Cuando
me veo a mí mismo como ese afortunado en presencia viva de un pasado glorioso,
no puedo evitar debatirme acerca de qué tienen en común tantos momentos de
increíble alegría. Momentos que, claro está, me acompañan hasta la fecha, hasta
nuestros tiempos donde vivimos una época de sorprendentes cambios e insólitas
hazañas. La existencia se mueve, porque vivimos en la era de las posibilidades,
por lo que no es imposible dejar salir unas cuantas risotadas y exclamaciones
al viento, sobre tantas aventuras de la infancia, que poco a poco toman forma
en nuestro entender. Los sueños, aunque es algo natural, pueden olvidarse,
debido a lo que nos rodea, o somos distraídos por otros aspectos de la vida.
Por eso hoy, aquí y ahora, insto a todo valiente ser a reconocer a su niño
interior, y rememorar viejas andanzas, como también la emoción que sentíamos al
ver una fortaleza fabricada con almohadones tomados sin permiso, pedazos de
tela que fungían como capaz voladoras, varas polvorientas que hacían las veces
de espadas o sables, inclusive miradas, roses, saltos, golpes, gritos, risas,
que se volvían dragones de malvavisco, fantasmas de duendes trastornados,
príncipes que vestían de doncellas, doncellas que vestían a su vez de
príncipes, reyes histéricos por el primer parto de su reina, canoas embrujadas,
y calcetines encantados, niños y niñas que se volvían los dioses, héroes,
brujos y demonios de sus propias historias. He aquí, la hermosura de la
imaginación.
Ya lo he repetido
muchísimas veces, y espero con todo el corazón que no les extrañe al hacerlo
una vez más, pero es que las caricaturas, en mi vida, fueron el origen de
tantos momentos felices, tantas tardes de juego y risa, que hasta el día de
hoy, escondido en una habitación obscura y solitaria, con un semblante perdido,
tranquilo, un tanto desilusionado, me doy mis buenas escapadas, a toda honra,
sobre aquellos mundos imposibles, reviviendo la magia de la vida. Eso es, lo
que tienen en común tantos momentos: no la juventud, no el contexto…sino el
amor a la vida, y es algo tan sublime que dichos acontecimientos sigan
repitiéndose con inesperadas sorpresas que crea el mundo. Aquí, pasado,
presente y futuro se entremezclan, dando realidad a las maravillas del
interior, la auténtica esperanza que tanto necesita el mundo en nuestros tiempos.
Ha pasado muchísimo desde aquellas primeras impresiones, desde aquellas locuras
imaginadas por ratos de diversión.
A partir de ahí, se me
abrieron las puertas a un mundo infinito de posibilidades, y todo construido a
partir de esos primeros momentos, los primeros sentires al observar las
aventuras de mis antiguos héroes, tales como la llegada de los Saiyajins al
mundo por parte de Dragon Ball Z, los
emocionantes combates sostenidos en el torneo de ciudad batallas de Yu-gi-oh, el surgimiento de la luz
obscura en Yu-gi-oh GX, y los finales
de estas dos últimas.
Igualmente no podríamos
olvidar la valentía de un Zatchbell en
un combate donde expulsó el poder de su cuarto conjuro, el Bao Zakeruga, o tal
vez recordar con mayor atención a un Kinníkuman,
en las vigésimas primeras olimpiadas de los superhéroes, donde puso en
práctica su movimiento especial, la atronadora Kinníku, contra el luchador
soviético Warsman.
Si, han sido momentos
fabulosos, momentos que siempre mantendré en mi corazón, instantes que siempre
al escucharlos despiertan en mí, una sensación de mágico bien estar, y me
devuelven la esperanza de seguir viviendo, de seguir creando. A lo largo de mi
vida, también me he puesto manos a la obra, y he tenido mis propias creaciones,
en ratos de pura inventiva, donde no existían límites entre lo erróneo y lo
correcto, entre el bien y el mal, entre lo milagroso y lo terrorífico,
permitiéndome las experiencias más dulces, entremezclando mundos, haciendo
nacer otros. Han sido días memorables.
Pero también me es grato
decir que, inclusive hoy en día, vuelven a mí esas sensaciones inocentes de
forma inesperada, ante las nuevas creaciones que da el mundo. ¿Un adulto como
yo, viendo caricaturas, suena tan raro? Quizá si, aunque no es que me importe.
Pero me sigue siendo placentero el saberme aún capaz de esa primera
sensibilidad, incluso en estos tiempos sombríos. ¿Nuevas aventuras de Dragon
Ball Z?, ¿Ponies luchando de manera explosiva?, ¿Candace Flynn y Heinz
Doofenshmirtz en un dueto argumental? Son cosas que a uno le despiertan el
ánimo.
Caricaturas de la nueva
era han surgido, y todas ellas, aunque con detalles poco pulidos, y momentos de
mucha sátira, han logrado denotar un gran encanto, y captar la atención de
muchos amantes de estas aventuras. Dragon Ball tiene una historia larguísima, y
cuando por fin regresó a nosotros, quizá no fue lo esperado, pero sin lugar a
dudas se fue aprendiendo de los errores, y poco a poco nos demostraron que la
magia resplandeciente de ese universo aún podía fascinar, de la mejor forma
posible: esta reconciliación con el pasado, con esta sensación de asombro.
Nunca mejor dicho, este amor por la vida.
¿Quién hubiera esperado esta
expansión por varios horizontes? En una esquina tenemos Dragon Ball Multiverse, un manga dedicado al enfrentamiento de
realidades alternas con los propios personajes de la saga; en la otra, está Goku vs Los Doce Dioses de la Destrucción, una
saga creada por fanáticos de la serie, en la que Goku enfrenta un auténtico
despertar de dioses; y en la última, Dragon
Ball Super, con la más reciente emoción de ver a nuestro personaje
favorito, retomar las técnicas de antaño, en conjunto con las nuevas, ¿quién se
lo esperaría?, ¿qué estaba sucediendo?, ¿todo el mundo se está volviendo loco?,
¡No! Porque aunque las tres mencionadas no pertenezcan al mismo contexto
cronológico, si representa, como dije antes, esta continua afirmación de una
esperanza, de un significado, de la primera sensación provocada por estos
mundos imposibles.
¿Y qué me dicen de Phineas
y Ferb?, ¿Adolescentes en búsqueda de la universidad?, ¿último día del verano?,
¿retorno a la segunda dimensión?, otro gran llamado que merece nuestra completa
atención. Y pareciera ayer que apenas montaban la primera montaña rusa, ¿quién
dijo que las caricaturas no crecen rápido?
Ya ni qué decir de las
valientes ponies de Equestria, quienes han demostrado que los colores
brillantes no es señal de estar indefensas ante grandes enemigos, como también
nos inculcan el no subestimar el poder del perdón, la responsabilidad, el amor,
y sobre todo, la amistad.
Vivimos una gran era, y
los caminos hacia la felicidad, la plenitud, el equilibrio, ¿quién soy yo, para
encerrar tanto significado en fútiles palabrejas?, se dividen por veredas inesperadas,
casi imperceptibles, pero existentes, y sobre todo, inolvidables. Todos crecemos
a un ritmo atronador, por lo que no es sorprendente despertarte un día, mirarte
al espejo, y ver a un adulto de veintitantos años, con preocupaciones,
conflictos y anhelos proporcionales a esa edad.
Es cierto que mi presente
no me ha “presentado”, las mejores opciones, ¡o mejor dicho!, yo no he querido
reaccionar de la mejor manera, siendo que sería tonto culpar a algo más allá de
mí, ya que sólo yo mismo conduzco mi destino, el siguiente paso. Sólo yo soy
responsable de la perspectiva que tengo del mundo, y por ello mismo, aunque
pueda sonar absurdo, me gusta sonreír en estos tiempos, me gusta contemplar los
amaneceres, me gusta dormir a la espera del siguiente día, me gusta respirar en
la soledad de mi habitación, y me gusta sentirme un triunfador, al reconocer
todo lo que he hecho. Sé que el mundo no cambia brutalmente por una historia,
una canción, una danza, unas palabras, ni siquiera por una mirada, pero sé que
tales experiencias, tanto las del caos como las de la plenitud, me conforman,
me transforman, y eso es suficiente para mí. ¿Quieren que les comparta uno de
mis tantos alocados sueños? Poder provocar, lo que provoco en mí, con tantas
creaciones, a alguien más, para que, de ser posible, se vea a sí mismo, y se
transforme en lo mejor de sí…lo sé, es muy loco, pero tengo esperanza de poder
lograrlo. Sonrío a mis héroes del ayer, con una reverencia tenue, digna de
ellos, porque ahora, yo me dedico a crear a mis propios héroes…a mis propios
guardianes.
Ninguna de las imágenes
aquí mostradas me pertenece de ningún modo.
Su utilización es con
motivos de enseñanza y continuo aprendizaje.
Todos los derechos
reservados para sus respectivos creadores.
Sin más que afirmar,
agradezco su amable atención.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Con gran placer leeré cualquier comentario y crítica. Agradezco tu tiempo.