Pintor en tiempos de lluvia.
…Vacío. Se siente
extraño sostenerle la mirada a la indiferencia: te es indiferente pero aun la
ves con claridad. ¿Quién es aquel que me mira a través del espejo? Sé que es
pintor, sé que su pasión es pintar retratos de la realidad. Bastaba con un
pincel en mano, unos cuantos colores, y un lienzo en frente para hacerlo
sonreír; o al menos así lo era. Me sigue mirando, y aunque lo vea como alguien
más, sé…que se trata de mí. Es triste vernos
claramente en el vacío…
Miro otra vez mi área de trabajo: pinceles, colores,
pañuelos, un vaso de agua, y el lienzo aún cubierto por la tela; todo dispuesto
desde hace cuatro horas. Retiro la tela cuidadosamente, la blancura me recibe
con un silencio triste, casi suplicante; mis dedos acarician la textura
sintiéndola más áspera que otras veces. En ocasiones me pregunto si en verdad
fue de otra manera. Sólo recuerdo los días nublados.
…La lluvia desea
ayudar al ser humano, pero no entiendo porque éste rehúye de ella. La lluvia es
nuestra amiga y nuestra hermana, y de eso te puedes dar cuenta al ver los
incontables charcos de agua que deja a su paso; las gotas rezagadas cayendo en
ellos formando ondas circulares son puertas que te llevan a un mundo que no
tiene miedo de sentir…
Me arrepiento de tocar con el pincel la superficie del
lienzo y lo coloco en su lugar nuevamente. Me levanto para tomar el objeto que
intento retratar y lo lanzo a una esquina de la habitación. Me siento
frustrado. Semanas y todo sigue en blanco, ¿qué he olvidado? ¿Qué estoy
haciendo mal?
…Recuerdo que en
medio de aquel día lluvioso, una luz se mostraba en la lejanía. El atardecer
utilizaba sus últimas fuerzas para iluminar un parque. Una luz alejada de mi
entorno en penumbras. ¿Era castigo o presagio? No…una promesa. Aunque haya
nubes, el sol siempre estará ahí, brillando…
Siento un vuelco dentro de mi pecho; lo ignoro al
principio hasta que empiezo a sentir una cálida sensación de bien estar. Vuelvo
a sentir el mismo vuelco, pero ahora siento una extraña liberación. Algo había
salido de mi pecho. Poseía una forma que solamente yo podía ver. ¿Es posible
retratar algo así?
…Aquel rostro
seguía siendo el mismo, pero en sus ojos se respiraba algo de familiaridad.
¿Quién es aquél que me mira a través del espejo? Sé que es pintor, sé que su
pasión es pintar. Y por alguna extraña razón, ahora su nombre se me hacia
conocido…
Lo coloco sobre un banco de madera para verlo
detalladamente; no pierdo el tiempo y voy a mi área de trabajo eligiendo los
colores a utilizar. Un poco de esto, un poco de aquello, ¡éste en un tono más
claro! Otros en tonos más obscuros. Elijo cuidadosamente el lugar de cada trazo
y cada pincelada se hace sin ser en vano. Una hora, dos horas, tres horas,
cuatro horas, y cinco horas me tomaron realizarlo. Ahora sólo faltaba un
detalle. Busco, reviso, desecho y vuelvo a buscar hasta darme cuenta de que no
poseo lo que necesito. La frustración regresa por un momento hasta que me miro
en el espejo. Ahí me queda claro todo.
…Y
cuando las nubes se apartan, es cuando el brillo aparece…
Miro una navaja en la mesa más cercana, y con ella me
hago un corte insignificante. Utilizando mi mejor pincel logro tomar una
pequeña gota de mí para terminar mi obra. Al verla finalizada, al verme a mí
mismo en ella, me permito pensar en las demás personas que se verán en ella. Eso
es lo hermoso de ser pintor…de ser artista. El arte es un espejo…
Y
su brillo llega a todos…
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