lunes, 26 de octubre de 2015

Palabrejas en el fin e inicio del mundo.

Mi origen de la existencia.

La existencia es uno mismo.

Infinito reflejo de nuestro sufrimiento y equilibrio.

El gran poder, se fragmentó en posibilidades,

Y en toda historia yace el eterno viajero.

El caos regresa, y con ella, sus hijos;

Silencio y verdad nos harán libres,

Haciendo nacer al monstruo o al héroe.

Los límites recaen en la indecisión,

Y el renacer vendrá en el imaginar.

Donde la humanidad cayó en imposibles,

Sólo la decisión creará vida donde antes hubo nada.

Este es un tema cuyas diversas e insólitas perspectivas han desbordado varios campos del conocimiento, y ahora me toca a mí presentar otra postura más, en cuanto al origen del mundo, del universo, y de la realidad misma. Para ello, plantearé una pregunta cuya respuesta termine con muchas interrogantes: ¿Qué fue primero?, ¿la sensación o el pensamiento? El pensamiento lo comprendemos como un proceso generador de estímulos mentales que puede conllevar a una acción, mientras que la sensación es el reconocimiento del organismo de toda impresión provocada por diversos estímulos. Ambas son funciones básicas del ser humano cuyo desempeño es primordialmente interno, pero que puede generar una acción determinada dentro de la realidad, la vida misma pues. ¿Cuál fue primero? Pues tal pregunta no se puede contestar con precisión actualmente, a no ser que se pueda viajar al mismo origen de la humanidad, (si es que tales procesos iniciaron ahí), y poder ver el proceso realizado en el interior del primer ser humano. Uno de los problemas que impiden una respuesta clara, es el ver todo a través de conceptos, todos dados por la llamada ciencia del ser humano, concebida muchos milenios después; lo único que puede dar la ciencia sobre nuestro verdadero origen, no son más que suposiciones, ya que uno debe creer las cosas cuando las ve por sí mismas. Por ello insto, cual Aldwin, gran hechicero de Willow, “olviden todo lo que saben…o lo que creen saber”.
No creo que exista un proceso antes que otro, ya que todo obedece al mismo proceso, a la misma esencia; considero posible que la actividad del pensamiento y de la sensación, ocurrieron en un proceso simultáneo, de tal manera que los conceptos hoy alcanzados no basten para definir algo tan complejo, y al mismo tiempo, algo tan simple, que ocurrió dentro del ser humano hace muchísimos años. Cual haya sido el orden de este proceso, todo culminó en la preparación del ser para la percepción del mundo que le rodeaba, lleno de cosas tan fantásticas como tenebrosas, y eso no sólo provocó reacción en el individuo, no sólo provocó aprendizaje…sino también imaginación. Pero me estoy adelantando.
Para mí, es una imprecisión decir que antes de todo, hubo nada…porque el decir, “hubo vacío”, es especificar que hubo algo, así que aclarando esto, diré que desde un inicio, si así lo podemos llamar, existieron estas cosas llamadas “energías”, las cuales también pueden ser entendidas como entes, esencias, entre muchas otras cosas, las cuales desde su concepción, fueron dotadas con una conciencia, pensaban y sentían, y fueron estas energías, en constantes conflictos, como crearon la existencia, los universos, los planetas, e incluso a todos los seres vivientes, los cuales tenían una particularidad bastante notable: los seres eran capaces de percibir la esencia de sus creadores, ¡así es!, podían percibir diversas energías; todo ser viviente tiene el potencial de percibir energías, porque los que no pueden sólo es por razones de susceptibilidad, o que no saben cómo acceder en el estado adecuado para ser vulnerable a ellas. En la tierra, que es donde residimos ahora, aquellos seres que han percibido estas energías a lo largo de la historia, le han dotado de diferentes nombres, como Dios, Satán, Zeus, Anubis, Quetzalcóatl, entre muchos otros dioses en las mitologías de todo el mundo; sabiendo que algunas primeras historias de la humanidad trataban de dioses, y eran relatadas por individuos que percibían estos poderes ancestrales, nos hace darnos una idea de donde realmente vienen las historias. 
No es una respuesta definitiva, pero durante toda la existencia de la humanidad, la mayoría de esta ha tenido una angustia terrible, incluso un miedo inquebrantable, sobre estas energías creadoras del universo, tanto que las han rechazado, en todos sus sentidos, y han condenado a todo aquel que se ha atrevido a interactuar con estas entidades. ¿Por qué tanta opresión a lo largo de la historia? Pues por la tonta idea de que interactuar con estas energías, de ir más allá, traería caos…bueno, que si, ¡pero trae mucho más! Todo depende de la elección, y la imaginación que tengamos, y era este el preciso punto al que quería llegar.
Se estarán preguntando, “y bueno, ¿de dónde vienen estas pinches energías?, ¿quién las hizo?, ¿o cómo se originaron?”, y en realidad, la respuesta a ello es muy simple: todo proviene de una sola energía, que en un determinado instante de la realidad, tuvo curiosidad en crear, e hizo todo este desmadre. Y ya, ahí está la verdad. Dirán que porqué carajos creo eso, pues lo creo por el mismo hecho de que es imposible decir que “antes de todo”, no hubo nada, porque en sí, ¿qué es la nada?, pues yo diría que sigue siendo algo, como dije antes, un estado que a lo mejor no podemos comprender con los conceptos empleados habitualmente, pero fue en ese lugar, ese “algo”, en el que esa gran energía, decidió a conciencia, a voluntad, reflexionar sobre su actual “vivir”, y decidió cambiar, dividiéndose, y que eso formara más cambios a su alrededor; ¿te suena familiar, ser humano? Una de las cosas que he encontrado en la biblia, y que me ha llamado mucho la atención, aparte del “amaos los unos a los otros”, es el conocido, “y fuimos hechos a su imagen y semejanza”, lo cual es algo muy cierto, y es de las pocas cosas que pueden dar sentido en este ámbito. Seguramente ya existen dudas acerca de dónde provino esa “gran energía”, ¿cómo se creó?, lo cual me gusta responder con otra pregunta: ¿te es muy difícil creer, tú con el don de la imaginación, que se creó a sí misma?, para mí el origen no es otro que esta conciencia, esta energía, esta gran esencia auto-imaginada, que se percibió a sí misma dentro de la nada, donde ahí nació y ahí “murió”, para renacer en todas las energías que crearon la existencia, y todos los seres vivientes en ella. Volviendo a lo de su imagen y semejanza, no me atrevo a decir que los seres humanos tengamos un rol protagónico en la existencia, pero quizá si un papel importante, ya que creo no somos la única especie, o mejor dicho, no somos la única cosa en este amplio universo; tenemos el don de la imaginación, y este don nos permite ver esa gran entidad auto-imaginada tan grande o tan pequeña, tan compleja o tan simple, como nosotros lo imaginemos. ¿Es realmente muy difícil concebir eso? Para algunos si, para algunos no, otros expertos en diversos campos dirían que no, pero si sus mismos estudios les han demostrado cosas fantásticas, ¿por qué no hacer la maldita relación de que todo viene de ese mismo punto? Según como lo imaginemos se presenta el origen, esa entidad, y no tenemos que alzar la cabeza por alguna respuesta, sino que podemos encontrarla justo en nosotros.
Ahora, en la amplitud de cosas que conforman la existencia, ¿existen diferencias?, claro; ¿existen conflictos?, también; ¿nos les caemos bien a todos?, por supuesto; todas aquellas apariciones que consideramos como fantasmas, alienígenas, ángeles, demonios, entre otros, y que no me atrevo a mencionarlos como otra cosa porque espero sorprenderme algún día sobre ello, ¿por qué no se acercan directamente a nosotros?, ¿por qué no se abren a nosotros?, es lo mismo que aquellas teorías sobre cómo razas alienígenas controlan a la humanidad, cómo experimentan con ella…pero no siento que lo hagan porque nos consideren inferiores…yo siento que hasta nos tienen miedo. Todos aquellos seres fantásticos, siento yo, guardan su distancia con nosotros, porque la historia nos refleja, el cómo llegamos a destruir aquello que no conocemos, ¿por qué? Porque está teológica, social, filosófica, científica, y espiritualmente comprobado que tendemos a ser muy pendejos para comprender.
Aquí me gustaría hacer un llamado no sólo a todas las religiones del mundo, sino a cada ser humano que, por decisión propia, quiera estar atento a mis palabras. Comprendo que sólo hasta cierto punto, la fragmentación provoca la unión, ya que en la mera acción de decidir, es algo que hacemos en conjunto como humanidad; igualmente comprendo que todas las diferencias culturales, fortalecen la identidad de cada pueblo, y hacen más rica la vida de cada quien…

Pero tampoco chinguen, cabrones…

Por naturaleza existen diferencias, ¿pero condenar a otro por esas diferencias?, ¿entrar en guerra por diferencias de opinión?, ya no podemos visitar el país del otro, porque siempre los reciben a insultos, y eso en los mejores casos. Sé que me dirían que el trabajo de dirigir al mundo no es cosa fácil, ¡pero carajo!, todos sabemos que no es fácil, ¿pero llegar a tales conflictos? Siendo así comprendo a otros seres el universo de no abrirse a la humanidad, ya que deben tenernos terror, porque queda demostrado, que los seres humanos podemos ser muy crueles…todos sin excepción, y no digo que otros seres no lo sean. A lo largo de la historia, se relacionaron diversos nombres con el “mal definitivo”: negro, judío, alemán, soviético, americano, ¡mexicano!, inquisidor, político, ¡no sé! Opciones hay muchísimas, y yo desde mocoso fui pésimo en historia…sigo siendo un poco honestamente; me imagino que un día, un judío hizo algo que a otro no le gustó, y empezó a decirle, “¡malvado!, ¡malvado!”, y fue en ese momento cuando otros dijeron, “¿cómo le dijo?, creo que judío, ¿y eso qué significa?, pues creo que significa malvado…”, y así sucesivamente...qué pendejos somos, ¿verdad? Está el mito por ahí que dice que Hitler quería ser pintor, y que un judío le dijo que no, y por ello hizo todo lo que hizo; es un mito, pero… ¿suena eso tan ilógico, como el decir que al terminar de decir este discurso de paz, puede que yo me pelee con mi familia? Todos somos seres humanos a fin de cuentas, y con todo lo que ello implica. Sé muy bien que este tipo de mensaje, que insta a la paz, no es nuevo, de hecho es uno de tantos, y la verdad es decisión de cada quien seguirlo, como afirmé antes, ¡pero como yo me considero único!, llego yo y les digo: no mamen, dejemos de cagarla tanto, dejemos de tener tanto miedo, paremos las nalgas, y vamos a construir en lugar de destruir. Tal como dijo una persona muy querida para mí una vez, cuando mueres y quieres reclamarle a Dios todo lo que no hizo por la tierra, éste te mirará y te dirá: “pues te envié a ti, ¿no?”.
Este llamado a todo mundo es para decir, (que se convirtió en llamado, cuando en realidad era ensayo, ¿qué pedo conmigo?) que sin importar las diferencias de cultura y región, a aquel dios al que dediquemos nuestros rezos, aquella esencia, entidad, karma, energía, o “conciencia auto-imaginable”, dejemos de tenerla hasta arriba de nosotros, y veámosla más en nuestro corazón, en nuestra mente, nuestro pecho, la cabeza, ¡todo nuestro cuerpo!, y concebir verdaderamente que en un bolsillo podemos encontrar el Paraíso, en otro el Infierno, en otro el Nirvana, en otro el Valhala, y… (se me acabaron los bolsillos) ¡pus así no más!, toda aquella conciencia superior en la que creemos realmente está en nosotros, ¡porque somos nosotros los que la percibimos y le damos forma!, y hagámosla evidente a través de la comprensión, ¿y es difícil? Por supuesto, ¿y hay cosas que no toleramos?, también, pero nunca sabremos si no lo intentamos. De por sí la comprensión en uno mismo es difícil, ¡imagínate con los demás! Y yo lo sé porque es lo que me pasa muy seguido…tiendo a no sólo a no comprender a los demás, sino a no querer comprender a los demás, y por ello decido atrincherarme en mi habitación, y así ha sido siempre hasta que me encontré con un grupo de personas, que me enseñaron lo que tanto había anhelado sentir desde aquellos primeros instantes, donde conocía mundos imposibles a través de personajes heroicos, y los hacía más grandes a través de la imaginación. “El ser humano siempre trata de revivir primeros momentos”, y eso es una gran verdad.
En conclusión, para mí, el origen de todo recae en la imaginación, porque eso provee la posibilidad de existir, y una vez que existes, te toca pensar, sentir, percibir, y por supuesto, decidir, con lo que vas a destruir o crear. Así lo hizo esa primera conciencia, y así lo hacemos nosotros hasta el día de hoy, siendo un reflejo mismo de esos primeros instantes, llevando siempre con nosotros ese legado. ¿Qué nos toca a nosotros?, vivir, morir, renacer, seguir, elegir, y por supuesto, comprender, tanto a nosotros como al resto de la existencia, ¡pero con comprensión!, te puedes hacer la tan necesaria pregunta, ¿cuál es la diferencia?, y así nos sorprendemos en todo momento, sabiendo que nosotros, también somos existencia.


Maximilian de Zalce.

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