mundial Hulk, tragedias, encuentros y tanta destrucción, hemos conocido varias apariencias del gigante esmeralda, desde la irracionalidad hasta el heroísmo, encontrándolo en las situaciones más insólitas sobre la creación y la destrucción.
Yéndonos directamente con el primer filme, la primera vez que vemos a Hulk en la pantalla grande, hubo críticas tanto halagadoras como hostiles, porque estos últimos consideraban en su estupidez que la película era demasiado compleja para una cinta sobre este personaje, por lo que a mi parecer tal opinión, con el debido respeto, me entró por un oído y salió por el otro, al sentir que esta adaptación logra captar la esencia argumentativa y conflictiva del superhéroe, plasmando mucho de los detalles y rasgos de Hulk, que han sido retomados una y otra vez incluso en su complejidad.


La película me fascinó, ¿qué más se puede decir?, y eso que cuando la vi por primera vez no la entendí del todo, pero vaya que años después comprendí el significado. Obviamente es una labor muy complicada el pasar la fantasía gráfica del cómic en un ámbito más cercano a la realidad, en especial cuando tratas con una audiencia que prefiere al titán tirando golpes en lugar de reflexionar acerca de su origen, lo cual es respetable, pero no te permite captar la intención real del filme. Es obvio que no estamos tratando con una película artística al cien por cien, mucho menos de una excelentemente dirigida sobre algunos detalles de edición, pero me atrapó a mí desde el primer instante cuando trataron este tema de la dualidad en el yo del individuo, tema que es muy referido a lo largo de mis historias favoritas de este poderoso personaje. El proponer que el accidente gamma que sufre el doctor Banner no sólo lo cambia físicamente, sino también psicológicamente y espiritualmente, es la principal razón por la cual me encantó esta primera propuesta, porque me hizo entender sin rodeos, cómo podemos adquirir otra personalidad, o actitudes alternativas por diversos momentos de partición que hemos vivido, y como tales, se activan en momentos donde nos sentimos enfrentados a esos sucesos de manera tanto fisiológica como emocional. Psicológicamente hablando, esto es algo muy cierto, pero también es algo que bien pudo habernos sucedido a todos, porque cada vez que decimos odiar a alguien es por ver aspectos de esas personas en nosotros mismos, y tal sentir nace por algún suceso compartido con la persona, cosa que en algunos casos, se puede ir reprimiendo por diversas circunstancias, mientras que en otros casos, se van activando poco a poco hasta hacer más fructífera esta línea entre una actitud y otra, por cada enfrentamiento entre nuevos aprendizajes y el pasado lleno de traumas o sucesos que vamos cargando. La ira, al ser una emoción tan poderosa, estalla con la verdad, ya que hablamos de pulsiones, de lo escondido en tu interior, y tal enojo puede esconder muchas frustraciones de antaño. Todo esto, como dije antes, es lo que vi, lo que desarrollé, y la razón por la cual la película impactó tanto en mí. Me pareció también interesante manejar este enfrentamiento padre e hijo, en homenaje a la rivalidad entre Hulk y el hombre absorbente, lo cual se hace en la destacable interpretación de Nicholas King como David Banner, padre de Bruce, y más que nada en la maravillosa escena de la base militar donde ambos dialogan; al ver esta secuencia, de pronto me vi transportado al teatro, en un monólogo representativo de las partes contrarias, protagonista y antagonista, rectitud y caos, odio contra redención.

“…Piensa en todos esos hombres de afuera con uniformes, ladrando y tragándose órdenes, imponiendo sus miserables reglas sobre el mundo entero. ¡Piensa en todo el mal que han hecho! ¡A ti! ¡A mí! ¡A la humanidad! Pues entiende algo, podemos hacer que ellos, sus banderas, sus himnos y sus gobiernos, ¡desaparezcan!, en un momento, ¡tú en mí…!”.
“¿Qué, es tu respuesta? Pues entonces vas a morir, y a renacer, ¡cómo un héroe! De los que habitaron la tierra, mucho antes que las apagadas religiones de la civilización, infectaran el alma de la humanidad…”.


Luego de tan impresionantes palabras, David absorbe una gran cantidad de electricidad, transformándose en una entidad de energía pura, que Bruce transformándose en ese momento ante él, hace alusión al enfrentamiento de Zeus, padre de los dioses, y Prometeo, campeón de la humanidad. Obviamente el final tiene su explicación por el lado heroico y científico, pero intuyo que la intención principal de darle ese fin, fue atribuirle a la condición del villano este carácter de recuerdo, que denotaba esta parte sádica y salvaje que heredó en su hijo, y el ver cómo algunas secuencias estaban más obscurecidas, representaban este inconsciente del héroe, y cómo la presencia paternal yacía en todas partes. Hulk se da cuenta que mientras más luche con él, mientras más alimente este rencor por su padre, toda esa rabia, más fuerte hará esa parte que en algún momento lo transformará en el villano, igual a su progenitor, así que el devolverle toda la energía, simboliza esta proyección de la rabia que los mantenía unidos, y cómo al fundirse colapsa por sí mismo ese miedo y odio hacia él, alcanzando la redención. Me pareció increíble cómo utilizaron esta analogía de cómo personas muy cercanas a nosotros pueden encarnar nuestros más profundos rencores, y a parte de sentir una enorme decepción, igual tenemos un miedo no por lo que podrían hacernos, sino por saber que una parte de ellos mismos que los hicieron tomar esa clase de vida, también vive en nosotros.


En la segunda adaptación, deslindada de la primera, conocemos a un Bruce Banner cansado de sus poderes como Hulk, y busca desesperadamente la manera de remediarlo, mientras el ejército estadounidense le sigue fervientemente la pista. Esta película encantó más al público que la anterior, porque más allá de concentrarse en el origen de la creatura, la acción se mantiene en movimiento ante la persecución y caza que le dan a su alter ego haciendo que las situaciones se desenvuelvan de manera más natural, además de dar entrada a uno de los villanos emblemáticos del gigante verde, la Abominación, siendo la degradación de Blonsky, por su locura con el poder, lo que hizo de tal interpretación algo disfrutable. El diseño del protagónico, más algunas peleas, fueron lo que agradó a la audiencia, pero yo me quedo con esta película más por el mensaje acerca de las analogías con respecto al poder, tanto por el control del mismo, como la libertad de poder usarlo, cayendo en el tema acerca de quién realmente merece portar tal don. Lo que me llamó más la atención de la película en todo momento, fue la antítesis Blonsky/Banner, siendo que mientras uno deseaba el poder para usarlo a su antojo, el otro deseaba desecharlo al considerar que nadie debía poseerlo, pero viendo cómo la catástrofe se desata, Bruce decide afrontar el reto, y asumir su papel como Hulk para dirigir toda esa rabia en un objetivo definido. Interpretándolo ya más a la vida cotidiana, está por sentado que todos tenemos cierto poder, entendido este como la capacidad de injerencia que tenemos en nuestro entorno y en nuestros allegados, desde el gobernante que tiene el poder para destruir o construir una nación, hasta el portero que tiene el poder de dejarte pasar. Creo que el poder no debe tenerlo cualquiera, pero más que una conclusión, el gigante esmeralda nos deja con una pregunta: ¿cómo escoger a la persona correcta?, incluso eso se ve casi al final en la escena del helicóptero previo al combate, donde Bruce deja en claro no poder controlar el poder de Hulk, pero si poder dirigirlo, y esa decisión da pie a la enseñanza que lo que determina la libertad de ejercer un poder, es la capacidad humana de lograr controlarlo.


Son muy pocos los superhéroes que he podido leer desde sus orígenes, si de Marvel hablamos, ya que empecé a interesarme en el gigante furioso desde el lanzamiento de la película animada, Planeta Hulk, basado obviamente en el cómic del mismo nombre y del cual me seguí por la guerra contra los demás héroes, su confinamiento, la aparición del Red Hulk, y enfrentamientos posteriores a entidades tanto monstruosas como divinas, llegando a un final felizmente inesperado hasta donde puedo entender. Lo que más me gusta de todos estos cómics, es cómo mezclan lo mejor de las películas estrenadas en años pasados, manteniendo constante esta dualidad entre Bruce y Hulk más las diversas batallas que han presentado a este poderoso personaje.



El tema por ley que se encuentra en este héroe, desde sus inicios hasta su presuntuoso final, es la fragmentación, porque vemos que ha habido diferentes tipos de Hulks a lo largo de la historia, muchas veces encarnando una actitud reprimida del buen doctor Banner. En los eventos del famoso cómic de esta línea, “Los increíbles Hulks”, conocemos una gran verdad acerca de la relación entre el coloso y el científico, y resulta que la bomba gama, si había despertado algo dentro de Bruce, lo cual se manifiesta como Hulk, y ha estado creciendo de tal manera que se ha forjado una personalidad, la cual siempre choca con la del hombre. De igual forma se presume, que Bruce no es quien protege al mundo de Hulk, sino que es Hulk quien protege al mundo de Banner, al ser este una de las mentes más brillantes, pero potencialmente, más peligrosas del universo Marvel. Frenado sólo por deidades divinas como Zeus o las fuerzas demoniacas, Hulk no tiene rivales heroicos que logren detenerle, y mucho menos cuando las personalidades del doctor y la bestia se han entremezclado a lo largo de los años, haciendo surgir a un nuevo ser.



Pensando que sólo Ghost Rider podría despertar mi interés por este universo, Hulk me gritó rabioso que prestara más atención, y si, consiguió que buscara muchas de sus nuevas aventuras, y hacerlo escalar en un merecido primer puesto entre mis héroes preferidos de Marvel. No sólo el más fuerte entre los fuertes, sino el del conflicto más trágico, y quizá, poseedor de un tema atemporal e inherente a cada uno de nosotros, en especial a mí. Espero hayan disfrutado de esta narración, y les haya hecho comprender un poco más de no juzgar tanto por las apariencias, y realmente encontrarse con los detalles que hacen trascender una acción. Como siempre es un placer escribir, y que les sonrían los vientos de lo desconocido. Mi nombre ya lo saben, así que me despido humildemente; gracias por su atención.


Como siempre, aunque ya lo saben, ninguna de las imágenes aquí me pertenecen.
Todas pertenecen de forma exclusiva a sus respectivos creadores.
Su utilización, es sólo por motivos de enseñanza y aprendizaje.

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