SONRIENDO EN UN ATARDECER.
Prólogo…
¿Por qué el atardecer es tan importante en mis historias?
Pues porque para mí, el atardecer es la representación máxima del equilibrio y
del reconocimiento, siendo que en este preciso momento del día, es donde se manifiestan
tanto luceros como penumbras, ambas danzando en un mismo espacio, haciendo las
veces de inspiración hacia nuevas posibilidades. ¡Ah, las posibilidades! Este
es otro de los tantos conceptos que utilizo, y de lo cual manifiesto que es mi
favorito, ya que fue en un atardecer, donde vi posible la existencia de otra
vida, el tomar otro camino de mi dudosa realidad. Las letras dieron sentido a
mi existencia. La posibilidad es la expresión definitiva del es y no es, del
puede ser, del tal vez, del quizá, de toda la fantasía abriéndose paso a la
realidad, y lo único que divisa los caminos de lo real y lo irreal, es si una
decisión, pero también, la imaginación. ¿Nunca te has preguntado de dónde
vienen las historias?, todo aquello que observamos, escuchamos, y olemos como
expresión artística en nuestra realidad, ya sea una pintura, una canción, una
novela, o una obra, lo considero en su conjunto como una serie de ventanas que
nos dirigen a mundos extraordinarios, a momentos vivos que no podemos experimentar
realmente, pero eso no le quita la condición de existente. No existen
imposibles, al menos no para mí, no para el increíble don que se le dio al ser
humano desde sus inicios, siendo la imaginación, porque lo único que puede
limitar a un ser sobre su imaginar…es el mismo ser.
Otro gran capítulo en
mi vida…
El atardecer siempre
regresa a mí. Hoy es un buen día para vivir, para morir, y también para
renacer. ¿Cómo no definirme en cada caricia?, ¿cómo dudar en mis andanzas ante
sus miradas?, ¿cómo no deleitarme en este momento, como un triunfo máximo e
infinito? Si, hoy es buen día, un gran día, o simplemente, un día que yo
percibo como mí día. El libro que apunta, con precisión y delicadeza, toda mi
historia aquí en la tierra, ha abierto sus páginas a otro gran capítulo, el
cual se cierra con brillo y viento. Estoy enamorado, estoy vivo, ¿qué más se
puede pedir?, ¡ja! Es obvio que mucho, mucho más, pero por el momento, seré
discreto quitándome la capa y espada, cediéndole el paso al creador a mi
posada. Vaya creador tan parecido, me parece haberlo visto antes, ¿pero qué
digo? Siempre lo veo, siempre está conmigo, siempre guardando un pedazo tanto
de paraíso e infierno en mi bolsillo. ¿Qué quiere de tomar?, ¿esperanza?,
¿amargura?, ¿tibieza? No, no, no, sé que esa la vomita. ¿Qué tal decisión,
condimentada con la posibilidad de nuevos caminos, tropiezos y caos, pero con
una fragancia a enamoramiento y placer?, ¿le gusta?, lo sé, porque en mi copa
bebo el mismo trago. ¡Salud al creador! Y salud a mí mismo, ¡salud a ambos!,
¡salud a tormenta y relámpago!, ¡salud a brisa y descanso!, ¡salud a todo
aquello que nos conforma! Vivir y morir, bien y mal, caos y equilibrio,
hermanos que no se llevan bien a veces, pero que al final siempre saben darse
la mano, ¡así el ser humano en su eterno andar! Y es un hermoso andar al verla
a ella, cada quien por su lado, pero dirigidos al mismo punto, ¡digo! Del mismo
punto venimos ambos. Es muy bonito este andar con la vista al frente, a veces
mirando atrás, y así tanto esquivo grietas como termino con la nuca en los
suelos, ¿pero y qué? Me levanto, con todo y mis cagadas, con todo y mis
temores, con todo y mi odio, pero dispuesto a sonreír si así lo quiero, si así
lo pienso, y si así lo siento. Si, el atardecer, ¡vaya que es un buen día para
vivir!, ¡un buen momento para respirar! Un buen momento para caminar, recordar
sus ojos, y pensar en lo gracioso que es verme reflejado en ellos. ¡Vaya! ¡Lágrimas
salen de mis ojos!, ¿un monstruo puede derramar lágrimas de héroe?, ¿o será que
un héroe puede rabiar como lo hace un monstruo? Quizá si, quizá no, ¡ah,
posibilidades, posibilidades! Vaya niñez, vaya juventud, vaya vejez. Vaya
vivir. Si, ya lo sé, los atardeceres no son eternos, pero aunque la hermosa
dama anochecer juegue ya en el horizonte, siempre guardo ese pedazo de luz en
mi corazón, y sé que me acompaña en todo momento. Los momentos me conforman, y
tengo eso presente conforme voy viviendo. Hoy fue un gran capítulo… ¿qué pasará
en el siguiente?
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