DEMONIOS EN LA FRAGANCIA DE UNA FLOR.
Por Maximilian de Zalce.
A Luisa.
“¿Qué nos ha pasado?”, es la primera pregunta que me viene a la
mente. No vengo aquí con discursos, ni con poemas, ni con conceptos u oraciones
elocuentes, sino con lo primero que me nazca. Tú, una niña, una mujer, una
reina de la noche, un sol en la tarde, tú aquella que con un suspiro me has
levantado, con un beso me has matado, con una mirada me has desecho, y con una
sonrisa me has herido. Si hoy se diera el fin del mundo, en esta noche, en este
amanecer, o en esta tarde, no dejaría que mis palabras expresaran lo que mis acciones
podrían hacer, por lo que te llenaría de besos, de abrazos, de caricias y
pellizcos, para decirte en cada rose que estás viva, y que estás conmigo, y que
me siento feliz que compartas experiencias a mi lado.
Las promesas no existen, eso lo
sabemos bien, sólo las acciones, y desgraciadamente, son las que nos marcan más
en la vida. Hemos cometido errores, hemos alzado la mano contra el otro,
incluso nos hemos besado en medio de lágrimas que gritan por un cálido pasado
de vuelta en el presente. No podemos remediar las acciones, sólo las
consecuencias que se nos presentan, así es, ¡lo ha sido siempre!, y en muchas
ocasiones, ni tu ni yo hemos sabido cómo hacerlo.
Me conoces mejor que a
cualquiera, te he abierto mi corazón como a nadie lo había hecho, y al haber
depositado tu amor en todas sus cicatrices, has permitido que esa desconfianza
se desvanezca poco a poco. Pero no en su totalidad. Tú, Luisa, sabes
perfectamente, o al menos eso espero, que muchas de mis acciones no responden
al amor, sino a la desconfianza, al miedo, al terror de perderte, o al enojo
que me hace dejarte. He tocado tu piel con ira, te he mirado con locura, y has
visto el monstruo que soy; cuando los ojos de una bestia rabiosa se posan sobre
ti, lo que haces es llorar, por ver lo que oculta esa capa de dolorosa rabia;
lloras por mí, porque me conoces, y sabes que estoy muriendo, que me hago daño
con mi odio, con mi duda, y tú a pesar de todo, siempre estás ahí para
mantenerme a salvo, alejando al demonio implacable, y tomando en brazos al
pequeño niño que sólo llora ante un entorno lleno de amargura y pesar.
Cuando me contaste acerca del
temor que sentiste, por cierto acontecimiento, no tenía miedo a que me dejaras,
sino que tenía pavor a que no fueras feliz. Obviamente, me molesta, y es justo,
porque me permite comprender porque tú eras así en tu momento; pero más allá
del enfado, puedo tragarme mi orgullo, y darme cuenta de una cosa: eres Luisa,
eres ser, eres hermosura, eres vida, y como toda la que existe, estás
creciendo, y obviamente quieres conocer más. Apenas estás floreciendo en este
mundo, y lo que me asusta, es que tu fragancia atraiga demonios a tu alrededor,
confundiendo fortalezas con debilidades, las cuales pueden hacerte caer. Te he
visto crecer, y quiero seguir haciéndolo, y no importa cuanta terquedad exista
en nuestra actitud, o cuantas penumbras enfrentemos en el camino: yo quiero cuidarte…porque te vivo.
Había realidad en nuestras
palabras aquel entonces, cuando de un momento a otro decíamos que
enfrentaríamos duras pruebas, mortales obstáculos. Ahora mismo enfrentamos uno:
la confianza; no tanto en el otro, sino en uno mismo. Obviamente la vida
continúa, el tiempo y su historia no espera a nadie, y tú seguirás
floreciendo…pero no quiero que sólo seamos plantas unidas a la tierra, sino el
viento que doma todos los espacios, y se une creando esa fuerza llamada amor.
Te daré un beso, una mirada y un
brazo protector, pero luego, nos daremos la vuelta, nos alejaremos, y miraremos
otros horizontes por unos segundos. Si decidimos volver a mirarnos, te juro que
no me separaré de ti. Te vivo Luisa, y quiero que siga siendo de esa forma, a
pesar de todo, y con lo que implique. Si decidimos acercarnos otra vez, como
siempre lo hacíamos, como lo hacemos, y como lo haremos siempre, te prometo una
mano cálida, un beso infinito, y cada respiración de mi pecho que te susurrará
en tus horas de sueño, “aquí estoy, y
aquí estaré siempre, mi pequeña flor”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Con gran placer leeré cualquier comentario y crítica. Agradezco tu tiempo.