SUPERHÉROE.
Diálogos entre la inocencia y la soledad.
El dolor por el que atraviesa mi ser es indecible,
quema cada rincón dentro de mi mente, como un océano, nublando mi juicio y mi
visión; de repente la luz en el cielo se apaga, y los cielos se cierran ante
mí, dejándome en un solitario desierto de arena obscura, sin ningún viento ni
agua que alivie mis penas. No hay nadie, sólo yo y el abismo, un infierno
personal que me cubre como una cobija fría, y tal es el aliento de la
eternidad, que el temor detiene mi paso. El agobiante tiempo pasa frente a mí,
se escurre entre miradas, y todo se mantiene inamovible hasta la locura…siento
pasos aproximándose, y ni siquiera debo alzar la cara para conocer a mi
verdugo.
Bienvenido
nuevamente, mi querido viajante.
No me sorprende verte aquí.
¿No
tienes nada que preguntarme?
¿Haría alguna diferencia? Mi
condición permanecería igual.
Cada
quién su cruz.
Cada quien su equilibrio.
Dejemos
la filosofía. ¿No dudas en dónde estás?
Sé dónde estoy.
Y
aun así no preguntarás nada.
De cierta forma lo sé.
…
¿Por qué contener tanto sufrimiento?
No lo contengo…lo dejo ir.
Como
la tristeza, en aquella ocasión.
Je, ¿lo recuerdas?
¿Cómo
olvidarlo? El monte misterioso, y los cielos obscuros en su cima. Recuerdo cómo
se iluminó tu vista al ver el brillo una vez más.
Fueron días mejores.
Pero
ahora…todo ha desaparecido.
Porque así lo quise.
¿Tan
grande es tu dolor?
Mi decisión lo es.
¿Qué
tan grande?
Lo observo detenidamente,
y luego nos soltamos a reír. Me siento en la negruzca arena, y él hace lo
mismo. Miro el horizonte por largo tiempo, pura sombra y obscuridad, y sin
saber porqué, sonrío a ese paisaje.
Ya
en serio, ¿pretendes dejar todo este mundo así?
Se transformará a su tiempo.
¿Y
eso cuándo será?
No lo sé, pero sucederá
eventualmente…siempre lo hace.
Has
vivido muchas aventuras desde aquellos días. Me siento orgulloso.
Me gustaría sentir lo mismo.
¿Ahora
qué sigue?
No lo sé, lo que tenga que venir, no
controlo el futuro, sólo el ahora.
…
¿Quieres que te deje solo?
¡Pero si siempre estás conmigo!
¿De
veras?
Claro que si, a veces en menor
medida, pero es inevitable.
Nunca
lo había visto de esa forma…
Tal vez no lo viste, pero lo has
sentido.
¿Por
qué tengo la ligera sospecha de que tú vienes a enseñarme a mí, y no yo a ti?
De todo se aprende.
Pues
te lo agradezco.
...La vida es algo tan bello. Me
gusta vivir, porque viviendo, puedo elegir, y al elegir, puedo hacer, y al
hacer, puedo trascender, y al trascender, puedo sentir, y al sentir…vuelvo a
vivir.
…
¿Me voy o me quedo? Ya no entendí.
Eres un pendejo.
Soy
tú, ¿qué esperabas?
Nada menos, gracias a ti he podido
conocer y aprender, sentir lo que es la vida, decidir por mí mismo.
Y
así, la vida continúa.
¿Quieres que vivamos una vez más?
¡Qué
pregunta! Yo debería haberla hecho.
En ese caso vámonos, que se nos hace
tarde.
¿De verdad te sientes listo para esto?
¿De verdad te sientes listo para esto?
Si…más que nunca.
Pues
en ese caso despierta, que un debate filosófico te aguarda.
Nada mejor. Por cierto…muchas gracias.
Cuando
quieras, hasta el próximo umbral.
Los cielos se abrieron
ante mí, y el brillo del atardecer alumbró el obscuro desierto, provocando que
de su arena surgiera vida, desde el monte misterioso hasta las tierras de los
héroes; el umbral llegaba a su fin, y antes de darme la vuelta, pude ver la creación
misma, desde ciudades hasta pueblos, desde planetas hasta galaxias, vi la
formación de las estrellas y los soñadores que las miran, el nacimiento de las
emociones y los herreros de la humanidad, hasta alcancé a percibir el
surgimiento de los aromas, los sonidos, el viento y el agua, los infiernos y
los paraísos, los momentos, las respiraciones, las miradas, los amoríos, los
sueños, los bosques y sus melodías, hasta culminar en el holismo de la
imaginación. Con esta grata presencia de las posibilidades en funcionamiento,
volví a mi mundo, viéndome nuevamente en la calle, con un pensar específico.
Estoy solo.
El mundo que ahora se abre ante mí ha cambiado. Los demás
héroes que me acompañaban en esta jornada murieron ya hace varios años,
forzando de más sus poderes en los campos de la indecisión y la duda. Sólo
quedo yo, y como tal, mantengo un bajo perfil, uno entre la indiferencia y la
ira, pero sobre todo sumiso por el tangible dolor de mi muela derecha. Pero
ninguno de los anteriores fracasos daba respuesta a esta soledad, excepto el
haber terminado con mi novia ya hace unos cuantos meses. ¿Qué era lo que más me
molestaba? Pues…supongo el saber si sigo siendo real conmigo mismo. Hoy en día
existen muchos estúpidos y charlatanes que dicen que la filosofía es una
invención, algo que simplemente se hace por hacer algo, de lo cual no podría
estar en mayor desacuerdo, no sólo por ser sencillamente el producto de la
mente más imbécil y limitada en la faz de la existencia, sino por ofrecernos el
porqué ser humano, porqué acción, porqué decisión, y porqué soy; la filosofía
es una parte esencial en el conocimiento, no sólo por darte respuesta a chingadazos
de tus mayores conflictos, sino por ser una invitación directa al atreverse a
conocer todo lo que te conforma, y visualizar eso durante toda la vida. Aunque
claro, siempre hay dudas, siempre hay conflictos…como el que tengo ahora, uno
que verdaderamente dudo poder resolver.
¿De verdad la filosofía sirve?, ¿todo aquello que he dicho
durante toda mi vida es real?, ¿es cierto que una filosofía de vivir el momento
sin importar qué, funciona?, ¿no todo eso es sólo superación personal?
Lo que sabía en ese momento es que tenía hambre, y por ello
compré una torta de milanesa para comer en casa; seguía debatiéndome lo mismo
hasta que cruce una esquina, y casi hasta el otro extremo, pude vislumbrar cómo
le quitaban el bolso a una mujer. ¡Maldita sea! El ladrón corría directamente a
mí, por lo que me quedé parado. ¿Nunca has sentido como que todo depende de
ti?, digo, sonará estúpido, pero aquí aplica lo que he dicho siempre sobre cómo
una decisión puede cambiarlo todo.
Y estaba a unos cuarenta y tres pasos de saberlo en carne
propia.
“Quiero un poder que
me deje salvar a la humanidad y me deje entenderla”, esas fueron mis
palabras, y esa fue mi petición de aquel entonces, a lo que recibí la inocencia como único veredicto.
Veintiún pasos, y contando.
La inocencia es un estado de desconocimiento, lo cual te
permite conocer el mundo lentamente, comprenderlo a un ritmo pausado, ya que la
comprensión es el mayor poder de todos, ¿por qué? Porque es un poder que nadie
más se atreve a cargar... ¿entonces por qué yo?
Ocho pasos más.
Una decisión mueve una acción, y una acción mueve el
entorno, y al moverse el entorno, puede vulnerabilizar el mundo interno de las
personas. Si la filosofía en realidad no sirviera de nada, no me haría las
preguntas que me moverían a hacer lo que estaba a punto de realizar. Bien pude
haber decidido no hacer nada, pero en su lugar, decidí hacer algo.
Le puse el pie al ladrón.
Este tambaleó y cayó como costal de papas por el suelo; era
un sujeto alto, algo musculoso, y yo era un enclenque, pero eso no me
importaba, porque ya estaba hecho. Tiré la bolsa donde llevaba mi comida, y me
lancé contra el sujeto manteniéndolo boca abajo. Sabía que era una acción
inútil, ya que mi fuerza no superaba la suya, y lo supe cuando el sujeto se
levantó, pero yo por nada del mundo lo solté. El tipo me gritaba y me golpeaba,
algunos reían, otros sólo miraban, pero en ningún segundo aflojé mi agarre
sobre su cuello, y aunque el dolor en mi muela subía, yo no pensaba en
rendirme. Fue en ese preciso instante cuando un oficial, que había estado al
otro de la calle, y que tontamente se dedicó a observar lo sucedido, nos
separó, y sin miramientos, empezó a esposar al ladrón. Se hizo el silencio,
exceptuando los gritos del hombre que no paraba de decirme “¡estás muerto,
putito!”, y sí, tenía razón, he estado muerto por dentro hasta el maldito
límite. Respirando con dificultad, y tomando la comida que había tirado,
observé el bolso en el suelo, el cual levanté, y al ver a la señora cercana a
mí, se lo lancé con suficiencia. No necesitaba mayor agradecimientos, ya que sólo
quería comer.
¿Filosofía
inservible? Mis nalgas.
La inocencia va a
salvar el mundo, porque su espada va a ser la filosofía.
Tan claro como el
agua, o como un dolor de muela.
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