Dentro del imaginario colectivo,
estas maravillosas creaturas han fungido como representaciones vívidas tanto
del terror y el misterio como de la elegancia y el erotismo. Desde la
antigüedad, la figura del vampiro ha pasado por múltiples cambios a través de
diversos medios como lo son la literatura, el cine, los cómics, el teatro, la
música, la pintura, entre otros. Para ser sincero nunca me ha tocado mucho el
rollo vampírico, pero en mi búsqueda de conocimiento aprendí a no observar las
cosas bajo la limitada cuestión de los gustos, sino a través de un propósito de
vida, por lo que esos sombríos horizontes se abrieron ante mí.
He de decir que la razón
principal por la que realizo esta publicación, es en honor al cuento que recién
terminé, y que decidí compartirles, titulado Elena, por lo que dejaré aclarado cuales fueron mis principales
referencias o fuentes de inspiración para realizar aquel intenso romance.
Algunas de ellas, a nivel literario, fueron la lectura sobre
“El Vampiro” de John William
Polidori, cuyo malévolo protagonista y ambiente de constante tensión me ayudó
por la parte del misterio, y “Drácula” de
Bram Stoker, cuya narrativa y personalidad me permitió bosquejar la parte del
orgullo.
En cuanto a las películas, la principal por ley, fue “Nosferatu, una sinfonía de horror” de
F.W. Marnau, cuya impresionante mezcolanza entre la realidad y la fantasía en
escenarios alucinantes, me movieron a elegir que paisajes escogería en mi
cuento. También en ese último punto tuve influencias enormes de “Drácula, de Bram Stoker” de 1992, al
igual que “Drácula: la leyenda jamás
contada” del 2014. Y sobre todo, al agregarle el elemento bélico, está
inspirado en las ambientaciones de la saga Inframundo,
especialmente en la última titulada el
despertar.
Elena nos cuenta la historia de un romance en un mundo destruido.
Tal premisa está ubicada luego de interminables guerras que asolaron a gran
parte de la humanidad, donde Jeffrey, nuestro protagonista, un soldado, un
guerrero que luchó en ese paisaje plagado de horrores, llega a una vieja mansión
para tratar de alejarse de su pasado, y tener una vida normal. Cuál es su
sorpresa al conocer a la dueña de la casa, una agraciada y orgullosa jovencita
de nombre Elena, quien lo someterá a un constante juego de burlas y seducción, al
punto de querer develar los misterios de la hermosa señorita que lo hará
sentirse perdidamente enamorado.
Al proponerme mantener este
ambiente de misterio alrededor de los personajes y el lugar donde habitaban,
fue para mí una enorme satisfacción el que fueran surgiendo momentos claves
dentro de la historia. Existe el momento donde el héroe se ve perdido en el
mundo mágico, existe un descenso a los infiernos al enfrentarse a la naturaleza
inconsciente de sus obsesiones, como también existe una muerte y una
resurrección, todo surgido a través del lenguaje, a través de sensaciones, y a
través de la percepción que tuve con una fotografía.
En fin, creo que ya lo he dicho todo, así que me despido por
ahora. Espero hayan disfrutado mi creación, casi tanto como yo disfruté
crearla. Hasta la próxima entonces, yo soy Maximilian de Zalce, el Guardián
Eterno; gracias por su atención.
Ninguna de las imágenes
aquí ocupadas me pertenece en ningún sentido.
Su utilización es con
el único objetivo de demostrar y entretener.
Cada imagen pertenece a
sus respectivos creadores.
Estando todo aclarado,
me despido.
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