lunes, 21 de diciembre de 2015

SPIDERMAN.


Nuestro potencial justiciero.




No sé lo que la vida me depare, pero nunca olvidaré estas palabras:

Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad.

Este es mi don…mi maldición.

¿Qué quién soy?

Soy el hombre araña.


¿Quién no recuerda a nuestro amigable vecino, el hombre araña?, a lo largo de la historia, en sus múltiples e incansables representaciones, este superhéroe nos ha asombrado e inspirado una y otra vez con sus proezas y triunfos, tanto en cómo libra sus extraordinarias aventuras, como lo que llega a representar en muchas ocasiones. Yo soy Maximilian de Zalce, el Guardián Eterno, y es para mí un honor y privilegio, narrar las andanzas de este justiciero disfrazado.
Omitiendo obviamente éxitos y clásicos anteriores del trepa-muros, arrancamos en el año 2002 con la cinta del hombre araña. Debo decir sin exagerar, que me encantó el espléndido triángulo amoroso entre los personajes de Peter Parker, Harry Osborn, y Mary Jane Watson, siendo que tal unión entre los amigos, es algo que alcanzará un significado maravilloso durante las próximas películas. El filme comienza contando la historia del ya reconocido protagonista, viviendo situaciones diarias que motivan a la identificación con la audiencia, y nos den algo con que partir mientras el personaje se va transformando y desenvolviendo conforme la historia avanza. Conocemos el mundo normal del héroe, sus seres queridos, sus pasiones, sus anhelos, sus virtudes, hasta que un inesperado accidente siembra el asombro en el espíritu de Peter. Inician los cambios, y las acciones conforme a ello, pero debido a que existen consecuencias, el personaje decide optar sus nuevos poderes en beneficio personal.


Esta película, momentos después de la mordida arácnida, es donde se ve reflejado cómo psicológicamente, la ostentación de un gran poder, provoca una enorme liberación espiritual, y ante ello, renovada confianza para ir explorando nuevos caminos. Pero cabe decir, que no todos los caminos poseen lo que necesitamos.



Sabemos perfectamente que nuestras decisiones nos definen, y tal como le dijo el tío Ben a Peter antes de marcharse a las luchas en secreto: “Peter, esos son exactamente los años en los que un hombre se convierte, en la persona que va a ser el resto de su vida”. Por lo tanto, aunque todas las elecciones que tomamos crean consecuencias inmediatas o quizá algunas toman más tiempo, es el cómo lidiamos con esas consecuencias las que nos preparan, las que nos hacen responsabilizarnos de lo que somos. Todos tenemos poderes, porque tenemos dones, tenemos habilidades que incrementamos día con día, pero más allá de nuestra experiencia o la técnica que tengamos, es cómo decidimos utilizar esos dones lo que nos definirá por el resto de nuestras vidas. El suceso icónico en las historias del hombre araña, la muerte de su tío a manos de un maleante que pudo detener con anticipación, desencadena la culpa en Peter, la rabia y los deseos de venganza, hasta que finalmente comprende lo que le indica su tío: cada cosa que hagas te marcará para siempre, y si él decide justificar ciertas decisiones, esas decisiones lo definirán para toda la vida, y tendrá la libertad de volver a repetir tales acciones. Por ello, él tomó la decisión de optar por otro camino: por ello nació el simpático superhéroe, el hombre araña.


Si hay algo que predomina en Peter Parker, tanto en personalidad como símbolo y superhéroe, es esta perseverancia, voluntad y rectitud del individuo, que lo motiva a no abandonar su incansable búsqueda de justicia en la ciudad. Desgraciadamente, no todos son tan perseverantes, y optan por otro tipo de caminos como la locura, el odio y la obsesión, y tan es así que el duende verde grita a los cuatro vientos “¡somos lo que decidimos ser!”, antes de asesinar inocentes con su fuerza y armas.


Lo que más me ha gustado en las películas de superhéroes, es la antítesis que representa esta dualidad entre el héroe y el villano, debido que llámese el duende verde, o llámese el hombre araña, representan aspectos del individuo desde su concepción, ya que la tendencia del ello por predominar en las acciones, como también la voluntad del súper-yo para reprimir esos impulsos, ha existido durante generaciones, en una interminable lucha por la plenitud.


Vámonos inmediatamente al 2004, donde Peter Parker, aceptando su “destino” de ser el protector jurado de su ciudad, en honor a las últimas enseñanzas de su tío, vemos que la interminable lucha entre el bien y el mal no descansa en este joven, volviéndose cada vez más complicado coexistir en una vida diaria. Tantas son las ocupaciones del superhéroe en su vida como justiciero que como estudiante, que su cuerpo comienza a “enfermar” a tal magnitud que va perdiendo sus poderes, y ante tales señales, ya no se cree digno de ser el héroe que merece la gente, por lo que renuncia a ser el hombre araña por un rato.


Un superhéroes es admirado por tener estas características que todo lo pueden, porque logran cosas que la gente común, en teoría, no podría realizar, sin embargo, cuando le agregaron este conflicto al hombre araña de abandonar su traje, expanden su pensamiento, exploramos su psique, y eso se agradece mucho al momento en que puede superar dichos obstáculos.


“Todo el mundo ama a un héroe. Se forman para verlos, aclamarlos, gritar su nombre, y con los años relatan, cómo soportaron horas de lluvia sólo para ver al que les enseñó a resistir un segundo más. Me parece que hay un héroe en todos nosotros, nos da fuerza, nos hace nobles, nos mantiene honestos, y al final nos permite morir con orgullo, aunque a veces haya…que ser firmes, y renunciar a aquello que más queremos…hasta a nuestros sueños”.
El villano de esta ocasión, el doctor Otto Octavius, o Dr. Octopus, se obsesionó con reintentar una versión más grande y poderosa del fallido experimento que asesinó a su mujer. El hombre araña intenta hacerlo entrar en razón, diciéndole que aunque haya sido lo que siempre soñó, no es correcto realizarlo a costa de la vida de millones; no por soñar, hay que dejar de vivir, ¿no?


También es importante mencionar los desvaríos en las relaciones que tiene Peter con su mejor amigo y su amada, fragmentándose o concretándose alternativamente, siendo que tales situaciones dan pie a muchas problemáticas en la siguiente película.



Tres años más tarde, se culmina la famosa trilogía con la última entrega del hombre araña, donde nuestro agradable vecino, ante un presente prometedor, lo asaltan sin piedad el pasado y el futuro respectivamente, representados por los nuevos villanos de la película como el Arenero, el maquiavélico Venom, y la increíble inclusión de Harry Osborn con las armas del duende verde. Un elemento muy importante a resaltar aquí, es esta integración del odio, el cómo este deseo de destrucción hacia los demás termina fragmentándote, porque te aleja no sólo de tus seres queridos, sino también de ti mismo. Poco a poco, viendo como este odio, representado en el simbionte Venom corroe al hombre araña, Peter Parker, vemos cómo los que antes eran sus mejores amigos se alejan de él, hasta el punto de estar enemistados.


En el enfrentamiento final, existe este conflicto constante acerca de utilizar el poder a través de sentimientos que te pueden alejar de tu verdadera esencia, ya que aunque hayas sido nublado por algunas situaciones, la decisión siempre es de uno. En la batalla entre Eddie Brock/Venom y Peter Parker/Spiderman, existe una superación del héroe por recordar quien es, y no sucumbir ante aquellos sentires que lo van alejando cada vez más de lo que ama.


El cuadro de la conclusión del combate es excelso, ya que volvieron a unirse los tres amigos que estaban al inicio de esta hermosa historia, además de que existe una reconciliación con el pasado del héroe, y el perdón hacia sí mismo.
Una vez hecho este recorrido sobre el viejo hombre araña, nos adentraremos en un reinicio de la historia, viendo si realmente es tan sorprendente como osa proclamarse. Así es, llegando al 2012, el mundo del hombre araña comienza una vez más, tomando argumentos de la historia conocida, y haciendo algunos pequeños ajustes en la personalidad de Peter Parker. Elementos como la construcción del traje al igual que la elaboración de la telaraña son cambios que existen de acuerdo al ambiente y psicología del personaje. Obviamente existe este llamado del deber, el tema de la responsabilidad, y las decisiones obviamente. En sí, la película me parece bastante prometedora, y la inclusión de un villano como Lagarto es increíble, pero a mi parecer hay muchos momentos o cosas que no se aprovecharon al tratar de “actualizar” la historia del hombre araña con elementos más de acuerdo a nuestra época.


La secuela de este filme, en cuanto a efectos, me parece mucho mejor que la anterior, y de hecho, existe la muy interesante premisa del potencial que existe en todos nosotros de convertirnos en el héroe o en el villano, que independientemente cuál se escoja, en ambos hay un precio a pagar. La inclusión de Electro, y el Rhino, estuvieron bien, pero esta versión del Duende Verde me gustó demasiado, más que nada en cómo se va desenvolviendo el personaje de Harry Osborn hasta su fatídica transformación.



Pero a pesar de todo, este tema del potencial que tenemos todos nosotros, es algo que se dejó mucho de lado bajo mi perspectiva, cosa que fue primordial en la segunda película de Spiderman de la trilogía anterior, con momentos como Otto Octavius sacrificándose para salvar nueva york, la gente del tren tratando de defender al hombre araña, incluso, como ya cité antes, la rendición del mismo Peter Parker en su jornada de justicia. Otra cosa respetada del hombre araña en sus películas, aparte de lo que representa, han sido todos los villanos con los que se ha enfrentado, porque todos ellos representan aspectos de nosotros mismos, y por ello no nos es difícil sentirnos identificados con todos ellos. Como diría la Tía May, eterna voz de la razón de nuestro héroe, se necesita una persona como Spiderman, alguien que ponga el ejemplo, y haga la diferencia. Sin nada más que agregar, por esta ocasión me despido nuevamente. Fue un placer estar en este espacio. Yo soy Maximilian de Zalce, el Guardián Eterno; gracias por su debida atención.


Ninguna de las imágenes aquí mostradas me pertenecen de ninguna manera.
Su uso es por meros motivos de ejemplificación y demostración.
Todo se hace con el objetivo de entretener y enseñar.
Por lo demás, gracias por su atención.

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