Mi origen de la existencia.
La existencia es uno mismo.
Infinito reflejo de nuestro sufrimiento y equilibrio.
El gran poder, se fragmentó en posibilidades,
Y en toda historia yace el eterno viajero.
El caos regresa, y con ella, sus hijos;
Silencio y verdad nos harán libres,
Haciendo nacer al monstruo o al héroe.
Los límites recaen en la indecisión,
Y el renacer vendrá en el imaginar.
Donde la humanidad cayó en imposibles,
Sólo la decisión creará vida donde antes hubo nada.
Este es un tema cuyas diversas e insólitas perspectivas han desbordado
varios campos del conocimiento, y ahora me toca a mí presentar otra postura
más, en cuanto al origen del mundo, del universo, y de la realidad misma. Para
ello, plantearé una pregunta cuya respuesta termine con muchas interrogantes: ¿Qué fue primero?, ¿la sensación o el
pensamiento? El pensamiento lo comprendemos como un proceso generador
de estímulos mentales que puede conllevar a una acción, mientras que la
sensación es el reconocimiento del organismo de toda impresión provocada por
diversos estímulos. Ambas son funciones básicas del ser humano cuyo desempeño
es primordialmente interno, pero que puede generar una acción determinada
dentro de la realidad, la vida misma pues. ¿Cuál fue primero? Pues tal pregunta
no se puede contestar con precisión actualmente, a no ser que se pueda viajar
al mismo origen de la humanidad, (si es que tales procesos iniciaron ahí), y
poder ver el proceso realizado en el interior del primer ser humano. Uno de los
problemas que impiden una respuesta clara, es el ver todo a través de
conceptos, todos dados por la llamada ciencia del ser humano, concebida muchos
milenios después; lo único que puede dar la ciencia sobre nuestro verdadero
origen, no son más que suposiciones, ya que uno debe creer las cosas cuando las
ve por sí mismas. Por ello insto, cual Aldwin, gran hechicero de Willow, “olviden todo lo que saben…o lo que creen
saber”.
No creo que exista un proceso
antes que otro, ya que todo obedece al mismo proceso, a la misma esencia;
considero posible que la actividad del pensamiento y de la sensación,
ocurrieron en un proceso simultáneo, de tal manera que los conceptos hoy
alcanzados no basten para definir algo tan complejo, y al mismo tiempo, algo
tan simple, que ocurrió dentro del ser humano hace muchísimos años. Cual haya
sido el orden de este proceso, todo culminó en la preparación del ser para la
percepción del mundo que le rodeaba, lleno de cosas tan fantásticas como
tenebrosas, y eso no sólo provocó reacción en el individuo, no sólo provocó
aprendizaje…sino también imaginación. Pero me estoy adelantando.
Para mí, es una imprecisión
decir que antes de todo, hubo nada…porque el decir, “hubo vacío”, es
especificar que hubo algo, así que aclarando esto, diré que desde un inicio, si
así lo podemos llamar, existieron estas cosas llamadas “energías”, las cuales
también pueden ser entendidas como entes, esencias, entre muchas otras cosas,
las cuales desde su concepción, fueron dotadas con una conciencia, pensaban y
sentían, y fueron estas energías, en constantes conflictos, como crearon la
existencia, los universos, los planetas, e incluso a todos los seres vivientes,
los cuales tenían una particularidad bastante notable: los seres eran capaces
de percibir la esencia de sus creadores, ¡así es!, podían percibir diversas
energías; todo ser viviente tiene el potencial de percibir energías, porque los
que no pueden sólo es por razones de susceptibilidad, o que no saben cómo
acceder en el estado adecuado para ser vulnerable a ellas. En la tierra, que es
donde residimos ahora, aquellos seres que han percibido estas energías a lo
largo de la historia, le han dotado de diferentes nombres, como Dios, Satán,
Zeus, Anubis, Quetzalcóatl, entre muchos otros dioses en las mitologías de todo
el mundo; sabiendo que algunas primeras historias de la humanidad trataban de
dioses, y eran relatadas por individuos que percibían estos poderes
ancestrales, nos hace darnos una idea de donde realmente vienen las historias.
No es una respuesta definitiva,
pero durante toda la existencia de la humanidad, la mayoría de esta ha tenido
una angustia terrible, incluso un miedo inquebrantable, sobre estas energías
creadoras del universo, tanto que las han rechazado, en todos sus sentidos, y
han condenado a todo aquel que se ha atrevido a interactuar con estas
entidades. ¿Por qué tanta opresión a lo largo de la historia? Pues por la tonta
idea de que interactuar con estas energías, de ir más allá, traería caos…bueno,
que si, ¡pero trae mucho más! Todo depende de la elección, y la imaginación que
tengamos, y era este el preciso punto al que quería llegar.
Se estarán preguntando, “y
bueno, ¿de dónde vienen estas pinches energías?, ¿quién las hizo?, ¿o cómo se
originaron?”, y en realidad, la respuesta a ello es muy simple: todo proviene de una sola energía, que en un
determinado instante de la realidad, tuvo curiosidad en crear, e hizo todo este
desmadre. Y ya, ahí está la verdad. Dirán que porqué carajos creo eso, pues
lo creo por el mismo hecho de que es imposible decir que “antes de todo”, no
hubo nada, porque en sí, ¿qué es la nada?, pues yo diría que sigue siendo algo,
como dije antes, un estado que a lo mejor no podemos comprender con los
conceptos empleados habitualmente, pero fue en ese lugar, ese “algo”, en el que
esa gran energía, decidió a conciencia, a
voluntad, reflexionar sobre su actual “vivir”, y decidió cambiar, dividiéndose,
y que eso formara más cambios a su alrededor; ¿te suena familiar, ser humano?
Una de las cosas que he encontrado en la biblia, y que me ha llamado mucho la
atención, aparte del “amaos los unos a los otros”, es el conocido, “y fuimos
hechos a su imagen y semejanza”, lo cual es algo muy cierto, y es de las pocas
cosas que pueden dar sentido en este ámbito. Seguramente ya existen dudas
acerca de dónde provino esa “gran energía”, ¿cómo se creó?, lo cual me gusta
responder con otra pregunta: ¿te es muy
difícil creer, tú con el don de la imaginación, que se creó a sí misma?, para
mí el origen no es otro que esta conciencia, esta energía, esta gran esencia
auto-imaginada, que se percibió a sí misma dentro de la nada, donde ahí nació y
ahí “murió”, para renacer en todas las energías que crearon la existencia, y
todos los seres vivientes en ella. Volviendo a lo de su imagen y semejanza, no
me atrevo a decir que los seres humanos tengamos un rol protagónico en la
existencia, pero quizá si un papel importante, ya que creo no somos la única
especie, o mejor dicho, no somos la única cosa en este amplio universo; tenemos
el don de la imaginación, y este don nos permite ver esa gran entidad
auto-imaginada tan grande o tan pequeña, tan compleja o tan simple, como
nosotros lo imaginemos. ¿Es realmente muy difícil concebir eso? Para algunos
si, para algunos no, otros expertos en diversos campos dirían que no, pero si
sus mismos estudios les han demostrado cosas fantásticas, ¿por qué no hacer la
maldita relación de que todo viene de ese mismo punto? Según como lo imaginemos
se presenta el origen, esa entidad, y no tenemos que alzar la cabeza por alguna
respuesta, sino que podemos encontrarla justo en nosotros.
Ahora, en la amplitud de cosas
que conforman la existencia, ¿existen diferencias?, claro; ¿existen
conflictos?, también; ¿nos les caemos bien a todos?, por supuesto; todas
aquellas apariciones que consideramos como fantasmas, alienígenas, ángeles,
demonios, entre otros, y que no me atrevo a mencionarlos como otra cosa porque
espero sorprenderme algún día sobre ello, ¿por qué no se acercan directamente a
nosotros?, ¿por qué no se abren a nosotros?, es lo mismo que aquellas teorías
sobre cómo razas alienígenas controlan a la humanidad, cómo experimentan con
ella…pero no siento que lo hagan porque nos consideren inferiores…yo siento que
hasta nos tienen miedo. Todos aquellos seres fantásticos, siento yo, guardan su
distancia con nosotros, porque la historia nos refleja, el cómo llegamos a
destruir aquello que no conocemos, ¿por qué? Porque está teológica, social,
filosófica, científica, y espiritualmente comprobado que tendemos a ser muy
pendejos para comprender.
Aquí me gustaría hacer un llamado no sólo a todas las
religiones del mundo, sino a cada ser humano que, por decisión propia, quiera
estar atento a mis palabras. Comprendo que sólo hasta cierto punto, la
fragmentación provoca la unión, ya que en la mera acción de decidir, es algo
que hacemos en conjunto como humanidad; igualmente comprendo que todas las
diferencias culturales, fortalecen la identidad de cada pueblo, y hacen más
rica la vida de cada quien…
Pero tampoco chinguen, cabrones…
Por naturaleza existen
diferencias, ¿pero condenar a otro por esas diferencias?, ¿entrar en guerra por
diferencias de opinión?, ya no podemos visitar el país del otro, porque siempre
los reciben a insultos, y eso en los mejores casos. Sé que me dirían que el
trabajo de dirigir al mundo no es cosa fácil, ¡pero carajo!, todos sabemos que
no es fácil, ¿pero llegar a tales conflictos? Siendo así comprendo a otros
seres el universo de no abrirse a la humanidad, ya que deben tenernos terror,
porque queda demostrado, que los seres humanos podemos ser muy crueles…todos
sin excepción, y no digo que otros seres no lo sean. A lo largo de la historia,
se relacionaron diversos nombres con el “mal definitivo”: negro, judío, alemán,
soviético, americano, ¡mexicano!, inquisidor, político, ¡no sé! Opciones hay
muchísimas, y yo desde mocoso fui pésimo en historia…sigo siendo un poco
honestamente; me imagino que un día, un judío hizo algo que a otro no le gustó,
y empezó a decirle, “¡malvado!, ¡malvado!”, y fue en ese momento cuando otros
dijeron, “¿cómo le dijo?, creo que judío, ¿y eso qué significa?, pues creo que
significa malvado…”, y así sucesivamente...qué pendejos somos, ¿verdad? Está el
mito por ahí que dice que Hitler quería ser pintor, y que un judío le dijo que
no, y por ello hizo todo lo que hizo; es un mito, pero… ¿suena eso tan ilógico,
como el decir que al terminar de decir este discurso de paz, puede que yo me
pelee con mi familia? Todos somos seres humanos a fin de cuentas, y con todo lo
que ello implica. Sé muy bien que este tipo de mensaje, que insta a la paz, no
es nuevo, de hecho es uno de tantos, y la verdad es decisión de cada quien
seguirlo, como afirmé antes, ¡pero como yo me considero único!, llego yo y les
digo: no mamen, dejemos de cagarla tanto,
dejemos de tener tanto miedo, paremos las nalgas, y vamos a construir en lugar
de destruir. Tal como dijo una persona muy querida para mí una vez, cuando
mueres y quieres reclamarle a Dios todo lo que no hizo por la tierra, éste te
mirará y te dirá: “pues te envié a ti, ¿no?”.
Este llamado a todo mundo es
para decir, (que se convirtió en llamado, cuando en realidad era ensayo, ¿qué
pedo conmigo?) que sin importar las diferencias de cultura y región, a aquel
dios al que dediquemos nuestros rezos, aquella esencia, entidad, karma,
energía, o “conciencia auto-imaginable”, dejemos de tenerla hasta arriba de
nosotros, y veámosla más en nuestro corazón, en nuestra mente, nuestro pecho,
la cabeza, ¡todo nuestro cuerpo!, y concebir verdaderamente que en un bolsillo
podemos encontrar el Paraíso, en otro el Infierno, en otro el Nirvana, en otro
el Valhala, y… (se me acabaron los bolsillos) ¡pus así no más!, toda aquella
conciencia superior en la que creemos realmente está en nosotros, ¡porque somos
nosotros los que la percibimos y le damos forma!, y hagámosla evidente a través
de la comprensión, ¿y es difícil? Por supuesto, ¿y hay cosas que no toleramos?,
también, pero nunca sabremos si no lo intentamos. De por sí la comprensión en
uno mismo es difícil, ¡imagínate con los demás! Y yo lo sé porque es lo que me
pasa muy seguido…tiendo a no sólo a no comprender a los demás, sino a no querer
comprender a los demás, y por ello decido atrincherarme en mi habitación, y así
ha sido siempre hasta que me encontré con un grupo de personas, que me enseñaron
lo que tanto había anhelado sentir desde aquellos primeros instantes, donde
conocía mundos imposibles a través de personajes heroicos, y los hacía más
grandes a través de la imaginación. “El
ser humano siempre trata de revivir primeros momentos”, y eso es una gran
verdad.
En conclusión, para mí, el origen de todo recae en la
imaginación, porque eso provee la posibilidad de existir, y una vez que
existes, te toca pensar, sentir, percibir, y por supuesto, decidir, con lo que
vas a destruir o crear. Así lo hizo esa primera conciencia, y así lo hacemos
nosotros hasta el día de hoy, siendo un reflejo mismo de esos primeros
instantes, llevando siempre con nosotros ese legado. ¿Qué nos toca a nosotros?,
vivir, morir, renacer, seguir, elegir, y por supuesto, comprender, tanto a
nosotros como al resto de la existencia, ¡pero con comprensión!, te puedes
hacer la tan necesaria pregunta, ¿cuál es la diferencia?, y así nos
sorprendemos en todo momento, sabiendo que nosotros, también somos existencia.
Maximilian de Zalce.
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