jueves, 15 de octubre de 2015

Un antiguo ensayo.

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Las letras son el sentido de la existencia.

“La mente crea universos. El ir y venir de un pensamiento, fragmenta la realidad en tantas posibilidades, como sombras y luces provoca un atardecer en una habitación mundana, donde una mente percibe tal espectáculo como una infancia conformada por sueños y pesadillas”.

Maximilian de Zalce.

Al mirar mis manos, sólo puedo ver en ellas las cicatrices de toda una vida, el comienzo de una agonía que he tratado de ignorar. Miro las manos que alguna vez empuñaron sentimientos, emociones, ideas que he querido plasmar con libertad y orgullo. Miro las manos que alguna vez tuvieron las ganas de crear historias, de hacer nacer realidades infinitas. Pero al mirar esas manos, esas manos que silencian un grito sombrío en medio de la noche en una habitación cerrada, sólo me permiten sangrar la verdad que durante varios días he evitado, una verdad que se pudre a cada momento que la mantengo en mi pecho…una verdad, mi única verdad: he fallado.
¿Cuántas posibilidades tiene una letra, un sonido, un aroma, un movimiento? ¿Cuántos universos crea una palabra dicha, o no dicha? ¿Cuántos mundos nacen o se destruyen a causa de nuestras acciones, a causa de una elección? La realidad deber ser el caos mismo, un conjunto de decisiones que chocan constantemente entre sí, una energía que se mantiene salvaje, indómita, evolutiva, que cambia, se mueve, ataca, regresa, suspira…y luego se va a completar ciclos como las mareas que conforman el tiempo y el espacio. ¡Ah, dulce caos! Tu que desenmarañas y entretejes la realidad, el ahora mismo, lo divides, y causas tantos nacimientos a la vez, tantos nacimientos que no podemos ver, que no podemos presenciar con ojos terrenales, pero con ojos de sueños, saboreamos todos esos mundos imposibles, todas esas zonas de lo que será y aún puede ser. Es bellísimo, sublime, como la mente más inocente puede crear los universos más retorcidos.
La realidad es el caos en constante búsqueda de equilibrio, ya que éste no supone la muerte del primero, sino su contemplación esplendorosa, en todas sus formas y tiempos. Caos y equilibrio, los dos hermanitos de la existencia, la pareja conyugal de la realidad, los amantes eternos en aparente conflicto cuando en realidad se mandan por lo bajo cartas de amor y deseo mutuo.
Y el ser humano…si el caos y el equilibrio son amantes, el humano sería sin duda su vasta descendencia, cuya principal naturaleza es la de elegir, ¡elegir!, para causar movimientos, ideas, acciones y momentos que sólo forman más posibilidades en todo su entorno, y poder viajar a todas ellas por medio de la mente, por medio de su imaginación, de su sentir, de su pensar…cerrando los ojos, y percibiendo la entrada directa hacia el infinito.

¿Cuántas posibilidades tiene una letra, un sonido, un aroma, un movimiento…? Infinitas, abundantes, eternas, hermosas, ya que el caos se expande, crece, evoluciona, estalla, vibra, vuela, creando más historias, momentos, recuerdos, mundos…y todo ese venerable espectáculo empieza, al son de formar una pequeña letra sobre un pedazo de papel, donde comienza la ilusión, el anhelo de un viaje, que no termina nunca…sólo vuela, vuela…y sigue volando.

“Entre ensayos y poemas, entre verdades y mentiras, entre el sentir y el pensar, la única realidad que es tu ahora, te llevará a la esquina más alejada del universo, donde te encontrarás a ti mismo”.

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