El cazador de monstruos.
¿Ustedes afirmarían que me he obsesionado con el tema
vampírico? A decir verdad, yo no lo creo, porque a veces se dan casualidades en
la existencia, cuando uno intenta tanto ir por terrenos inexplorados, como
también reafirmar caminos ya recorridos. En esta ocasión, querido público de
todos y ninguno, les traigo mis pensares acerca de una película, que
curiosamente, fue muy popular entre mis conocidos cuando cursaba los últimos
años de primaria.
Visualmente impactante en
determinados momentos, la película no posee, en mi humilde opinión, un
contenido complejo más allá que la mera interacción entre personajes
terroríficos de la literatura, llámese Drácula, Frankenstein, o el salvaje
Hombre Lobo, y todavía dicho punto es cuestionable debido a que sólo son
enfrentamientos físicos.
¿De qué trata en sí, Van
Helsing? La trama es muy simple, en realidad: El conde Drácula, en su constante guerra con Dios, busca la manera de
dar vida a los hijos que ha tenido con tres vampiresas, para esparcir el caos
en la humanidad. Parece encontrar la clave en la última invención del Dr.
Frankenstein, quien logra dar vida a un cuerpo inerte, pero por ciertas
complicaciones, la creatura es dada por muerta, haciendo que el conde se
oculte, continuando sus batallas con la familia que lo marginó, los cazadores
de Valerious.
Ahí entra Van Helsing,
miembro de una orden secreta capacitada en la protección de la humanidad contra
monstruos de todo tipo, en un llamado del deber, en busca de un pasado borroso,
viaja a Transilvania para poner fin a los planes del conde Drácula, sin saber
lo que tendría que sacrificar para lograr su objetivo.
Desde un inicio tenemos a nuestro protagonista, Van Helsing,
en el rol de antihéroe en constante búsqueda de momentos del pasado, que
expliquen las interrogantes de su presente. Conforme se va desarrollando la
historia, tenemos a un personaje en búsqueda de cierta redención, caso contrario al del villano principal de la película,
el conde Drácula.
Se me hizo interesante cómo
resaltaban la indiferencia carismática del personaje, percibiendo el devenir de
su existencia más como un juego que una búsqueda por redimirse, sin embargo,
eso llega a tal punto que los objetivos del antagonista no quedan claros, a no
ser que no haya habido ninguno en primer lugar, más que el gozo de ver sufrir a
los seres humanos, o ver crecer a su estirpe. Claro, tengamos en cuenta que es
una interpretación muy propia, siendo que muchos afirman, al igual que yo, que
es una de las peores representaciones del mítico vampiro en la pantalla grande,
sea por la actuación, las frases que dice, su desenvolvimiento, por lo que sea,
pero por ello mismo, muchas cosas en el personaje, a mi parecer, como dije
antes, no me cuadraban. Aunque siendo sincero, en aquella época, llegó a
gustarme, más que nada por su transformación.
Quiero suponer que su habilidad
de transformarse en un monstruo, responde a una representación más bestial del
arquetípico personaje, cuya incapacidad de sentir emociones, lo conlleva a
buscar en el sadismo y la destrucción, algún tipo de calma a su prolongada
quietud. Eso también se ve en Van Helsing, quien decide abandonar esa
humanidad, para al final, enfrentarse al monstruo, pero igual, como esa misma
monstruosidad, provoca una terrible desgracia, no sólo para la familia
Valerious, sino para sí mismo. Repito nuevamente, es una interpretación mía, muy
alejada a lo que, probablemente, se intentó decir en el filme (si es que se
intentó decir algo), porque como igual investigo el porqué de cada cosa, no me
alejo de estos primeros impactos.
De todas formas, el cazador no se encuentra solo, siendo que
tiene a dos peculiares aliados, y en lo personal, los personajes que más me
gustaron de la película: la guerrera Anna Valerious, y el monje inventor Carl
(ah no, perdón: “fraile”, según él).
No se hace mucho hincapié en el asunto, pero la mismísima Anna
es la que despierta en Van Helsing un atisbo de esperanza, la promesa para la
salvación definitiva, lo cual seguiría hasta el descubrimiento de su propio
pasado, y la asimilación del mismo. En aquellos días, lo que emocionaba a
varios de mis compañeros, y a mí por igual, era la escena del baile de
máscaras, y observar a esta heroína en un deslumbrante vestido rojo.
En ese entonces, no supe apreciar que dicha escena
representaba esta lucha interior por las pasiones y los ideales. Y Carl, por
otra parte, era un personaje muy divertido, con una personalidad entre confiada
y asustadiza, e igualmente con sus momentos de heroísmo y reflexión, cortando
con la idea de ser sólo relleno cómico, reaccionando también a las diversas y
difíciles situaciones que se presentaban, como por ejemplo, cuando decide
salvar al monstruo Frankenstein, o ante la accidental muerte de Anna.
Debo decir, retomando esto último, que la secuencia desde el
retorno de Van Helsing como humano, hasta el funeral de la guerrera, fue lo que
más me encantó de la película. Sinceramente, yo no esperaba que al final, la
última de los Valerious, muriera a manos de su supuesto salvador, por lo que se
rompieron esquemas mentales, y me permitieron disfrutar los últimos momentos al
máximo. El simbolismo de la escena final, donde se observa el rostro de Anna,
su propio espíritu entrando al cielo, refleja la asimilación de una fe, la
elección de la vida, y la continua transformación de ésta, en uno mismo,
durante el trayecto.
Lo que menos me gustó de la película, tratando de ser muy
claro conmigo mismo, teniendo en cuenta el claro tiempo de verla desde niño a
verla en tiempos más actuales, fueron las vampiresas de Drácula, y el monstruo
de Frankenstein. Si comprendía su existencia dentro de la trama, y si me
agradaban visualmente, pero sentí que pudieron haber tenido un mayor peso en
diferentes partes de la película, resaltando un poco más el abandono libertino
de Drácula por esas mujeres, y el blasfemo y bíblico conflicto sobre la
pregunta de si Dios era el único capaz de crear vida.
En resumen, puede ser una película interesante, plagada de
acción, con su tradicional toque de romanticismo. Si a uno le gustan los
combates entre creaturas enormes de la mitología del horror, o los romances
surgidos por el deber y la aventura, ésta es su película, pero no puedo decir
que puedan sacar más allá de ello, o al menos no dentro de una visión
analíticamente objetiva del filme, como un experto en el tema podría darla,
pero por supuesto, las interpretaciones ante los diversos temas, situaciones y
personajes que conforman esta película, son extremadamente variados.
Puede parecer que nada más escojo películas antiguas, al
azar, para llenar este espacio, ¡pero no es así, damas y caballeros!, ya que
todo sigue un objetivo mayor, el cual será mostrado, en futuros días. Sólo
digamos que en esta nueva era de posibilidades, es imprescindible la inventiva
de nuevos caminos, ante el recuerdo de los ya explorados. Sin más que decir, me
despido por el momento: yo soy Maximilian de Zalce, el Guardián Eterno;
agradezco su amable atención.
Ninguna de las imágenes
aquí mostradas me pertenece en ningún sentido.
Su utilización es con
el objetivo de enseñar y entretener.
Todo es propiedad de
sus respectivos autores.
Sin más que decir,
agradezco la atención.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Con gran placer leeré cualquier comentario y crítica. Agradezco tu tiempo.